Candidato por Nuestro Tiempo, José Vela: “Me metí a la política para dignificar al artista”

El joven aspirante ha trazado, junto a su equipo de fórmula, un plan de trabajo llamado “Política Rebelde” enfocado en la cultura, la inclusión, la salud y el hábitat. Entrar a la Asamblea Legislativa le permitiría trabajar para reivindicar al gremio cultural y para que los artistas ya no sean considerados como un "hobbie o unos vagos".

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José Vela, candidato a diputado por Nuestro Tiempo. / Foto Por EDH-Jessica Orellana

Por Sara Castro

2021-02-24 9:03:48

Tiene 27 años. Es chef, artista y gestor cultural. Llegó a enlistarse al partido Nuestro Tiempo por ser una propuesta de coalición, a pesar de que muchas de sus posturas chocaron con las ideologías del Consejo Directivo. Pero sopesó el consenso en torno a la definición de la democracia, la ética, la institucionalidad y libertad de pensamiento que ambas partes han pregonado.

Vela conversó con El Diario de Hoy afirmando que es una de los escasos candidatos que tiene un proyecto enfocado en la Cultura, bajo cuatro ejes: Arte y Cultura, Inclusión e igualdad jurídica, salud integral y hábitat. En el proceso de ser candidato, este joven reconoció haber tenido un aprendizaje enriquecedor y un proceso grande de humildad.

¿Por qué decidiste iniciarte en la política de manera formal? Se te miraba muy cómodo en tu espacio en relación a la música…

Fue una decisión que pensé bastante. Yo no es que comenzara a hacer política al meterme a Nuestro Tiempo. Pero política estaba haciendo desde que trabajé en el Indie Colective y en Kui (plataformas de gestión artística) Trabajar por la reivindicación artística es hacer política también. Creo que mi primer encuentro en el sector público fue cuando Nayib Bukele entró a la presidencia; un amigo cercano nos pidió apoyo para la Dirección de Espectáculos Públicos y dijimos que sí porque nos llamaba la atención, y por la injerencia que nos afectaba como sector. Los primeros meses de la administración Bukele apoyamos esta unidad. Comenzamos a trabajar en una iniciativa de ley de Espectáculos Públicos porque no existe, investigábamos mucho sobre la economía naranja y era algo muy participativo. Hacíamos proyectos que iban de la mano con el Plan Control Territorial Fase II, hasta después reaccionamos por qué no nos habían dado un plan, y es porque no existe.

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¿Tuviste una invitación o propuesta de Nuestro Tiempo o cómo descubrís este espacio político?

Yo hablé con Nuestro Tiempo, curiosamente, por lo mismo de la cultura. Durante la pandemia se nos cayeron muchos eventos culturales, y lo que empecé a hacer, aparte de hablar de política en redes, fue crear un festival virtual llamado “Desde tu casa fest”. Y Nuestro Tiempo lanzó “Desde el sofá”, un proyecto de artistas cantando y nos pidieron ayuda para hacer la trasmisión. Hablé con Héctor Silva y le ayudé con contactos y sugerencias. Ahí le dije que me interesaba ayudar, y me dijo que entrara a la Comisión de Cultura, y le dije que lo pensaría, y quien terminó de convencerme fue David Falkeinstein, el director financiero del partido.

Pueda que no tenga un título de gestor cultural, porque en el país no existe, pero he trabajado durante siete años en la gestión cultural y lo que hemos aprendido lo hemos hecho a la brava. Me considero activista porque la reivindicación artística para mí es una causa, es un activismo necesario. Tenemos que dejar de vernos como que somos un hobbie, unos vagos, y decidí meterme.

Me tomó tiempo para llegar a entender que Nuestro Tiempo es un partido de coalición. Entré al partido con una idea muy caudillista: ‘me meto porque yo puedo cambiar esta onda, me meto porque yo puedo cambiar la política con la visión que tengo, la diferencia que yo tengo, la manera de pensar que yo tengo’. Y con el hecho de esa falacia de decir: ‘quiero hacer política diferente’, pero entrás haciendo la misma política tradicional que todo pero con un ‘refresher’ de imagen. Y lo hice así. Tuve un equipo de campaña que recuerdo me decían: ‘no digás eso para no perder el voto conservador’, ‘hay que mantener esto’… y lo hice.  Por un tiempo me comporté como un político tradicional y siempre que decía algo que iba fuera de línea se hacía un relajo. Hubo un punto en que no me sentía cómodo. No me sentía libre para hablar. ‘Este no soy’, me dije.

