San Vicente conserva el legado musical de sus “Ave María”
Durante décadas, estas piezas religiosas acompañaron las fiestas patronales. Hoy, su valor cultural sigue inspirando a la comunidad vicentina.
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elsalvador.com
Publicado el 29 de diciembre de 2025
Las “Ave María a San Vicente” son himnos religiosos interpretados durante las fiestas patronales en honor a San Vicente Abad y Mártir, en El Salvador. Escritas hace más de un siglo por los hermanos Miranda, estas piezas eran parte esencial de las procesiones, ejecutadas en cada esquina del parque central. Con el paso del tiempo, la tradición ha disminuido por la falta de intérpretes y cambios en las celebraciones. Aunque hoy se escucha menos, este legado musical sigue siendo símbolo de identidad vicentina. Su rescate representa una oportunidad para reconectar con la historia, la fe y la riqueza cultural local.
En San Vicente, El Salvador, la música ha sido mucho más que un acompañamiento: ha sido un acto de fe, comunidad y memoria. Así lo demuestra la tradición de las “Ave María a San Vicente”, una serie de composiciones religiosas que durante más de un siglo han dado vida a las festividades en honor a San Vicente Abad y Mártir, patrono de la ciudad.
Durante las fiestas patronales, celebradas cada diciembre, era costumbre detener las procesiones en las cuatro esquinas del parque Antonio José Cañas para interpretar una “Ave María” distinta en cada punto cardinal. Estas piezas, de gran carga lírica y espiritual, fueron escritas por los hermanos Octavio y Guadalupe Miranda, músicos vicentinos cuya obra forma parte del acervo cultural de la ciudad.
Los himnos eran interpretados por músicos locales acompañados de clarinetes, violines, contrabajos y voces de la comunidad. Al terminar cada ejecución, el sonido de cohetes de vara anunciaba la continuación del recorrido. Esta secuencia marcaba el ritmo de una celebración profundamente arraigada en la identidad local.
Una expresión cultural que busca ser redescubierta

Con el paso del tiempo, la tradición de las “Ave María” ha enfrentado desafíos. Actualmente, las procesiones con la imagen del santo se han reducido a una o dos durante las festividades, lo que limita los espacios para su interpretación. Esta reducción ha provocado que los himnos se escuchen cada vez menos en el calendario patronal.
Además, la falta de relevo generacional entre los músicos ha contribuido a su disminución. Figuras clave en la historia de estas interpretaciones, como Napoleón Rodríguez, Marcial Cornejo, Ramiro Paredes, Rafael González, Manuel González y Salvador Zúniga, ya no están presentes. Su legado musical aún vive en la memoria colectiva, pero necesita nuevos intérpretes que continúen el camino.
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Uno de los momentos que marcó el inicio de este declive fue la decisión de la diócesis de San Vicente de limitar el préstamo de la imagen del santo a mayordomías barriales y asociaciones. Esta medida, tomada para preservar el respeto hacia la figura religiosa, redujo la cantidad de procesiones en que las “Ave María” podían ser interpretadas de forma tradicional.
Sin embargo, más allá de las dificultades, la tradición sigue viva en el recuerdo, y su valor como expresión artística y espiritual abre la posibilidad de su recuperación.
Redescubrir para preservar: el futuro de las “Ave María”

Las “Ave María a San Vicente” representan mucho más que un acto religioso. Son también un testimonio sonoro de cómo la comunidad vicentina ha construido su identidad a través del arte, la fe y la participación colectiva. Su rescate no depende únicamente de instituciones, sino también del interés de nuevas generaciones por aprender, interpretar y valorar este legado.
La transmisión oral, el registro de partituras, los ensayos comunitarios y el trabajo con centros culturales o casas de la cultura podrían ser claves para revitalizar esta tradición. Además, su potencial como atractivo cultural para turistas salvadoreños y visitantes interesados en las expresiones populares del país la convierte en una oportunidad de reconexión con el patrimonio vivo.
San Vicente aún conserva las melodías que marcaron su historia. Y aunque hoy se escuchen con menos frecuencia, siguen siendo un símbolo que inspira, une y recuerda el poder de la música como vehículo de identidad.
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