Zaida González: el arte de enseñar con el corazón
La maestra Zaida tiene 26 años de trayectoria, aunque proviene de una familia de educadores, descubrir su vocación tardó algunos años. Su amor por la docencia le ha brindado grandes satisfacciones.
Con casi tres décadas dedicadas a la enseñanza, la maestra Zaida González es un claro ejemplo de entrega, vocación y evolución dentro del sistema educativo. Su historia es también la de muchos docentes que, con esfuerzo y pasión, han forjado a generaciones de niños y jóvenes salvadoreños.
Zaida inició su carrera en 1999 como maestra de cerámica en el colegio Temach, donde se ha desempeñado por 26 años como maestra de arte. En ese momento no imaginaba que aquella oportunidad despertaría en ella una pasión profunda por la docencia.
“Yo quería ser artista”, relata, “pero cuando comencé a trabajar con niños, me enamoré de la enseñanza".
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Su formación en Artes Plásticas le dio las herramientas para conectar con los estudiantes a través de la creatividad, y poco a poco fue expandiendo su rol, dentro de la institución educativa pasó de maestra auxiliar a coordinadora de inicial, y luego a maestra de parvularia y educación básica.


Como todo maestro, Miss Zaida como es conocida entre los estudiantes del Temach, se ha mantenido en una constante adaptación a los cambios educativos.
Luego de obtener su título como licenciada a Artes Plásticas en la Universidad de El Salvador, obtuvo el escalafón docente lo que la facultó para poder trabajar con los diferentes niveles educativos.
"Mi trabajo ha sido bien dinámico. Siempre han habido nuevos proyectos, nuevas formas de trabajo y nos incorporamos", explica
La educación virtual como uno de los grandes retos
Durante la pandemia, por ejemplo, se enfrentó al reto de las clases virtuales. Sin conocimientos previos en tecnología, se lanzó a la tarea con valentía. “Dormíamos niños por Zoom, les contábamos cuentos por las noches. Fue una experiencia fascinante”, relata con una sonrisa.
Tras el retorno a las aulas, miss Zaida hizo de la tecnología una herramienta básica para el desarrollar sus clases principalmente con los estudiantes de educación básica.
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Al hablar sobre los desafíos que representa la educación en esta nueva era, dice que el maestro debe involucrarse más con el estudiante, saber qué es lo que quiere, qué es lo que pretende, cómo despertar su creatividad, “porque ahorita también la tecnología pide creatividad, que el niño tenga pensamientos, que se sienta empoderado de lo que está aprendiendo. Esa es una de las formas en la que nosotros como maestros les tenemos que ayudar. No podemos detener la tecnología”
Otro de los retos a los que se ha enfrentado es a una condición de salud que le ha afectado por muchos años. A pesar de ello, nunca ha abandonado su labor.
“He querido renunciar, pero siempre he encontrado apoyo, mi jefe me ha motivado y me ha ayudado continuar. Mi cuerpo a veces no da, pero mi espíritu sigue amando esta vocación”, confiesa.


Formación continua
La maestra Zaida, no solo ha enseñado arte; también ha dado clases de materias básicas, actualmente trabaja con niños lactantes en estimulación temprana y ha liderado proyectos de innovación pedagógica. Ha acompañado a estudiantes desde los primeros meses de vida hasta la adolescencia, viendo florecer talentos que ahora de manera particular desarrollan proyectos artísticos.
Al hablar sobre una de sus mayores satisfacciones como docente dice que es el reconocimiento espontáneo de exalumnos.
“Una vez, en un centro comercial, el papá de una estudiante me dijo que su hija se graduaba de ingeniería en la UES. Me recordó como la maestra "Cutunari", por las canciones que cantábamos. Ese tipo de cosas me llenan el corazón”.
"Para nosotros es un privilegio como escuela que miss Zaida nos haya acompañado en este andar por tantos años. Yo creo que el arte, sí, uno puede ser un artista para sí, disfrutar de su obra, de lo que ha hecho y tal vez que otros la disfruten. Pero al igual que otras ciencias, está el arte de enseñar, creo que miss Zaida lo descubrió en la práctica. No se había dado cuenta que tenía ese don", opina la directora del Temach, Rosario de Tobar, a quién la miss Zaida con cariño llama "mi jefe".
La docente es enfática en resaltar la importancia de la formación continua, la personalización del aprendizaje y la integración tecnológica sin perder el enfoque humano. “No podemos ser maestros bancarios, que solo damos información. Debemos conocer a cada niño, saber qué necesita, acompañarlo”, afirma.
"Yo creo que la formación continua es clave en el desarrollo profesional de cualquier área, pero ahora que hablamos del maestro, si un maestro no se mantiene en ese proceso es difícil, no solo que se adapte, sino también que su enseñanza sea de calidad", añade De Tobar.
Ahora, a las puertas de la jubilación, la maestra Zaida no se ve fuera del aula.
“No quiero sentirme inútil. Quiero seguir aportando, aunque sea un poquito. Eso me da vida”. Y es que su vocación va más allá de un empleo: es, como ella misma dice, es “el legado que quiero dejarle a El Salvador”.
"Identifico mi escuela como mi segundo hogar. No tengo hijos, pero esto me ha ayudado a evolucionar, siento que si me voy la satisfacción que me llevo es que los niños hayan aprendido algo de mi y que lo que les enseñé les haya servido como herramienta para su preparación personal y profesional"
Zaida González
Maestra
"Creo que la educación es un acto de amor porque si usted no ama es imposible que transmita algo, ni formación, ni conocimiento, ni habilidades, ni actitudes, ni hábitos, nada. Si usted no ama, no lo puede hacer, aunque esté preparado técnicamente para ello, y como miss Zaida es todo amor, entonces no le ha costado"
Licenciada Rosario de Tobar
Directora Colegio Temach

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