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"Es como hablar con una pared": El futuro incierto del fútbol nacional
El fútbol salvadoreño requiere del esfuerzo de varios actores de poder para empezar un verdadero resurgir. De lo contrario, seguirá en una caída sin final
"Es como hablar con una pared", dice Ramón Fagoaga, referente de aquel gran Atlético Marte ganador de títulos y de la selección mundialista de 1982, cuando se le pregunta por el desarrollo y el futuro del fútbol salvadoreño.
"Estamos haciendo las cosas al revés", concluye, sobre la forma de gestionar el fútbol nacional. Y Salvador Mariona, uno de los pocos salvadoreños que se puede dar el lujo de exhibir dos mundiales en su haber, coincide con su expupilo.
Y es que el futuro del fútbol salvadoreño está, realmente, en penumbras y no da visos de salir a la luz. Parece una muletilla decir que el desarrollo, a largo plazo, pasa por el trabajo en las bases y por cambiar las estructuras. Si bien es cierto ya se ha intentado, a medias, llevamos décadas de tropezar con la misma piedra. Siempre, históricamente, "ponemos la carreta adelante de los bueyes", dicen los mundialistas.
El fútbol salvadoreño ha tenido más sombras que luces. "Nos hemos estancado", dijo recientemente el presidente de la Primera División, Samuel Gálvez, aceptando, tácitamente, una responsabilidad que por mucho tiempo han evadido o ignorado.
Sí, dice Mariona, quizás nos hemos estancado, pero él le da esperanzas y algunos visos de recuperación, " Si no, no nos tomaran en cuenta", expresa, refiriéndose a participaciones en torneos internacionales, "aunque los resultados no son exitosos".
Estamos haciendo las cosas al revés. ¿A qué traen a los entrenadores, qué arreglamos con que venga Bolillo (Gómez), que venga Guardiola, Ancelotti, qué arreglamos con eso? Esos no son procesos, eso es contratación de entrenadores"
Ramón Fagoaga, exmundialista.
"Estamos haciendo las cosas al revés. ¿A qué traen a los entrenadores, qué arreglamos que venga Bolillo (Gómez), que venga Guardiola, Ancelotti, qué arreglamos con eso? Esos no son procesos, eso es contratación de entrenadores"
"El fútbol salvadoreño no se cambia con discursos, sino con trabajo en equipo, planificación y valentía para tomar decisiones", menciona Fagoaga en un esbozo de plan de trabajo, inédito, que él mismo ha trabajado.
En él, considera fundamental el apoyo del gobierno y de las autoridades del fútbol para trabajar a mediano y largo plazo. Por el proyecto pasa la vuelta de la educación física en las escuelas públicas. Con profesores capacitados para la enseñanza del deporte, algo así como en el modelo uruguayo.
Quizás no sea suficiente, pero es un comienzo. "Yo no le veo un futuro mejor al fútbol salvadoreño si seguimos repitiendo lo mismo cada año, cada administración. Es tiempo de cambiar, de empezar a trabajar de verdad, de empezar a forjar un futuro más esperanzador a nuestro fútbol. Si no lo hacemos, seguimos sufriendo, y quién sabe si mucho más", dice uno de los citados.
Hay que "fomentar alianzas entre la federación y clubes profesionales para procesos formativos conjuntos", dice en el proyecto Fagoaga. Es decir, formar futbolistas integrales competitivos y, sobre todo, dice, con valores, a fin de construir una identidad deportiva o futbolística en el jugador.
Hay que procurar, dicen los mundialistas salvadoreños, empezar a sacar jugadores nuestros y dotarlos de cierto nivel competitivo, para ya no depender de jugadores foráneos o nacionalizaciones. Que no es malo, aceptan, pero eso no representa un verdadero desarrollo del fútbol nacional. Es más poner, nuevamente, la carreta adelante de los bueyes.
"Tenemos que tener una identidad. Tenemos que enseñar lo técnico, lo físico, la estratégico y valores. Si se enseña eso a los niños, se verán mejorías", dice Fagoaga.
"Yo no estoy en contra de jugadores que nacen en otro país, no, pero ¿vamos a seguir dependiendo de esos jugadores o comenzamos a trabajar nuestras bases para no hacerlo?", reflexiona.
El fútbol nacional está inmerso en una especie de "espiral tóxico", como dice el periodista Claudio Martínez, es decir, cada tropiezo mundialista o fracaso futbolístico se recurre a la vieja confiable del trabajo en las bases, pero la intención siempre es efímera, coyuntural, y cada vez vuelven a poner la carreta adelante de los bueyes.
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