Grace Zelaya, la salvadoreña que canta para sanar almas despechadas

Grace Zelaya, conocida como “Grace, la que canta”, no solo interpreta canciones. Las vive, las convierte en espejo y las ofrece como herramienta para sanar. Su historia —marcada por una herencia artística y vivencias personales profundas— le ha dado una voz propia dentro de la escena cultural salvadoreña.

En entrevista con elsalvador.com, Grace se define como una mujer que aprendió a dividirse entre dos mundos: la madre y la artista. “Si alguien googlea Grace Zelaya, quiero que aparezca un corazón con una curita”, expresó, haciendo alusión directa al tono emocional que la caracteriza.

Entre la herencia musical y las cicatrices

Grace no llegó a los escenarios por accidente. Nació en una familia donde la música era parte del hogar. Su padre formó parte de orquestas salvadoreñas reconocidas y su abuelo, Ramón Zelaya, también fue músico. “Vengo de una familia musical. Fui formada por mi papá”, relató con orgullo.

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Sin embargo, el talento heredado no bastó. Grace ha construido su identidad escénica a partir de lo vivido. No oculta las heridas que ha atravesado. Al contrario, las convierte en material creativo. Cuando se le preguntó qué es más peligroso: una mujer despechada con micrófono o con WhatsApp abierto a las 3 de la mañana, respondió sin dudar: “Con micrófono abierto”.

Una artista que canta desde las entrañas

Grace no actúa, siente en vivo. Sus presentaciones combinan canto, relato y conexión emocional. “Estoy sana, pero cuando sube ‘la que canta’, soy la más despechada de todas”, dice entre risas, describiendo cómo encarna cada interpretación como si la historia fuera suya.

Durante la entrevista con elsalvador.com, relató una experiencia que la marcó profundamente: una mujer le entregó su vestido de novia en un show, como un acto de cierre emocional. Ese momento simbolizó para ella lo que representa su trabajo: “una curita para el corazón”.

Su carisma, su franqueza escénica y su humor directo hacen que su figura despierte empatía inmediata. Cuando se le pregunta qué canción sonaría en una escena donde rompe el vidrio del carro de su ex, menciona sin titubeos: “Ya te olvidé”, de Yuridia, o “Detrás de mi ventana”, de Yuri. Porque sabe nombrar el dolor sin vergüenza.

Humor, catarsis y límites emocionales

La propuesta artística de Grace no se limita al canto. Integra comedia, ironía y denuncia emocional. En una de sus funciones, se encontró con el novio de una amiga que había llegado al evento acompañado de otra mujer. Ella lo reconoció y usó el escenario para lanzar bromas sobre infidelidad hasta que él decidió irse.

Ese estilo directo forma parte de su esencia. “Si mi vida fuera un trago, sería un tequila: fuerte, pegador y fiestero”, dijo durante la conversación. Es desde esa mezcla de vulnerabilidad y fuerza que Grace ha logrado conectar con un público que no solo la escucha, sino que se siente representado.

"La Terapia", un concierto para sanar con "La que canta"

Su espectáculo, titulado "La Terapia con La que canta" se realizará el viernes 3 de octubre en el Hotel Intercontinental, en San Salvador y es una extensión directa de su historia personal y emocional. Lejos de ser un concierto tradicional, este show se presenta como un espacio de desahogo colectivo, donde la música actúa como herramienta para reconocer heridas, nombrarlas y empezar a sanarlas.

Grace estructura el espectáculo a partir de grandes éxitos de la música en español, especialmente de cantantes femeninas como Alejandra Guzmán y Yuridia, cuyas letras reflejan procesos de amor, ruptura y empoderamiento.

Según explicó, dedicó tiempo a estudiar esas historias para poder construir una narrativa escénica que permita al público conectar con cada etapa emocional desde un lugar real.

Durante la función, que combina interpretación musical con relatos personales y momentos de comedia directa, Grace también incorpora experiencias del público, creando una atmósfera íntima y participativa.

Un mensaje para sanar y seguir adelante

Más allá de los escenarios, Grace quiere crear comunidad. Sueña con enseñar a otros —mujeres, hombres y jóvenes— que establecer límites emocionales es posible, que nadie se muere de amor y que pedir ayuda también es parte del proceso de sanar.

Su mensaje final fue claro: “Nunca veás atrás. Y nunca le hablés a tu ex”. Con humor, pero también con convicción, Grace cierra cada encuentro como si fuera un capítulo que ayuda a otros a reescribir el suyo.

Grace Zelaya no es solo “la que canta”. Es una mujer que ha hecho de su historia una forma de acompañar a otros desde el arte. Y en un país donde las emociones a menudo se guardan, ella las canta en voz alta.

Podés seguirla en redes sociales como @gracelaquecanta para conocer más sobre su trabajo y proyectos futuros.