Elsy Berríos, detenida en Estados Unidos, no es pandillera, aseguran en Chinameca
En Chinameca, la madre, vecinos y ex compañeras de trabajo lamentan que a la migueleña la estén señalando como miembro de la MS-13. Elsy Berríos es la mujer que aparece en un vídeo siendo arrestada por agentes de DHS el pasado 31 de marzo en Maryland.
Una mujer septuagenaria a la que bien podría llamársele “la decana” de los vendedores del parque central de Chinameca, distrito del norte de San Miguel, distante 125 kilómetros de San Salvador, donde Elsy Noemí Berrios nació, creció y parió a sus hijos, lo dice sin dudar: Elsy no es pandillera, jamás en el tiempo que la tuvo como compañera de ventas la vieron involucrada en asuntos de pandillas.
La vendedora de cocos, que pidió no ser identificada, más bien describió a Elsy como una guerrera que luchó, rebuscándose como vendedora informal, por criar a sus hijos, como madre soltera. Asegura que Elsy llegó a vender a la plaza central desde los 11 años, ayudándole a la abuela, a vender fruta, tostadas y otras frituras.
Cuando la abuela ya no pudo continuar con ese trabajo, fue Elsy quien se quedó con el negocio: vendía tostadas de yuca, de plátano, de papas, chicharras (piel de cerdo frita) y frutas peladas y embolsadas: así la recuerdan en el parque, trabajando como vendedora para criar sola a sus hijos.
“A nosotros nos ha dolido ver lo que le hicieron y lo que le están diciendo que es; yo la conocí desde los 11 años y nunca le vi que anduviera en malos pasos; aquí cualquiera le puede decir que trabajaba, por ejemplo en estos días, cuando las ventas se ponen un poquito más buenas, allí andaba ella guerreando”, afirmó una vendedora que afirmó tener 35 años ganándose la vida como vendedora informal en el parque central de Chinameca.
Una de las mujeres con más años de vender en el parque de Chinameca recordó, como una de las mayores travesuras de Elsy, haberse tatuado en un brazo el nombre de un novio y que cuando la relación terminó, sus compañeras de trabajo le hacían bromas recriminando aquella decisión, tras lo cual la mujer se eliminó el nombre del hombre, quemándose el brazo.

Blanca, su madre, confirmó tal versión, añadiendo que es el brazo izquierdo donde se hizo la quemada para eliminar el tatuaje del amor fallido.
Por su parte una vecina del barrio donde vive actualmente la madre de Elsy, también reafirmó conocerla como vendedora de frituras en el parque central, a un costado de la alcaldía del distrito. Esta mujer, luego de explicar cómo llegar a la casa de Blanca Berríos, aseguró que Elsy más bien se fue huyendo de la pobreza no de la justicia por ser lo que ahora le señalan autoridades estadounidenses.
Elsy decidió marcharse a Estados Unidos a mediados de noviembre de 2017, junto a la menor de sus hijos, quien entonces tenía solo 9 años. Ese año, El Salvador sufría una hemorragia de homicidios cometidos por miembros de pandillas. Chinameca, como la mayoría de municipios de San Miguel, no escapaba al control que la Mara Salvatrucha (MS-13) y la pandilla 18 Sureña.
Un mapeo realizado por la Policía Nacional Civil (PNC) en ese mismo año y sistematizado y divulgado internamente al año siguiente en el marco del Plan de Operaciones “Protección”, encaminado a proteger a elementos policiales y militares, indicaba que Chinameca era mayormente controlado por la MS-13 en la zona rural como en la urbana. La Pandilla 18 Sureña sólo tenía presencia en dos barrios: el San Juan y Yusique.
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El año que Elsy y su hija migró de manera irregular, El Salvador registró 3,954 homicidios; la mayoría cometidos por miembros de pandillas; esa cantidad es sin contar los cientos de desaparecidos.
Para entonces, las pandillas habían aprendido a “cultivar” muertos, algo que iniciaron desde la primera tregua, durante el gobierno de Mauricio Funes, cuando los cabecillas pandilleros decidieron continuar matando pero no dejarlos en las calles para cumplir el trato de “bajar los homicidios”, con lo cual Funes alardeaba de su gobierno: haber reducido los altos índices de homicidios.
“Es una falsedad”
“En primer lugar es una mujer trabajadora; aquí vendía papitas, panes, bueno, de todo lo que se puede vender en el mercado. Enfrente del punto de buses tenía su puesto, cuando ella decidió irse buscando la mejoría, pero ella ha sido una mujer trabajadora”, aseguró Blanca Berríos, madre de Elsy, durante una entrevista.
Aquel noviembre de 2017, Elsy le comentó a su madre que se iría a Estados Unidos porque ya el negocio apenas daba ganancias para tener para comer. “Se fue porque la economía aquí no funcionaba, ya ni se vendía. Ahora hay un montón de champas y la gente se queja porque no vende. Buscando la mejoría se fue para allá, pero ella ha sido una mujer trabajadora”, afirmó Blanca.
Elsy fue arrestada el pasado 31 de marzo en Westminster, una localidad del estado de Maryland; su caso se ha vuelto notorio mediáticamente, por la forma cómo fue realizado el arresto: funcionarios de Estados Unidos rompieron el vidrio de la ventana del auto que Elsy conducía, acompañada de su hija Karen, para sacarla y esposarla, sin mostrarles documentos que justificaran el arresto.
En el vídeo se escucha que Elsy exige que le muestren la orden de arresto sin embargo, sus captores le contestan que no necesitan mostrársela. Luego rompen el vidrio y la mujer sale para luego ser esposada.

