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Una doctora que rompe estereotipos con gabacha y corona
Con una firme convicción, la doctora Katya Molina demuestra que la belleza, el conocimiento y el servicio pueden ir de la mano.
Katya Molina no es una mujer común. Es médico anestesióloga, algóloga y especialista en medicina estética, pero también madre, activista social, profesora universitaria y reina de belleza. Con una agenda que parece imposible de sostener, esta salvadoreña de convicciones firmes está a punto de embarcarse en un nuevo reto: representar a El Salvador en la tercera edición del certamen Universal Woman, a realizarse en India del 1 al 11 de agosto.
Este concurso no es uno cualquiera. En él no se compite por tallas, edades ni etiquetas. Mujeres entre los 25 y 45 años, con o sin hijos, de distintas orientaciones sexuales y contextos sociales, se dan cita para demostrar que la belleza verdadera nace del talento, el trabajo y la autenticidad. Se trata de un congreso de mujeres exitosas; es la segunda vez que El Salvador participa él.
Lejos del glamour tradicional, Katya entiende la belleza como un acto de amor propio, de respeto al cuerpo y de servicio a los demás. Y eso se refleja en cada una de sus facetas. Además de ejercer en la red nacional de salud pública y en clínicas privadas, también es docente universitaria, formando a las futuras generaciones de médicos con la misma pasión con la que representa al país.
"Este concurso me ha permitido reencontrarme con habilidades que había dejado en pausa, como el baile, y ha sido todo un reto para mí, porque en la medicina pocas veces priorizamos la belleza o la exposición física. Me siento plena y agradecida por esta oportunidad que me permite mostrar que la belleza, la capacidad y la pasión no tienen edad ni límites", expresó Katya con orgullo.
Uno de sus mayores satisfacciones es el proyecto que fundó hace seis años: "La Belleza de Renacer", una iniciativa con enfoque social y educativo que busca apoyar a pacientes de escasos recursos que enfrentan enfermedades crónicas o terminales.
Es un espacio donde se trabaja en varios pilares: acceso a medicamentos, acompañamiento a familiares de pacientes en cuidados paliativos, y el uso correcto de opioides con supervisión médica.
Empoderamiento sin etiquetas
Aunque Katya está acostumbrada a las largas jornadas médicas, la preparación para un concurso internacional no ha sido tarea fácil. El certamen estaba originalmente previsto para mayo, pero fue reprogramado para agosto, lo cual implicó reorganizar su vida profesional y personal, además de enfrentar el proceso de visado para viajar a India.
La doctora Molina tiene claro que su participación en el Universal Woman 2025 va más allá de una banda o una corona. Lo que quiere es compartir un mensaje potente para todas las mujeres: que no hay edad, ni condición, ni norma social que pueda frenar los sueños.
"Mi mensaje es de empoderamiento, de que no tenemos límites; el límite lo marcamos nosotros en nuestras vidas. Debemos olvidarnos de los estereotipos antiguos. La vida avanza y con ella debemos quitarnos sesgos, límites, estereotipos inculcados por generacionalidad, debemos sentirnos orgullosas de lo que somos, como somos y el camino que hemos llevado en la vida", señaló.
La especialista desafía con elegancia el paradigma tradicional de la mujer en concursos de belleza. Su ejemplo habla de una nueva generación que ya no se define por estándares físicos, sino por lo que construye con pasión, convicción y entrega.
¡Ciencia y reinado en armonía! Katya Molina, médica y reina, rompiendo estereotipos con su corona y su vestimenta profesional.
Experiencia que inspira
Aunque ahora se prepara con emoción para representar al país en India, esta no será su primera experiencia en un certamen internacional. En 2024, participó en el Festival Celebrity Universe, donde obtuvo el título de Mrs. Celebrity Universe Internacional . Una hazaña que la llenó de orgullo y que ahora culminará en septiembre, cuando entregue la corona en Curitiba, Brasil.
Su vida, aunque llena de compromisos y retos, tiene también espacio para otras pasiones. Es amante de la actividad física, práctica danza aérea y se declara defensora de los derechos de los animales.
En cada paso, Katya demuestra que no hay una sola forma de ser mujer, ni una única manera de representar a un país. Con su ejemplo, muestra que una mujer puede ser científica y artista, médica y reina, atleta y activista, sin tener que encajar en una sola categoría.
Con la maleta casi lista y los nervios a flor de piel, Katya cuenta los días para subir al avión que la llevará a India. Sabe que no será fácil, pero también que llega con una historia poderosa detrás: la de miles de mujeres que han sido invisibilizadas por no encajar en moldes obsoletos.
Katya Molina no solo se prepara para una competencia, sino para seguir dejando huella. Una huella que trasciende las pasarelas, y que se clava profundo en las conciencias: la de una mujer que cura, enseña, baila, crea, transforma y, sobre todo, inspira.