Mapamundi francés de 1543 incluye el Golfo de Fonseca y el litoral salvadoreño

Faltan apenas 14 meses para que se cumplan los 500 años en que barcos españoles arribaron al actual golfo de Fonseca y litoral salvadoreño. Es un buen momento para iniciar la revisión de los trabajos cartográficos dedicados a esas primeras décadas de contactos.

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Golfo de Fonseca visto desde el volcán de Conchagua, La Unión. Foto: EDH / Archivo

Por Carlos Cañas Dinarte

2021-04-03 6:30:16

En San Marino (California), la prestigiosa Biblioteca Huntington guarda muchísimos tesoros para los investigadores del pasado salvadoreño e iberoamericano en general. Entre esas bellezas de la cultura visual del mundo se encuentra un mapamundi manuscrito e iluminado, que por años fue atribuido a Giovanni Benedetto, pero que en la actualidad se le adjudica a Guillaume Brouscon, un enigmático cartógrafo, xilógrafo y vendedor de mapas, originario de la región francesa de Bretaña.

Ese cambio de la autoría obedece a que el mapamundi guardado en la biblioteca fundada por el empresario estadounidense Henry Edwards Huntington (1850-1927) y su esposa Arabella (1850-1924) ostenta las iniciales manuscritas G. B. y el año 1543. A esos detalles se unen las diversas similitudes existentes entre este trabajo cartográfico y los seis manuscritos de Brouscon depositados en otros centros culturales europeos, como la Biblioteca Británica (Londres), la Biblioteca Pepys del Magdalene College (Cambridge, que conserva su Tidal Almanac o Almanaque de mareas, realizado en 1546) y la Biblioteca Nacional de Francia (París), cuyo Departamento de Manuscritos custodia los 14 folios originales de su Manuel de pilotage à l’usage des marins bretons (1548).

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Pocos datos se han conservado de la vida enigmática del clérigo Brouscon, quien fue uno de los fundadores de la escuela de cartógrafos del puerto bretón de Le Conquet, cerca de Brest. Como parte de sus trabajos, Brouscon trazó diversas cartas de los puertos europeos y americanos, con tablas y diagramas circulares para fijar las mareas altas y bajas según los días y fases de la luna. Eso fue de gran ayuda para los marinos bretones, porque tuvieron información precisa y necesaria, fácil de leer, para calcular sus rutas de navegación comercial. Eso motivó a la flota británica para asaltar el puerto en 1558 y así adueñarse de muchos mapas de las costas europeas, cartas portulanas y tablas de marear, algunas de las cuales llegaron a manos del legendario corsario Sir Francis Drake.

La obra cartográfica de Brouscon y de la Escuela de Le Conquet fue continuada durante los siglos XVI y XVII por otros personajes destacados, como Ian Trodec (quien confeccionó varias Guías náuticas entre 1576 y 1600), Christophe Trodec, Ian le Béchec, Alain Lestobec, Françoise Troadec (fémina multilingüe -francés, inglés, bretón y castellano- y experta en el trazado y pintura de mapas destinados para la navegación comercial) y Mikael an Nobletz, autor de un famoso Mapa de los Consejos o de las Américas.

Carta portulana de 1543, trazada por el cartógrafo y sacerdote bretón Guillaume Brouscon. Imagen proporcionada por la Huntington Library, San Marino, California

Este mapa del mundo conocido en la primera mitad del siglo XVI está contenido en un pergamino de 20 folios, dividido en dos partes: la carta portulana (o planisferio) y el almanaque náutico.

La carta portulana mide 17.5 por 21.5 cm. Sus bordes fueron ilustrados con hojas y figuras de acanto, a los que se suman otros elementos decorativos y coloridos, como escudos de armas, urnas, cartuchos, estandartes, etc.
Brouscon usó tinta negra para la nomenclatura de los topónimos y una escritura minúscula sobre masas de tierra delineadas en verde y con islas pintadas de rojo, azul, dorado o plateado.

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Como parte de sus ilustraciones, su autor colocó elaboradas rosas de los vientos con la habitual red de 32 líneas de rumbo en tintas negra, roja y verde para las direcciones principales. Aunque el mapamundi carece de una escala de longitud, posee cuatro de latitud numeradas y con porciones compensadas.

En el mapamundi de Brouscon, los continentes africano y europeo aparecen bastante bien delineados. Por su parte, el sur americano presenta una notable deformidad en la zona del océano Pacífico, la península de Yucatán fue dibujada como archipiélago y el continente asiático registra una enigmática tierra de Java, que quizá se refiera a los primeros avistamientos españoles de la zona conocida en la actualidad como Australia.

Tres rosas de los vientos usadas por Brouscon en su Almanaque náutico (1543, primera) y en su Manual de pilotaje (1548, segunda y tercera). Imágenes cedidas por la Huntington Library y la Bibliothèque Nationale de France

Las costas de la región centroamericana están bastante bien trazadas en el planisferio. No se hace mención alguna a ninguno de los topónimos costeros, pese a la intención portulana del trabajo del bretón. Para su realización, es muy probable que Brouscon tuviera acceso al informe del viaje realizado por la Mar del Sur, entre agosto y octubre de 1519, por Gaspar de Espinoza, Juan de Castañeda y Hernán Ponce de León, quienes zarparon desde Panamá para explorar los golfos Dulce y de Nicoya, así como puerto San Vicente (ahora Caldera) en la actual costa costarricense.

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También es posible que haya consultado los informes recibidos en España del viaje de exploración realizado en la Mar del Sur por los dos barcos de la real armada comandada por Gil González Dávila. Zarpada desde el 21 de enero de 1522 al mando del piloto, maestre-mercader y explorador moguereño Andrés García Niño (¿1475?-1525), hacia el 31 de mayo de 1522 esa flota llegó al golfo de Conchagua o Chorotega, que fue rebautizado como Fonseca en honor de Juan Rodríguez de Fonseca (1451-1524), Obispo de Burgos, presidente de la Secretaría de Indias, que dos años más tarde se convirtió en el Real y Supremo Consejo de Indias. Tras llegar hasta el istmo mexicano de Tehuantepec, la pequeña flota de García Niño retornó al golfo el 5 de marzo de 1523 y se reunió con los hombres de González Dávila pocas semanas después, para volver juntos a Panamá el 5 de junio de ese mismo año. Los detalles de esa exploración se conocen gracias a los informes del capitán Gil González Dávila y del tesorero Andrés de Cereceda, conservados en el Archivo General de Indias (Sevilla, España).

Dos de las detalladas ilustraciones de barcos que Brouscon incluyó en los folios finales de su Manual de pilotaje, realizado en 1548 y conservado en París. Imágenes cedidas por la Huntington Library y la Bibliothèque Nationale de France

En 1528, los pilotos exploradores Pedro Miguel (español) y Pedro Corzo (¿portugués o corso?) cumplieron órdenes del gobernador de Tierra Firme, Pedrarias Dávila, y realizaron otro viaje de registro costero desde Panamá hasta la zona del golfo de Fonseca, que produjo una carta náutica (ahora desaparecida) que fue remitida por Pedrarias al monarca español, dentro de una carta fechada el 15 de enero de 1529 en León Viejo (Nicaragua). Esos materiales fueron empleados por Diego Ribeiro para su mapa de 1529 y por Alonso de Chaves para su mapa secreto de 1533 y su manual Espejo de navegantes, redactado en 1537.