Artistas cancelan shows en el Kennedy Center tras el cambio de nombre

El mundo del espectáculo en Estados Unidos atraviesa días de fuerte tensión institucional. El Kennedy Center for the Performing Arts, uno de los escenarios culturales más emblemáticos del país, enfrenta una serie de cancelaciones de artistas y compañías luego de que su junta directiva decidiera añadir el nombre del presidente Donald Trump al de la institución, una medida que ya genera impacto directo en la programación artística y en el debate público sobre cultura y política.

La noticia comenzó a tomar forma a finales de diciembre, cuando varios espectáculos anunciados para fechas clave, incluidas las celebraciones de fin de año, fueron cancelados de manera repentina. Según informó CNN en Español en un artículo firmado por Piper Hudspeth Blackburn, la decisión de la directiva de renombrar el recinto provocó reacciones inmediatas dentro de la comunidad artística, especialmente entre músicos y compañías que tenían compromisos confirmados para las próximas semanas.

Uno de los primeros casos que llamó la atención fue el del reconocido grupo de jazz The Cookers, que tenía previstas dos funciones para las celebraciones de Año Nuevo. A pocos días del evento, el septeto anunció que no se presentaría. “Con profundo pesar, debemos compartir que no podremos presentarnos como estaba planeado en la víspera de Año Nuevo”, señaló el grupo en un comunicado difundido a través de sus canales oficiales, citado por CNN.

En el mismo mensaje, los músicos explicaron que su decisión fue tomada de manera acelerada y remarcaron que su compromiso artístico apunta a unir a las personas y no a profundizar divisiones.

Si bien el comunicado no detalló las razones específicas, Billy Hart, baterista del grupo, fue más directo en diálogo con The New York Times. El músico afirmó que el cambio de nombre del Kennedy Center “evidentemente” influyó en la cancelación y mencionó preocupaciones vinculadas a posibles represalias. Este testimonio, recogido por el diario neoyorquino y retomado por CNN, reforzó la idea de que la controversia excede lo simbólico y alcanza el plano operativo de la industria cultural.

Cancelaciones que se extienden más allá de la música

El impacto no se limitó al jazz. Días después, la compañía Doug Varone and Dancers, con sede en Nueva York, anunció que cancelaba sus presentaciones programadas para abril. En un comunicado difundido el lunes posterior a la votación de la junta, la compañía fue categórica: “Con el último acto de Donald J. Trump de renombrar el centro con su propio nombre, ya no podemos permitirnos, ni pedirle a nuestro público, poner un pie dentro de esta institución que alguna vez fue grandiosa”.

También la cantante y compositora folk Kristy Lee decidió cancelar su show previsto para el 14 de enero. En una publicación en redes sociales, citada por CNN, explicó su postura con palabras personales y contundentes: “Cuando la historia estadounidense empieza a tratarse como algo que se puede prohibir, borrar, renombrar o cambiar de marca para el ego de otra persona, no puedo estar de pie en ese escenario y dormir tranquila por la noche”.

Estas cancelaciones se sumaron a otras decisiones similares adoptadas a lo largo de 2025, en un contexto de cambios profundos en la conducción del Kennedy Center. Antes incluso del cambio de nombre, artistas y productores ya habían comenzado a tomar distancia del recinto tras la llegada de una nueva junta directiva alineada con Trump.

La respuesta institucional del Kennedy Center

Ante la creciente polémica, CNN informó que intentó contactar a las autoridades del Kennedy Center para obtener comentarios. El presidente del centro, Richard Grenell, reaccionó públicamente a las cancelaciones con declaraciones que generaron aún más repercusión. En una publicación en la red social X, Grenell calificó las decisiones de los artistas como “una forma de síndrome de desvarío” y aseguró que muchos de ellos habían sido contratados por una dirigencia anterior a la que definió como “de extrema izquierda”.

“Sus acciones prueban que el equipo anterior estaba más preocupado por contratar activistas políticos de extrema izquierda que artistas dispuestos a actuar para todos, independientemente de sus creencias políticas”, escribió Grenell, según reprodujo CNN. Desde la actual administración, la narrativa apunta a presentar al Kennedy Center como una institución abierta y plural, aunque las reacciones del sector artístico muestran un escenario más complejo.

Uno de los episodios más sensibles fue la cancelación del tradicional concierto anual de jazz de Nochebuena. Chuck Redd, músico que históricamente había sido anfitrión del evento, decidió no presentarse tras el cambio de nombre. “He estado actuando en el Kennedy Center desde el comienzo de mi carrera y me entristeció ver este cambio de nombre”, dijo Redd en declaraciones a CNN.

Grenell respondió con dureza. En una carta compartida con la cadena, calificó la decisión de Redd como un acto de “intolerancia clásica” y advirtió que el centro buscaría una indemnización de un millón de dólares por los daños económicos derivados de la cancelación. Este cruce elevó el conflicto a un nivel legal y financiero poco habitual en el ámbito de los espectáculos.

Un cambio de nombre con impacto legal y simbólico

La decisión de renombrar el recinto fue aprobada a principios de diciembre por la junta directiva, que acordó denominarlo oficialmente “The Donald J. Trump and The John F. Kennedy Memorial Center for the Performing Arts”. Horas después de la votación, el nuevo nombre fue incorporado al sitio web institucional y, al día siguiente, se instaló un letrero físico en el edificio, según detalló CNN en Español.

El gesto reavivó un debate legal de fondo. El Kennedy Center fue designado por el Congreso en 1964 como un monumento conmemorativo al presidente John F. Kennedy, tras su asesinato. Diversos expertos en derecho constitucional y legisladores señalaron que solo el Congreso tendría autoridad para modificar oficialmente el nombre de un memorial federal, un punto que hoy se discute en los tribunales.

La representante demócrata Joyce Beatty, de Ohio, presentó una demanda federal para impugnar el cambio. En su presentación judicial, citada por CNN, Beatty sostuvo que fue silenciada durante la reunión de la junta cuando intentó expresar su oposición y calificó el procedimiento como “escenas más propias de regímenes autoritarios que de la república estadounidense”.

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La reacción también alcanzó a la familia Kennedy. Joe Kennedy III, excongresista y sobrino nieto del expresidente, afirmó en X que el Kennedy Center “es un memorial vivo a un presidente caído y fue nombrado en su honor por ley federal”, y agregó que no puede ser renombrado del mismo modo que no se puede cambiar el nombre del monumento a Lincoln.

Un escenario cultural en redefinición

Mientras el debate continúa, el Kennedy Center intenta sostener su programación y avanzar con obras de restauración que, según Trump y su equipo, buscan modernizar el edificio y sus escenarios. Sin embargo, la seguidilla de cancelaciones expone un desafío central para la industria del entretenimiento: cómo preservar espacios culturales históricos en contextos de alta polarización política.

La información publicada por CNN en Español, complementada por reportes de The New York Times y declaraciones difundidas en redes sociales por los propios artistas, muestra que el conflicto está lejos de cerrarse. En el corto plazo, el impacto más visible seguirá siendo la reconfiguración de la cartelera, con espectáculos cancelados, agendas en revisión y un debate que trasciende el escenario para instalarse en el corazón de la cultura contemporánea.