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Influencers, una herramienta para difundir ideologías y promover criminales
Antecedentes recientes evidencian que, en la actualidad, los influencers son utilizados como vehículos para que organizaciones criminales promuevan sus estilos de vida y para que los gobiernos difundan sus políticas.
Tras el caso de la influencer mexicana Valeria Márquez y los rumores que vinculan su asesinato con el narcotráfico, se ha reavivado el debate sobre los denominados “narco-influencers”, una nueva clase de creadores de contenido que buscan promover el estilo de vida criminal a través de las redes sociales. Muchos de ellos terminan enfrentando consecuencias gravísimas, como la muerte.
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Tampoco es ningún secreto que, con el auge de plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, las marcas han recurrido a los generadores de contenido para pautar publicidad y dar a conocer sus productos. Sin embargo, no solo las empresas están utilizando a los influencers: varias organizaciones criminales —y también gubernamentales— los emplean como herramienta para difundir sus ideologías, estilos de vida y políticas.
¿Qué son los narco-influencers?
Según un artículo publicado por “Infobae”, los narco-influencers son individuos que, a través de plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, promueven estilos de vida vinculados al narcotráfico. Esto incluye la exhibición de lujos, armas, drogas y fiestas, glorificando una cultura basada en la violencia y el delito. Los cárteles utilizan a estos personajes para lavar dinero y reclutar nuevos integrantes, aprovechando la popularidad y el alcance masivo de las redes sociales.
Las organizaciones criminales han identificado en estas plataformas un vehículo ideal para el blanqueo de capitales y la propaganda. Financian la carrera de ciertos influencers, quienes, a cambio, deben devolver parte de sus ingresos. Esto les permite ocultar fondos ilícitos dentro de los ingresos legales generados en espacios como YouTube, y además les proporciona una herramienta para influir en audiencias jóvenes.
Un ejemplo de ello es el creador de contenido mexicano Markitos Toys, un joven que, desde 2019, publica videos mostrando un estilo de vida lujoso. Según el periodista especializado en crimen organizado Óscar Balderas, ha sido utilizado por el cártel de “Los Chapitos” para lavar dinero, invirtiendo en su canal de YouTube para luego recuperar las ganancias. Recientemente, Toys y su familia se han visto afectados por la guerra entre “La Mayiza” y “Los Chapitos”, debido a su supuesta relación con el grupo dirigido por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
La promoción de la narcocultura en redes sociales se evidencia en la difusión de narcocorridos, imágenes de excesos y estilos de vida opulentos. Plataformas como TikTok han sido empleadas para glorificar la vida de los narcotraficantes, atrayendo a jóvenes que ven en estos influencers un modelo a seguir. Este fenómeno ha generado gran preocupación entre autoridades y expertos, quienes advierten sobre su impacto negativo en la sociedad.
¿Hay relación entre Valeria Márquez y el narcotráfico?
Valeria Márquez era una joven de 23 años conocida por crear contenido sobre maquillaje y estilo de vida. Durante su última transmisión en vivo, expresó sospechas acerca de un regalo que estaba por recibir. Minutos después, fue asesinada por un presunto hombre armado que ingresó a su salón de belleza. La Fiscalía de Jalisco investiga el caso, mientras la comunidad exige justicia y se cuestiona una posible conexión de su muerte con el crimen organizado.
No obstante, para el salvadoreño Óscar Luna, especialista en influencers y creadores de contenido, el asesinato de Márquez va más allá de su rol como figura digital: se trata de un feminicidio. Esta opinión coincide con la línea de investigación de la Fiscalía del Estado de Jalisco, que ha activado el protocolo correspondiente para estos casos.
Aunque surgieron rumores que vinculan el crimen con el Cártel Jalisco Nueva Generación, las autoridades no han confirmado ningún nexo. Las indagaciones se han centrado en el círculo íntimo de Valeria, incluyendo a su expareja, con quien había tenido conflictos previos y a quien responsabilizó públicamente de cualquier daño que pudiera sufrir ella o su familia, según se detalló en un artículo de “El País”.