“Fue algo impactante, pero bien lo que me alegra que ella se defiende y pregunta dónde está la orden de captura, total que no llevaban orden de captura. Total que no llevaban orden. A mí como madre me molestó eso, ver esas escenas”, comentó Blanca, sobre el vídeo a través del cual se enteró lo sucedido a su hija de quien asegura que en El Salvador nunca tuvo problemas con la justicia.
Transcurridos 15 días desde el arresto, uno de los abogados de Elsy dijo a la cadena de noticias CNN que el DHS (Departamento de Seguridad Nacional, por sus siglas en inglés) no les había proporcionado ninguna prueba que fundamente las acusaciones de pertenencia a la MS-13, y que Elsy negaba cualquier vínculo con esa organización.
“Para mí es una farsa porque ella no tenía vínculos con nadie; como le vuelvo a repetir, se dedicaba a su trabajo para ganarse su comida diaria”, contestó Blanca cuando se le preguntó qué opinaba sobre los señalamientos que le hacen a su hija en Estados Unidos, de pertenecer a grupos delincuenciales.
El barrio donde nació y creció
En Chinameca, ciudad de aproximadamente 30 mil habitantes, el pueblo natal de Elsy, muchos conocen el caso luego de ver el vídeo del arresto en redes sociales. “Ella es de aquí; la conocemos y eso que dicen que es pandillera es falso, aquí nunca se le vio nada de eso, solo trabajando para criar a sus hijos que son muy buenas personas”, afirmó un residente del barrio donde Elsy se nació y se crió.
Elsy nació en las afueras de Chinameca, en una lotificación circundante al cementerio municipal, de calles angostas y polvorientas, la mayoría, y solo unas pocas con empedrado reciente; es un barrio cuyos habitantes no tienen agua potable, sino que se abastecen en varias cantareras ubicadas en puntos estratégicos.
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Para Blanca, quien está enferma de parkinson y artritis, si su hija regresa a su país, a su pueblo que la vio crecer, será bienvenida. Desde luego, la mujer considera que le hará falta la ayuda económica que le enviaba, y tendría que volver a trabajar como lo hacía hasta noviembre de 2017, cuando decidió marcharse en busca del sueño americano que, de momento, se ha transformado en una pesadilla.
La audiencia judicial (Corte) que estaba programada para el pasado lunes en el caso de Elsy, no se realizó y fue reprogramada, afirmaron fuentes de El Diario de Hoy, añadiendo que no saben las razones por las que pospusieron la diligencia judicial.

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