Madre de Bryan Rivera afirma que su hijo murió encarcelado por un delito que no cometió
Una sutura vertical en la frente es la muestra más visible de que Bryan murió vapuleado en el penal de Mariona, según sus familiares, quienes aseguran que el joven también tenía golpes en varias partes del cuerpo. Bryan fue acusado de feminicidio, pero según su madre. las autoridades iban a liberarlo porque repararon en que fue capturado por error.
Bryan Alexander Rivera Mejia, quien murió el pasado jueves en el penal de Mariona, tenía golpes marcados en el rostro, incluso una sutura vertical en el entrecejo, arriba del ojo derecho. Tenía el rostro morado y golpes en varias partes del cuerpo, como hechos con botas o macanazos. Eso dicen sus familiares, que no tienen dudas de que el joven fue asesinado estando bajo custodia del Estado.
Bryan, de 25 años, estuvo encarcelado casi seis meses, tras ser capturado por el delito de violación y feminicido. Sus familiares aseguran que en su captura hubo negligencia de parte de quienes investigan la muerte de una mujer cuyo cadáver apareció entre la calle Guatemala y calle Concepción de San Salvador, cerca de donde el joven vivía y trabajaba.
Ese crimen fue cometido el 24 de noviembre de 2024. La víctima, cuya identidad no ha sido revelada, era una mujer de origen guatemalteco quien, según informó en su momento la Policía, fue violada y asesinada, y luego su cadáver arrastrado hasta dejarlo debajo de un camión estacionado cerca de una cantina.
Pero, según los familiares de Bryan, pruebas recogidas posteriormente a las capturas indican que ninguna de las tres personas arrestadas por la Policía Nacional Civil (PNC) tuvieron responsabilidad alguna en el feminicidio.

Días después de capturar a Bryan y a dos mujeres más, una que servía los tragos en la cantina y una vendedora ambulante dulces, la PNC señaló en su cuenta de X: “De acuerdo a las investigaciones, ambos detenidos sacaron inconsciente a la víctima de un bar, donde Rivera Mejía abusó sexualmente de ella y posteriormente la arrastraron por la calle hasta dejar el cuerpo debajo de un camión”.
“Capturamos a Bryan Alexander Rivera Mejía y Ruth Nohemí Ramos López, responsables de la muerte de una mujer de 28 años”, escribió la PNC el 4 de diciembre de 2024, a las 6:06 de la mañana. Sin embargo, en el caso fueron dos las mujeres arrestadas, según lo informó Diario El Mundo, en una nota publicada el 17 de diciembre de ese mismo año.
Pero resulta que las dos mujeres, según familiares de Bryan y vecinos de la colonia San Judas, cercana al mercado de mayoreo La Tiendona, fueron puestas en libertad a las pocas semanas de ser arrestadas.
Este viernes, El Diario de Hoy comprobó que ciertamente, una de las arrestadas estaba en libertad, trabajando como vendedora ambulante de café y golosinas. Ella confirmó que había sido arrestada por el mismo caso que Bryan, pero dijo que prefería no hablar del asunto.
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Familiares del reo aseguraron que en el desarrollo de las investigaciones surgieron pruebas que demostraron que la PNC se equivocó al arrestar a Bryan y a las dos mujeres: la cantinera y la vendedora de dulces. Sobre este punto, la madre de Bryan, Graciela Mejía, aseguró que tenía entendido que videos de cámaras de vigilancia dispuestas en negocios del sector, revelaron que los responsables del feminicidio contra la guatemalteca no eran ni su hijo ni las dos mujeres.
Graciela lamentó que se haya llegado a un tiempo en el que primero se encarcela a las personas y después se investiga.
Las pruebas recabadas a favor de la inocencia de Bryan eran tan contundentes, según Graciela, que para el próximo 28 de mayo le habían programado una audiencia en la que el abogado le había dicho que su hijo saldría libre. Incluso, ya habían pagado una fianza que se había acordado, indicó la madre de la víctima.
“Él tenía un cerebrito de un niño”
Graciela afirmó que su hijo no fue capturado el mismo día que la PNC lo informó mediante un tuit. “A mi hijo lo detuvieron el 25 de noviembre y me lo pasaron al penal hasta el 27 de diciembre”, detalló.
La mujer también aseguró que Bryan tenía una discapacidad cognitiva. Según ella, su hijo razonaba como un niño. La madre comentó que el último de sus hijos tiene el mismo padecimiento.
“Él (Bryan) tenía el cerebrito de un niño de 3 años. El mismo diagnóstico de mi otro niño que tiene 9 años”, aseguró Graciela, añadiendo que incluso con sus capacidades especiales Bryan trabajaba para ayudarle económicamente, en un taller donde fabrican puertas, balcones y todo tipo de estructuras metálicas.
Otros familiares indicaron que las labores asignadas a Bryan era la de colocar plástico a las puertas, a manera de empaque, o ayudar a cargar o descargar materia prima en el taller donde también trabajaba otro de sus hermanos.

