Leo Gamero, voz del rap salvadoreño que florece en Varese: "Rendirse no es una opción"
Nacido en San Jacinto, un cantón de San Miguel, Gamero alza su voz en Varese, Italia, con su propuesta de rap. A sus espaldas, arrastra una historia de resiliencia y creatividad.
En una cálida tarde de verano en el norte de Italia, nos recibe Leonardo Antonio Gamero, un joven salvadoreño que ha transformado los desafíos de la migración en inspiración musical.
Originario del cantón San Jacinto, en el departamento de San Miguel, Leonardo tiene 28 años y una historia de vida marcada por la resiliencia, la creatividad y el amor por sus raíces.
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“Soy nacido el 3 de septiembre de 1996, aunque por cuestiones administrativas aparezco documentado el día 9”, nos cuenta con una sonrisa tímida pero segura. Su infancia en El Salvador no fue sencilla. Por motivos de inseguridad, se vio obligado a dejar los estudios tras el primer año de bachillerato. “Era peligroso seguir. Muchas veces uno tenía que priorizar la vida misma”, recuerda.
La música se cruzó en su camino de forma natural. “Desde joven tenía amigos que hacían freestyle, y poco a poco empecé a sentir verdadera pasión por la música. Me atrapó el poder decir cosas profundas en pocos versos, en rimas sinceras”.
Cuando emigró a Italia, no sabía que su vocación artística tomaría impulso definitivo. “Aquí conocí a una persona clave: Dimas Vides. Más que un amigo, un hermano y socio. Él fue quien me enseñó la teoría del rap y me dio ese empujón que necesitaba para creer en mí”.
Los primeros años en Italia no fueron fáciles. “Como todo migrante, fue duro. Ver a mi mamá trabajar en condiciones injustas, donde se aprovechaban de su situación, me marcó. Ahí decidí que tenía que superarme, para poder ofrecerle una vida más tranquila”, afirma.
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Establecerse en Varese no fue una decisión planificada. “Fue mera casualidad. Mi mamá tenía una prima que vivía aquí, y fue ella quien nos ayudó a llegar. Desde entonces, llevo nueve años viviendo en Varese. Sinceramente, no cambio mi linda Varese por nada”, dice con orgullo.
En cuanto a su estilo musical, Leo no se encasilla. “Empecé haciendo rap, luego fui probando con trap, reguetón… Hago un poco de todo. Me dejo llevar por el corazón. Escucho nuevos beats todos los días, pruebo con distintos géneros y cuando fluyo con uno, me concentro y escribo. Es algo muy natural, muy mío”.

Consciente de que el arte también es una herramienta social, tiene un mensaje claro para los jóvenes. “Ya sea música, deporte, dibujo o cualquier otra forma de expresión, les aconsejo llenarse de pasión. Pero pasión real. Que se pongan metas, objetivos. Que trabajen para vivir de lo que aman”.
Actualmente, se encuentra en uno de los momentos más productivos de su carrera musical. “Estoy escribiendo una canción casi cada semana. Una vez vi un video de Roberto Gómez Bolaños donde decía que escribía guiones constantemente, inspirado o no. Y entendí que la constancia es lo que te lleva lejos”.
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Mirando hacia el futuro, sus metas son claras: representar dignamente a El Salvador a través de su música y brindarle una vida mejor a su familia. “Ese es mi mayor motor”, confiesa.
Y si tuviera la oportunidad de hablarle al Leonardo adolescente que quedó en San Jacinto, no duda en lo que le diría: “Rendirse no es una opción. No pierdas el tiempo en cosas banales como qué dirá la gente. Solo sigue recto hasta llegar al objetivo” (artículo asistido por la IA).

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