Guitarras hechas a mano en San Salvador: tradición viva en el taller Manuel Cruz
Un rincón en el barrio Concepción donde tres artesanos construyen, restauran y preservan la luthería salvadoreña con técnicas tradicionales.
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elsalvador.com
Publicado el 07 de diciembre de 2025
En el barrio Concepción de San Salvador, la fábrica de Guitarras Manuel Cruz mantiene viva la tradición de la luthería salvadoreña. Fundado hace más de 60 años, este taller artesanal es dirigido por Juan Manuel Cruz, su hermano Marcos y Gabriel Salguero, quienes fabrican y restauran instrumentos de cuerda como guitarras, violines y contrabajos. Cada pieza es única, elaborada con maderas como el cedro y ensamblada con precisión manual. El taller destaca por su enfoque personalizado, la calidad sonora de sus instrumentos y su compromiso con un oficio que combina técnica, arte y legado cultural en cada creación.
En el corazón del barrio Concepción, en San Salvador, existe un espacio donde la madera se convierte en música. Es la fábrica de Guitarras Manuel Cruz, un taller familiar con más de 60 años de historia dedicado a la luthería artesanal: la creación y restauración de instrumentos de cuerda hechos completamente a mano.
Este pequeño taller, casi invisible desde la calle, resguarda un oficio que sobrevive al paso del tiempo. Aquí, guitarras clásicas, guitarrones, violines y contrabajos cuelgan del techo como si fueran frutos de un bosque sonoro. Cada instrumento en construcción es único, trabajado con técnicas tradicionales que combinan precisión, paciencia y sensibilidad.

La fábrica es dirigida por tres artesanos: Juan Manuel Cruz, Marcos Cruz y Gabriel Salguero, quienes han perfeccionado el arte de dar forma al sonido a través de la madera. Ellos conocen cada detalle del proceso: desde seleccionar las vetas de cedro ideales hasta ajustar manualmente la tensión de las cuerdas para obtener un tono perfecto.
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Cómo se construye un instrumento: madera, técnica y dedicación
En este taller no hay producción en masa. Cada guitarra, viola o chelo se construye paso a paso. Todo inicia con la selección de la madera, siendo el cedro una de las más utilizadas por su resistencia, durabilidad y calidad acústica. “El cedro es noble. Resuena bonito y permite que la guitarra tenga un sonido limpio, profundo”, explica Juan Manuel.

Una vez elegida la madera, sigue el tallado, ensamblado y afinación. Es un proceso que puede durar días y que requiere herramientas manuales, precisión quirúrgica y mucha paciencia. Un error milimétrico puede alterar el sonido o arruinar una pieza.
Este nivel de detalle también se aplica en la restauración de instrumentos antiguos o dañados, muchos de ellos con gran valor sentimental para quienes los llevan. La fábrica no solo repara, también preserva la memoria sonora de familias, músicos profesionales o aficionados que buscan revivir su historia personal.
Un legado que resuena

La luthería es un oficio antiguo que combina carpintería, escultura y conocimiento acústico. En El Salvador, se mantiene viva gracias a espacios como este, donde el trabajo se hace con las manos, sin prisa y con un profundo respeto por el sonido.
Aunque existen otras fábricas en diferentes regiones del país, la fábrica Manuel Cruz es la única en funcionamiento dentro del distrito capitalino. Su permanencia no solo demuestra la vigencia del oficio, sino también el valor que muchas personas aún otorgan a lo hecho a mano.
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