Bryan era un joven de gran estatura y fortachón, pero era pacífico, tranquilo, aseguraron los familiares del joven. Por lo anterior les cuesta creer que haya sido vapuleado por alguna riña ocasionada por él.
Aunque la Dirección General de Centros Penales (DGCP) etiquetó de falsos los tuits en los que se informaba sobre la muerte de un reo en el penal de Mariona durante un amotinamiento, lo cierto es que Bryan sí murió en la referida cárcel.
Diversas fuentes, incluyendo familiares de Bryan, aseguran que el joven murió durante una riña que se suscitó en la madrugada del pasado jueves, supuestamente durante un traslado masivo de prisioneros de Mariona hacia el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), localizado en Tecoluca, departamento de San Vicente.
Al respecto, Centros Penales no ha dado su versión sobre cómo fue que Bryan Rivera murió. Solo se limitó a escribir en su cuenta de X: “FALSO. No se registra ningún amotinamiento en el Centro Penal La Esperanza. Pedimos a la población informarse a través de nuestras cuentas oficiales y no dejarse engañar por generadores de noticias falsas”.
Se les envió un mensaje pidiendo más información sobre la muerte de Bryan, pero no contestaron al cierre de esta nota.
Otro hermano detenido
Graciela asegura que Bryan no solo le ayudaba con los gastos del niño que tiene la misma discapacidad, sino también ayudaba a la abuela y con los gastos para pasajes y compra de paquetes de higiene que mes a mes ella va a dejarle a Jonathan Alberto Rivera Mejía, de 24 años.
Jonathan es otro hijo de Graciela que lleva poco más de un año encarcelado, según ella, bajo el régimen de excepción y de manera injusta, aparentemente, tan solo por tener tatuado en un brazo el nombre de su padre.
“A él me lo han puesto por régimen. Ellos (Bryan y Jonathan) trabajaban en talleres de estructuras metálicas; del trabajo me lo fueron a detener a él. Él no tiene tatuajes alusivos a pandillas, sino que el error de ellos fue nada más ponerse el nombre del papá que ya había fallecido en el 2020”, detalló Graciela.
En El Salvador, desde que fue instaurado el régimen de excepción como medida para contener una escalada de homicidios desatada por miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13), más de 400 personas han muerto mientras estaban en prisión, bajo la custodia del Estado, según organizaciones defensoras de derechos humanos.
La mayoría de esas personas habían sido arrestadas de manera arbitraria, tal vez por una llamada anónima en la que eran señaladas de pertenecer a pandillas o con perfiles falsos elaborados por los mismos policías, aunque en realidad no tenían vínculos con pandillas.
Muchas de esas víctimas mortales padecían alguna enfermedad, como en el caso de Bryan Rivera, quien será sepultado este sábado en un cementerio municipal, de acuerdo con familiares.

Una de las primeras personas con discapacidad cognitiva que murió encarcelada tras ser capturada bajo el régimen de excepción fue Óscar Alfredo Pocasangre Gallegos, residente en Sensuntepeque, Cabañas.
Pocasangre Gallegos fue capturado el 15 de abril de 2022, cinco días después su familia fue notificada por empleados de una funeraria que había muerto. Su cuerpo presentaba golpes y quebraduras y en la frente también tenía una herida suturada.
“Pido justicia para que este caso no quede así impune. Siento que es una injusticia y deberían de averiguar, investigar bien. De obtener pruebas”, dijo Graciela, quien añadió que ninguna institución pública le avisó de la muerte de Bryan, pues se enteró a través de los empleados de una funeraria que llegaron a buscarla a su lugar de trabajo.

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