Cocolito, más que un payaso, un ícono del entretenimiento salvadoreño
Con su humor blanco, carisma inconfundible y un corazón generoso, Cocolito se convirtió en un ícono del entretenimiento salvadoreño. Durante décadas ha hecho reír a grandes y chicos, dejando una huella profunda en la memoria colectiva del país.
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Redacción elsalvador.com
Publicado el 16 de agosto de 2025
Cocolito, creado por Roberto Alfaro, es más que un payaso: es un símbolo del entretenimiento familiar en El Salvador. Con humor blanco y carisma, unió generaciones desde los años 90, primero en televisión y luego con su propio circo. Su legado continúa a través de su hijo, Cocolito Jr., quien aporta acrobacias y frescura al espectáculo. Esta familia artística ha llevado alegría tanto en el país como en el extranjero, y su impacto fue reconocido oficialmente en 2023 con el Día Nacional del Payaso Salvadoreño. Hoy, Cocolito representa una tradición viva de risa, arte y cultura popular.
“¡Qué chivo va, vos!”. Con esa frase y una energía inconfundible, Cocolito conquistó generaciones enteras y se convirtió en el payaso más querido de El Salvador. El personaje creado por Roberto Alfaro no solo hizo reír a chicos y grandes, también logró algo muy especial: unir a las familias salvadoreñas alrededor del humor sano y la buena vibra.
Desde sus inicios en los años 90 en el programa “Jardín Infantil”, pasando por la televisión, la radio y su propio circo, Alfaro construyó una carrera llena de color, esfuerzo y pasión. Su legado va mucho más allá del maquillaje y las ocurrencias: es una historia de perseverancia, talento y amor por el arte.
Un ícono salvadoreño
Roberto Alfaro comenzó desde abajo, asistiendo a camarógrafos en televisión. Inspirado por su tío, el recordado payaso Chirajito, un día decidió maquillarse, crear su voz chillona y dar vida a un personaje hiperactivo, juguetón y muy salvadoreño: Cocolito.
Su humor blanco se convirtió en su sello, permitiéndole conectar con públicos de todas las edades. Lejos de la vulgaridad o el doble sentido, Cocolito apostó siempre por hacer reír desde la inocencia y la picardía buena onda.
Con el tiempo, fundó su propio espectáculo: el Circo de Cocolito. Desde ahí, recorrió todo El Salvador y visitó comunidades salvadoreñas en Estados Unidos, llevando alegría a quienes más lo necesitaban.
En 2023, su trayectoria fue reconocida oficialmente con la declaración del Día Nacional del Payaso Salvadoreño. Un homenaje merecido a quien hizo del escenario su hogar.
El show continúa con Cocolito Jr.
A sus 51 años, Alfaro empieza a pensar en el retiro, pero su legado está en buenas manos. Su hijo, Roberto Jr., de 21 años, ya es el alma joven del circo. Lo llaman cariñosamente “Robertiyo” y ha sabido ganarse su lugar con respeto, energía y su propio estilo.
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“Mi papá es como un niño de 10 años. Yo soy más como un adolescente de 15: más loco, más rápido, más alocado”, explica entre risas. Y no es solo palabras: además de hacer reír, Cocolito Jr. realiza acrobacias y actos de alto riesgo, como el impresionante “Péndulo de la Muerte”, una estructura de 12 metros donde ejecuta maniobras en lo alto, siempre con la sonrisa intacta.
El ambiente del circo es tan exigente como divertido. Bajo el sol, entre ensayos y montajes, la música tropical no falta. En los descansos, la familia se reúne a bromear, compartir alimentos y soñar con nuevas giras, esta vez hacia Europa: Italia, España y Suecia están en el radar.

Una familia que vive del arte
Patricia, madre de Roberto Jr., no oculta su emoción. “Se me ruedan las lágrimas al ver a mi hijo seguir los pasos de su papá”, dice con orgullo. Y él lo tiene claro: “Sé que es un trabajo duro, pero esto me apasiona y esto quiero hacer”.
Con cuatro hijos y una carrera artística que ha sido también sustento familiar, Alfaro se despide poco a poco del escenario con la tranquilidad de saber que su personaje no termina, evoluciona.
El legado sigue, la risa continúa
Cocolito dejó más que risas. Dejó frases que ya son parte del habla popular y una forma de hacer humor que dignifica el arte del payaso. Hoy, con la nariz roja como símbolo, Cocolito Jr. toma la batuta y asegura que el espíritu de su papá seguirá vivo en cada función, cada aplauso y cada carcajada.
Porque en El Salvador, la risa también es cultura. Y gracias a Cocolito, lo supimos desde siempre.
Retomado de El Diario de Hoy con reporteo de Francisco Rubio, Jorge Reyes.
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