Adiós emotivo de Joaquín Sabina en un concierto histórico en Madrid

Joaquín Sabina brindó en Madrid un concierto final descrito por él mismo como “el último y el más importante” de su vida, una despedida que, según informó EFE, reunió a 12,000 personas en el Movistar Arena y marcó el cierre de la gira Hola y adiós, concebida también como su adiós a los escenarios.

Un cierre cargado de emoción

Durante más de dos horas, el cantautor nacido en Úbeda repasó algunas de las canciones más significativas de su carrera, marcada por diecisiete álbumes publicados desde finales de los años setenta. A sus 76 años, Sabina expresó ante el público un profundo agradecimiento por haber visto “crecer sus canciones”, que, según dijo, “de un modo misterioso se han colado en la memoria sentimental de varias generaciones”.

El espectáculo, de intensidad evidente desde los primeros minutos, se abrió con un video en pantalla gigante acompañado de Un último vals. Apenas nueve minutos después de la hora prevista, Sabina apareció con voz entrecortada para confirmar que esta presentación era el cierre definitivo de su etapa sobre los grandes escenarios. “Esta gira que se llamaba Hola y adiós ya pasó por medio mundo y esta noche ya se llama solo adiós”, expresó con una mezcla de emoción y melancolía.

Entre el público se encontraban figuras de la política y la cultura, como Alberto Núñez Feijóo, Borja Sémper, Víctor Manuel, Ana Belén, Dani Martín, Ara Malikian, Fernando León de Aranoa, Manuel Carrasco, David Trueba, Clara Lago, Alejo Estivel y Vanesa Martín, según la organización del evento.

Un viaje por cuatro décadas de canciones

El repertorio incluyó 23 temas, cuatro de ellos interpretados por músicos de su banda. En el recorrido aparecieron piezas fundamentales como Yo me bajo en Atocha y Princesa, que enmarcaron un trayecto musical que abarcó más de cuarenta años. Uno de los momentos más celebrados llegó con Calle Melancolía, que Sabina describió como “la segunda que escribí en mi vida”, una canción que decidió rescatar después de revisar “el baúl de las canciones antiguas, oxidadas y semiolvidadas”.

Otra escena especialmente emotiva surgió cuando relató el origen de Bulevar de los sueños rotos. “Chavela me contó que vivía en el ‘Bulevar de los sueños rotos’ y yo pensaba que me estaba regalando un verso maravilloso y que merecía una canción”, recordó antes de interpretar el tema con el público de pie. Luego añadió: “Me puse a escribirla en el cuadernillo que siempre llevo encima, y antes que a nadie tuve el honor de cantársela a Chavela Vargas los dos solos, mirándole a los ojos”.

La década de los noventa tuvo un peso especial en el concierto. El álbum 19 días y 500 noches —uno de los más influyentes en su trayectoria— sonó en varios momentos clave con himnos como Ahora que…, De purísima y oro, Una canción para la Magdalena, Noches de boda y el tema que da nombre al disco, coreado de manera masiva por el público.

Himnos de toda una generación

Sabina también recuperó canciones de Yo, mi, me, contigo (1996), entre ellas Y sin embargo, Tan joven y tan viejo y Contigo, que se entrelazaron con clásicos como Y nos dieron las diez, del álbum Física y química (1992). Cada interpretación evocó distintas etapas de su carrera, dibujando un mapa emocional que conectó con varias generaciones presentes en la sala.

A medida que avanzaba la noche, el artista dejó claro que este adiós no significaba un cierre definitivo de su faceta creativa. Aunque se retira de los grandes escenarios, tanto él como su entorno confirmaron que continuará trabajando en otros aspectos artísticos.

La decisión de despedirse de los conciertos se remonta a julio de 2024, cuando anunció públicamente su intención de no volver a actuar en grandes recintos. La respuesta del público fue inmediata: en menos de veinticuatro horas se vendieron más de 200,000 entradas solo para los conciertos en su país. La gira, que comenzó en febrero en América, fue concebida como un recorrido de despedida a lo largo de múltiples ciudades.

Una carrera marcada por desafíos

El anuncio coincidió con un momento de reflexión personal. Sabina había cumplido 75 años poco antes y, como recordó la agencia, había atravesado diversos episodios de salud a lo largo de su carrera. Entre ellos, el infarto cerebral de 2001, que lo llevó a reconsiderar ciertos hábitos que alimentaban la vida bohemia con la que tanto se le identificó.

Te puede interesar: Dua Lipa canta "Antología" en Bogotá y Shakira le responde

Algunos de los momentos más delicados ocurrieron en escena. En 2020, durante un concierto en el entonces Wizink Center —hoy Movistar Arena—, sufrió una caída de casi dos metros que le provocó varios traumatismos, una estancia en la UCI y dos intervenciones. Estos episodios marcaron un punto de inflexión en su trayectoria y contribuyeron a la decisión de retirarse de los escenarios.

No obstante, el concierto final dejó claro que su legado continúa vivo. El público lo despidió entre ovaciones mientras él, visiblemente emocionado, cerraba una noche histórica que simbolizó el fin de una etapa, pero no el final de su carrera creativa. “El que en unos años recordaré con más emoción”, aseguró al inicio del concierto, sintetizando así la importancia de este último encuentro con su público.

Un punto y aparte, no un final

El adiós en el Movistar Arena se vivió como un capítulo de cierre para uno de los cantautores más influyentes en el mundo hispano. La emotividad del público, las lágrimas del artista y la fuerza de cada canción consolidaron una despedida que quedará grabada en la memoria colectiva.

Sabina deja los escenarios, pero no su arte. Su obra seguirá acompañando a quienes corearon cada verso en este concierto histórico, una velada que confirmó el impacto de una carrera que, aunque cambia de forma, permanece más viva que nunca.