José Vela está seguro que estar cerca de la gente es más valioso que cualquier propaganda tradicional. Foto EDH / Cortesía

¿Hablaste con la dirigencia del partido sobre esto?

Lo hablé con mi equipo. Los problemas con el partido no fueron de ese lado. Desde septiembre empecé a preguntar cuál era la estrategia de un partido. Por mucho que yo no tenga una experiencia en partidos políticos sí sé que tenés que tener una estrategia y eso se hace a través de números y data. No hay otra manera de hacerlo. Para noviembre (2020) sentí que había demasiada desconexión entre la planilla y el Concejo Directivo. Yo me preocupaba por las posturas y un montón de cosas que no habíamos definido. Poco a poco pensé en salirme.

¿Por qué decís quedarte?

A mi me parece que Nuestro Tiempo es una apuesta muy valiente, porque todo mundo ha hecho lo contrario a lo que Nuestro Tiempo quiere hacer: una coalición de ideas. La gente ha creído que desde su esquina va a poder resistir sola. El autoritarismo te hace sentir tan mal hasta el punto de que ya no podés, por eso te ataca constantemente.

He aprendido que los cambios no empiezan desde arriba hacia abajo, los cambios no empiezan porque ‘yo me metí a política’. Los cambios empiezan cuando te organizás, empieza cuando ciudadanos como vos o como yo, decidimos que esta no es la realidad que queremos tener, que este no es el país que merecemos y trabajamos por cambiarlo aunque eso signifique confrontar al poder y a las élites económicas que están en el poder.

¿Tenés miedo de enfrentar ese poder, esa élite, sobre todo porque se señala al Gobierno de ejercer autoritarismo?

No. El miedo es natural, pero en un punto si sentís que nos quitan todo, entonces que nos quiten el miedo. Tengo agradecer mucho a mi equipo de trabajo, que somos más de nueve personas y entre ellos está Fran Maravilla, el exgestor cultural de La Casa Tomada, con quien decidimos trabajar juntos. Les mencioné el tipo de política que me gustaría hacer: una política participativa. Nació “Política Rebelde”, que se le ocurrió a una colaboradora. No me gusta trabajar en verticales y ella nos sugirió esa línea.

Yo les dije que no quería buscar dinero para hacer campañas de aire, no quise pagar pauta. Tenemos una cuenta en Twitter que se llama El Megáfono y con eso basta. Hagamos una campaña con comunidades, con artistas, con Adescos, con colectivos, ¿por qué? Si reclamás millones de dólares en secretarías de prensa y Comunicaciones y ¿por qué tenés que hacer vos lo mismo, aunque sea en pequeño? Por eso “Política Rebelde”, porque no es solo la falacia, es hablar de los temas que deben ser discutidos sin importar que esto nos va a quitar votos. No importa el rédito político de hacer las cosas, solo hagámoslas. No me parece la propaganda donde abrazás viejitos, besás niños, no. Y creo que ir al territorio para solo tomarte fotos en el cerro, y perdón por decirlo de esa manera, me parece totalmente inútil. Hacer territorio de verdad es reunirte con las comunidades, con las Adescos, colectivos, con gestores, con los académicos, con los artistas… ahí es donde conocés las necesidades de la gente, no cuando regalás una pelota o te tomás foto con un chucho. La meta siempre ha sido 2024 y hacer algo que sea potable.

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¿Qué querés poner sobre la mesa? ¿Cuáles son esos temas que pretendés abordar?

“Política Rebelde” es un trabajo colectivo hecho por artistas, académicos y gestores. Empezamos a analizar los temas que podíamos dominar, evidentemente hay temas que no podemos abordar por falta de especialización. Si llegara a quedar en la Asamblea, que bien. Soy un joven que se informa, que sabe lograr discernir y aprender sobre estos temas y no lo voy a saber solo por campaña, para tratar de defender algo que no. Tomamos cuatro temas que para nosotros son importantes: Arte y Cultura, Inclusión e igualdad jurídica, salud integral y hábitat.

¿Cómo explicás estos ejes?

En Cultura hablamos sobre educación. Creemos que es necesario retomar todos los bachilleratos diversificados y hacer una reforma a la Ley de Educación. Abordamos también una ley de patentes en el país porque no existe, eso afecta la investigación científica en el país. Trabajamos en una propuesta para crear espacios y una ley de fomento para las mujeres en carreras STEM (Science, Technologies, Engineering y Mechanics). Una de las principales cosas es hacer que funcione la Ley de Cultura, porque es acéfala, porque no tiene reglamento, no tiene aprobación.

