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María Antonieta de las Nieves recuerda a su esposo y a primera esposa de Chespirito
En un emotivo recuerdo de su boda, la eterna "Chilindrina", conmemoró 54 años de unión con Gabriel Fernández, pero en su post también resalta el profundo cariño y admiración que siempre sintió por Graciela Fernández, la primera esposa de "Chespirito".
Este 9 de julio de 2025, el corazón de María Antonieta de las Nieves, la inolvidable “Chilindrina”, latió con la fuerza de un amor que trasciende el tiempo.
A 54 años de haber pronunciado el “sí, acepto” a su amado Gabriel Fernández, la actriz compartió en sus redes sociales un emotivo post que no solo rememoró su boda en 1971, sino que también rindió un inesperado y significativo homenaje a Graciela Fernández, la primera esposa de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”.
El mensaje de María Antonieta, cargado de nostalgia y gratitud, transportó a sus miles de seguidores a aquel 9 de julio de 1971. "Hoy hace 54 años viví uno de los momentos más felices de mi vida: mi boda con Gabriel Fernández. Una celebración sencilla, pero llena de amor, sonrisas y memorias que aún guardo con el corazón lleno", escribió la actriz, evocando la simplicidad y la profunda felicidad de aquel día.
Sin embargo, el post tomó un giro conmovedor al destacar una fotografía que, para ella, es invaluable. "Esta foto la aprecio muchísimo, no solo por lo que significó ese día, sino por el cariño tan especial que siempre sentí por Roberto Gómez Bolaños y su esposa Graciela Fernández", reveló.
De las Nieves no escatimó en halagos para Graciela, a quien "quiso muchísimo", describiéndola como una mujer que "siempre [le dio] consejos con ese corazón tan grande que tenía". Palabras que fueron aplaudidas por algunos de sus seguidores en el muro de comentarios de IG.
Un gesto que resuena con especial fuerza en el actual panorama mediático, donde Florinda Meza, la segunda esposa de “Chespirito”, ha enfrentado críticas por sus recientes declaraciones sobre Graciela y los hijos de esta, a raíz de la serie biográfica “Chespirito: Sin querer queriendo” en HBO Max.
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La unión entre María Antonieta y Gabriel Fernández fue un pilar de casi cinco décadas, una relación que floreció lejos de los focos, aunque bajo la atenta mirada del público. La ceremonia nupcial fue un evento íntimo, enriquecido por la presencia de figuras clave del universo de “El Chavo del Ocho”.
Un detalle que siempre ha conmovido a los fans es que Ramón Valdés, el entrañable “Don Ramón”, fungió como padrino de boda, sellando así el profundo afecto que los unía más allá de la ficción. Las imágenes compartidas a lo largo de los años por María Antonieta, donde se ve a un joven Roberto Gómez Bolaños brindando por la pareja, son testimonio de la camaradería que existía en el elenco original.
Gabriel Fernández, un reconocido locutor y narrador que también prestó su voz a los programas de “Chespirito”, no solo fue el esposo de María Antonieta, sino su incondicional compañero y confidente.
La actriz compartió una anécdota entrañable de su esposo, que revela su pasión por su profesión: "Gabriel, con ese amor por su profesión como locutor, llevó su propio equipo para grabar el audio de toda nuestra boda, incluyendo las palabras y mensajes de nuestros seres queridos. Y sí… todavía conservo esa grabación. Escucharla es como volver a vivir ese día y sentirlo cerca una vez más". Este detalle subraya la dedicación de Gabriel y el valor sentimental que atesora María Antonieta.
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El matrimonio de María Antonieta y Gabriel, que duró 48 años hasta el fallecimiento de él en 2019, es un conmovedor ejemplo de amor duradero. "Hoy él ya no está físicamente conmigo, pero vive en cada recuerdo, en cada palabra que dejó grabada y en el amor que siempre nos unió. Te quiero, Gabriel. Siempre", concluyó la Chilindrina, dejando en claro que el amor por su esposo permanece intacto.
Si bien Gabriel Fernández y Graciela Fernández compartían el mismo apellido, es importante aclarar que no existía un lazo familiar entre ellos.
La distinción que María Antonieta de las Nieves hace en su post, resaltando el cariño por Graciela, se interpreta como un gesto de lealtad y afecto hacia una figura que fue parte fundamental en la historia de “Chespirito” y, por extensión, en la vida de quienes formaron parte de aquel inolvidable universo televisivo.
Es un recordatorio de que, más allá de las diferencias y las controversias, las relaciones humanas forjadas en el respeto y el cariño pueden perdurar en la memoria y el corazón.
(Artículo elaborado con asistencia de IA)