Adamari López revela el íntimo ritual con el que recibe el Año Nuevo

Adamari López no es ajena a hablar con franqueza. A lo largo de su carrera ha compartido con el público momentos personales, procesos difíciles y también pequeñas anécdotas cotidianas que la acercan aún más a su audiencia. Esta vez, la actriz y presentadora sorprendió con una confesión íntima y cargada de humor al revelar el ritual que sigue cada 31 de diciembre para recibir el Año Nuevo con buenas vibras.

Durante una conversación con Mezcal TV, la panelista del programa “Desiguales” hizo un repaso honesto por cómo ha sido el cierre del 2025, tanto en lo personal como en lo material. Con tono relajado, reconoció que este año se permitió algunos gustos que normalmente intenta controlar, especialmente en lo que respecta a compras.

Carteras de lujo y zapatos de diseñador formaron parte de esos antojos que, según admitió, se salieron un poco de presupuesto.

“Me he excedido”, confesó sin rodeos, dejando claro que el fin de año también es momento de balances y autocrítica. Y es que, para Adamari, diciembre no solo trae celebraciones, sino también reflexión sobre hábitos, decisiones y prioridades.

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Esa sinceridad se extendió al plano físico. La presentadora habló abiertamente de los excesos en la alimentación, algo que suele repetirse durante las fiestas navideñas. Contó que el consumo de ciertos alimentos le pasó factura y que actualmente está lidiando con un aumento de peso de aproximadamente siete libras, las cuales le están costando eliminar.

Lejos de dramatizarlo, lo relató como parte de una etapa normal, especialmente en una época marcada por reuniones, compromisos y mesas llenas de platillos tradicionales.

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Los famosos rituales

Sin embargo, el momento que más llamó la atención llegó cuando Adamari se refirió a los rituales que sigue para despedir el año. Con una sonrisa y un toque pícaro, reveló que ella sí cree en esas tradiciones que prometen atraer lo bueno para el ciclo que comienza, y que no falta a una de las más comentadas cada fin de año: elegir cuidadosamente el color de la ropa interior.

“Al fin del año, por lo general me pongo ‘chon’ rojo y amarillo, que dicen que trae buena suerte, dinero y amor”, compartió la presentadora, provocando risas y complicidad entre quienes la escuchaban. La confesión, lejos de ser escandalosa, conectó con una práctica muy arraigada en muchos países de la región, donde los colores de fin de año están cargados de simbolismo.

Pero ese no es el único ritual que sigue Adamari. También mencionó otras costumbres que forman parte de su despedida del año, como sacar la maleta para atraer viajes y aventuras, o lanzar agua hacia atrás para dejar lo negativo en el pasado. “En fin, de todo un poco”, resumió, dejando ver que combina fe, tradición y buena actitud para arrancar el nuevo año.

Más allá de los rituales, la presentadora también compartió cuáles son sus deseos para las fiestas y para el año que está por comenzar. En el plano personal, su prioridad sigue siendo la salud y el tiempo de calidad con su hija Alaïa, a quien menciona como su mayor bendición y motor diario. Para Adamari, poder compartir más momentos juntas es uno de los regalos más importantes que espera del 2026.

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En lo profesional, la actriz se mostró optimista y agradecida. Expresó su deseo de seguir trabajando en lo que le apasiona, continuar formando parte del programa “Desiguales” y sumar nuevos proyectos en televisión. Entre ellos, mencionó la posibilidad de una nueva temporada de “¿Quién Caerá?”, espacio que le ha permitido conectar con el público desde un formato distinto.

Con esta confesión, Adamari López vuelve a demostrar por qué mantiene una relación cercana con sus seguidores. Su forma de hablar sin filtros, reírse de sí misma y compartir tradiciones comunes la coloca en un lugar familiar para muchos, especialmente en una época del año cargada de expectativas, rituales y deseos.

Mientras algunos apuestan por el amarillo, otros por el rojo, y muchos sacan maletas o escriben propósitos, Adamari recibe el Año Nuevo fiel a sus creencias y con una actitud positiva. Una manera sencilla y auténtica de cerrar el año, recordando que, más allá de los rituales, lo esencial está en la salud, el amor y el tiempo compartido con quienes más importan.