Buscan quién les ayuden con mejoras en la escuelita de la isla Perico
El proyecto de mejoras en la infraestructura lo estaban gestionando con Usaid, pero debido al cierre de la agencia, ahora buscan otras instancias que apoyen el proyecto educativo.
Mejorar los servicios sanitarios, el sistema de los tanques para la captación de agua lluvias, la construcción de espacios para la dirección, la cocina y bodega, así como la construcción de una cancha son las obras que gestiona la dirección del Centro Escolar Isla Perico, del municipio de La Unión Sur.
La directora de la escuela, Verónica Orellana, explica las mejoras ya las habían gestionado e iban por buen rumbo a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), pues cubría todas esas necesidades; y la organización internacional solo estaba esperando que la escuela presentará una documentación del área jurídica del ministerio. Tras el cierre de las operaciones de USAID, deben gestionar de nuevo el proyecto en otras instancias.
“Solo estábamos esperando a que el jurídico nos diera un documento para presentarlos y poder tener esa ayuda; hoy nos toca ver a dónde conseguirlos”, dice Orellana.
La directora agregó que por décadas la población de la isla y la escuelita han sido beneficiadas con diferentes programas y ayudas del gobierno de Estados Unidos, a través del Comando Sur.
La población de el islote es de 120 habitantes, 46 viviendas, en su mayoría son construcciones de lámina y madera; y pocas las de paredes de concreto. Al menos tres familias tienen un pariente en Estados Unidos, fueron algunos de los primeros isleños que emigraron, y con las remesas que mandaron lograron construir una vivienda.

El principal ingreso de subsistencia es la pesca artesanal, la extracción de punches, curiles, cascos y almejas para la venta y el consumo en el hogar; así como la agricultura en pequeñas cantidades.
Los isleños no cuentan con el servicio de agua potable; la Base Naval de La Unión les abastece con agua para el consumo cada semana o quince días; llegan en una lancha grande con bidones de plásticos para llenar los cántaros y barriles de las personas.

Y cuando la marea está baja, aprovechan para sacar agua de unos pequeños pozos que ellos mismos han construido a orillas del mar, el agua es menos salada por lo que la usan para los servicios básicos como lavar ropa, trastes y bañar.
Durante décadas las familias de la isla Perico subsistieron por la noche con candiles, candelas, con baterías de carro para conectar algún foco y poder alumbrarse; y para cargar algún teléfono tenían que viajar hasta La Unión; esas eran las condiciones debido a la falta del servicio de energía. En 2017, USAID, a través de la Fundación Salvadoreña para la Promoción Social y el Desarrollo Económico (FUNSALPRODESE) colocó paneles solares en cada vivienda para que tuvieran electricidad. La mayoría de las instalaciones continúan funcionando porque las familias han cumplido con las indicaciones de su uso.

“Primeros nos alumbraban con candiles, después con las lámparas coleman que funcionaban con gas, con el proyecto de los paneles nos fuimos a la gloria como dicen, con los paneles usamos los focos, cargar los teléfonos, el ventilador”, comenta Samuel Fuentes, isleño jefe de hogar.
Fuentes aún recuerda que viajaban hasta La Unión para cargar una batería de carro, lo cual le costaba 10.00 colones; y lo hacía para poder usar su pequeño televisor, “sin esa ayuda del extranjero es posible que en mi casa todavía estaríamos usando las candelas o lámparas recargables”, expresa.

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