¿Por qué crees que en este tiempo nadie ha abogado por esta ley dentro de la Asamblea?

Te lo puedo decir sin sonar egocéntrico: no hay ninguna otra propuesta electoral que esté preparada para tocar temas de cultura como mi suplente y yo. Mi suplente es Francisco Pinto, el batero de Camelo y es ingeniero en mecatrónica. Y además hemos planteado presionar para que el artículo 86 de la Ley de Cultura cree el Instituto Especializado de Nivel Superior de las Artes de El Salvador (IESARTES), sin embargo no te dice cómo crearlo ni financiarlo, ni dónde. Hay que crear una ley secundaria que le de vida. De hecho la ley ya estaba trabajándose y Suecy Callejas la engavetó.

¿Has planeado cómo generar ese presupuesto y ese instituto en caso de llegar a obtener un curul?

Por eso se debe trabajar en la ley. Lo que debería ser prioridad es la creación de una cuenta satélite de cultura (operación estadística que, tomando como referencia el destino de la Contabilidad Nacional, junto con otras estadísticas complementarias, nos permite estimar el peso y el impacto sobre el conjunto de la economía, tanto de la cultura como de las actividades vinculadas a la propiedad intelectual),  aparte de que por mandato lo pide la ley. El país debió haberla creado en 2005 cuando firmó el Acuerdo de Andrés Bello, donde te explicaba cómo crear una cuenta satélite. Aquí, el país se comprometía a saber cuál era el impacto de la cultura en su momento. Cada vez que el país crea su presupuesto tiene su base de datos el censo de 2007. Eso significa que todo lo que nosotros creemos que produce dinero lo vemos con un desfase de 14 años. Entonces cuando se habla de cultura se piensa que no se hace nada.

Hemos propuesto esto primero porque no estamos en un gobierno de izquierda, donde le importa el impacto humano, estamos en un Gobierno de derecha neoliberal. Si vas a darle las herramientas al que quede de minsitro de Cultura, después de que Suecy Callejas entre al curul, porque lo va a ganar; pues tiene que tener esa herramienta clara. No interesa si trabaja pro Nayib o no, es necesario tener esos números.

Vela, en espacios de entrevistas. Foto retomada de Twitter @elmanagerchef

Hay que demostrar el impacto que genera la industria artística, y en el país esta industria es enorme, lo que pasa es que es clandestina. Y cuando decís que no existe es porque tratás de compararla con Estados Unidos y de Europa. Aquí funcionamos diferente, pero todos los componentes de la industria existen: promotores, productores, medios de comunicación, público, artistas y marcas. De que existe, existe.

Tenemos una propuesta de Ley de Fomento a la Música Popular que fue trabajada por la Asociación para el Fomento de la Industria Musical de El Salvador (AFIMES) con un conjunto de artistas (…) Esta es una propuesta de Fran Maravilla, es en el área de música porque es nuestro sector, pero esa misma se puede replicar en teatros, en artes visuales, cine y hacer lo mismo para estas áreas.

Sé que tú experiencia está enfocada en la gestión cultural y en la música nacional, ¿qué pasa con los pueblos originarios?

He sido muy ignorante en muchas cosas, y esto ha sido un proceso de humildad, de aprender y conocer. Cuando vimos los temas estructurales que queríamos tocar estaba el agua, vivienda y agroindustria. Entendimos que esto era un eje transversal en pueblos originarios. No podés hablar de agricultura sin pueblos originarios. Es una visión que concebimos gracias a académicos y gestores. Hábitat no es solo tu casa, donde te desarrollás, si no que todo tu entorno. Queremos legislar a favor de la herencia cultural inmaterial y la identidad nacional. Aquí proponemos el fomento del uso de la lengua náhuat, la promoción de nahuhablantes y la inclusión del náhuat en la currícula educativa básica.

Dijiste que si no estaba este periodo correrías en el 2024, ¿estás seguro que querés seguir participando en política?

Sí, pero quiero aclarar algo: solo si no gano este periodo participaré en el 2024 porque algo que me queda muy claro es que el poder tiene que rotar. Así que en todo caso de que yo llegue a quedar en esta legislación, no me planeo reelegir.