"Ahorita puedo hacer muchas cosas": Sandra con 66 años es incansable en la vida
Sandra Castillo, a sus 66 años, le pone rostro, historia a esa palabra y narra cómo está disfrutando está etapa de su vida; sin olvidar el camino que la ha traído hasta estos días.

Sandra Castillo tiene 66 años de edad y es viuda desde que tenía 31 años,. Desde entonces se dedicó a cuidar sola a sus hijas. Con el tiempo sus ellas se independizaron. Ahora Castillo distribuye su tiempo con diferentes actividades y una de las primera es hacer ejercicios.
Foto EDH/ Lissette Monterrosa
Luego de la primera actividad, Sandra ayuda a servir el desayuno que ofrece la Fundación Salvadoreña de la Tercera Edad (FUSATE) a los señores que asisten.
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Sandra ayuda a repartir el desayuno aparte de asistir a las diversas actividades del Centro Integral de Día "María Álvarez de Stahl" de FUSATE, ubicado en la colonia Costa Rica.
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Sandra tiene que organizar su tiempo para poder realizar las actividades que se desarrollan en la Fundación aparte de otras responsabilidades.
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A pesar de que Sandra no deja de asistir a FUSATE, su familia siempre fue su prioridad ya que con mucho trabajo saco a sus hijas adelante.
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Para sacar adelante a sus dos hijas, Castillo se dedicó a planchar y lavar.
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En las presentaciones de danza que se realizan la Fundación Sandra siempre apoya a grupo.
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Sandra es abuela de cuatro nietos cuando puede los cuidada sin descuidar sus otras funciones.
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Aparte de la clase de dibujo y demás funciones, también participa en los viajes que organiza una vez al mes la fundación.
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De igual forma la mujer de 66 años está integrada al coro de la Fundación, que tiene sus principales presentaciones en Navidad, Semana Santa y septiembre.
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Hacer ejercicios en las máquinas, es importante para la salud de Sandra.
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Una de las hijas de Sandra llega a FUSATE de sorpresa para celebrar el cumpleaños 66 de su madre junto al resto de adultos mayores.
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Silvia Rivas, de 79 años, es una de las amigas de Sandra y trata de llenarla de pastel en la celebración de su natalicio. “A ella (Sandra) la veo como una familia, de igual forma sus hijas a mi persona; nos ayudamos mutuamente, ella es muy buena, muy humanitaria”, dice Silvia.
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Sandra es felicitada por sus amistades de la Fundación.
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Hoy en día Sandra se dedica a planchar una vez cada 15 días.
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Una semana al mes, Sandra se dedica a construir su casa. La actividad la hace en conjunto con sus vecinos en el proyecto de construcción de un edificio de apartamentos, ubicado a un costado del parque Saburo Hirao.
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Sandra realiza visitas a las casas de los enfermos cada domingo y jueves. Además, como miembro del Ministerio Pastoral de Salud, de la iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles, de la colonia Costa Rica, le encomiendan la misión pastoral de llevarles la Eucaristía.
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Ella ha estado en ese ministerio desde 1995 y actualmente tienen a cargo la visita a 10 adultos mayores, en edades entre 80 y 90 años, que sufren alguna enfermedad.
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Aunque el grupo parroquial dedica el domingo a las visitas, a veces no se cubren todos los lugares, por ello Sandra también dedica los jueves a las visitas.
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“En lo personal lo hago el jueves porque no me puedo quedar con solo ir el domingo. El jueves tengo más tiempo para ir a platicar, ver cómo se siente, en qué les puedo ayudar, ya que en ocasiones los familiares por sus trabajos no se toman el tiempo en escucharlos”.
explica. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

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