Influencers como herramienta política
Además del crimen organizado, algunos gobiernos han utilizado a influencers para promover ideologías o políticas específicas. En El Salvador, por ejemplo, se ha observado cómo ciertos creadores de contenido respaldan al gobierno de Bukele a cambio de beneficios, como mayor visibilidad en sus publicaciones.
Sin embargo, El Salvador no es el único país donde se evidencia esta práctica. Recientemente, Donald Trump, en su intento por regresar al poder en Estados Unidos, también recurrió a figuras públicas para difundir sus ideas y políticas. Otro caso cercano es el de Argentina con Javier Milei, quien utilizó los medios digitales para impulsar su campaña, apoyado por creadores de contenido a quienes posteriormente ha otorgado cargos en el gobierno.
Óscar Luna, especialista en influencers, señala que esta estrategia puede resultar controvertida y plantea interrogantes sobre la ética y la independencia de los generadores de contenido. Además, Luna respalda este fenómeno con una afirmación: “Yo no creo que a toda esta gente que produce contenido a favor de Nayib Bukele el gobierno les pague. Pero lo que sí está demostrado es que usar el nombre Nayib Bukele te genera más alcance”.
Como ejemplo, Luna expone el caso del creador de contenido salvadoreño Marcelo Larín: “Si vas a ver los números de Marcelo Larín cuando apoyaba al presidente Bukele y ahora que no lo apoya, vas a notar una gran diferencia”, aseguró. Para ilustrar este fenómeno en un contexto internacional, menciona al podcaster Joe Rogan, quien impulsó la campaña de Trump: “Rogan no ha visto afectada su fama en nada, ni el alcance de su podcast, por haber hecho campaña a favor de Trump”, concluyó Luna.
Consecuencias y regulación
Ser un narco-influencer conlleva riesgos significativos. Además de la posibilidad de convertirse en objetivo de grupos rivales, estos creadores de contenido pueden enfrentar acciones legales por lavado de dinero y vínculos con el crimen organizado. Casos como el de Markitos Toys y El Padrinito Toys ilustran esta situación. Sin embargo, también existen consecuencias más graves, como la muerte, según señala Óscar Luna: “Las consecuencias más graves que puedes afrontar son perder tu vida”.
En cuanto a los influencers que apoyan a gobiernos, estos no enfrentan consecuencias legales, únicamente un cuestionamiento ético. Actualmente, no existen leyes específicas que regulen la participación de estos personajes en actividades delictivas o en la promoción de ideologías gubernamentales, ya que las redes sociales carecen de restricciones estrictas en este ámbito.
Óscar Luna destaca la dificultad de establecer regulaciones sin afectar la libertad de expresión, pero subraya la importancia de crear mecanismos que impidan la difusión de contenido que glorifique la violencia o promueva actividades ilícitas: “Creo que lo que debería regularse es si estás mintiendo o si estás atentando contra el honor de alguna persona”, señaló Luna.
El especialista también menciona que el único antecedente en esta línea es la Ley de Servicios Digitales (DSA), una normativa de la Unión Europea que regula las plataformas en línea para garantizar un entorno digital más seguro. Esta ley exige transparencia, responsabilidad frente a contenidos ilegales y protección de los derechos fundamentales, especialmente en grandes plataformas como redes sociales, motores de búsqueda y marketplaces digitales.
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Casos como los de los “Toys”, Peso Pluma y otras figuras mediáticas ponen de manifiesto la creciente influencia del crimen organizado en las redes sociales y la necesidad urgente de abordar este fenómeno desde distintos frentes, especialmente en México, Colombia y varios países de América Latina.
Por otra parte, el uso de influencers no se limita necesariamente a la promoción de grupos criminales, sino también a políticas de gobiernos. Este es un fenómeno real que evidencia que los creadores de contenido se han convertido en una nueva herramienta para difundir ideologías entre las masas.