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"Orgullo salvadoreño". Conoce a Marcelo Arévalo, el tenista que se roba las miradas tras ganar el torneo en París
Marcelo Arévalo ha hecho historia en el Roland Garros. Ahora es el nuevo campeón junto a Jean-Julien Rojer por dobles masculino.
El sonsonateco Chelo Arévalo ya acumula 31 títulos en su carrera tras el más importante de todos, el Roland Garros que obtuvo hoy. Foto/ Roland Garros 
El salvadoreño Marcelo Arévalo reacciona después de ganar su partido final de dobles masculino en el torneo de tenis Roland-Garros Open. Foto / AFP 
Jean Julien Rojer (iz.) y Marcelo Arévalo (der.) festejan el título de campeones de Roland Garros con aficionados que llegaron a apoyar. Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://twitter.com/PenchoDuque/status/1533172804706779136 
Marcelo Arévalo hizo historia al convertirse este sábado en el primer tenista salvadoreño en ganar un título en Roland Garros, tras conquistar el trofeo de dobles masculinos. Foto EDH/ Archivo Marcelo Arévalo con la bandera salvadoreña tras la clasificación a la final de Roland Garros. Foto EDH / Cortesía Ale Duke 
Foto EDH/ Archivo 
El título de Marcelo Arévalo en Winston-Salem. Foto: ATP 
El sonsonateco Marcelo Arévalo elevó a 31 sus títulos con el de Roland Garros, obtenido este sábado en la final del dobles masculino en París, el que es su trofeo más importante en su carrera de 23 años. Foto EDH/ Archivo 
A sus 31, ya ganó su primer Grand Slam, cuatro ATP, 21 Challenger y cinco Futures, 31 en total. Foto EDH/ Archivo 
Marcelo nació un 17 de octubre de 1990 en Sonsonate, y comenzó a jugar al tenis cuando tenía unos 7, 8 años, simplemente porque sus padres también lo practicaban, de manera amateur, social, con sus amigos. Foto EDH/ Archivo 
Marcelo, en cambio, disfrutaba de un tenis más bien de recreación, viajaba con su hermano y sus padres a la capital para entrenar dos veces por semana en el polideportivo de Ciudad Merliot, sin siquiera imaginar que un día sería campeón mundial. Foto EDH/ Archivo 
Cuando sus progenitores vieron que destacaban – para entonces, sobre todo Rafael -, comenzaron a llevarlos tres días a entrenos, y así fue creciendo todo. Foto EDH/ Archivo 
Sus buenos resultados y el apoyo familiar, siempre fundamental (en cada torneo se veía en las gradas gritando a sus padres), le valieron para ganarse una beca en la universidad de Tulsa, Estados Unidos. Sin embargo, pronto se retiró y tomó la decisión de volverse profesional del tenis. Foto EDH/ Archivo 
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