El Salvador logra su primer Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco

Por primera vez en su historia, El Salvador ha logrado la inclusión de una de sus tradiciones en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. El reconocimiento fue otorgado este miércoles a la Cofradía de las Flores y las Palmas de Panchimalco, durante la 18.ª reunión del Comité Intergubernamental que se celebra esta semana en Nueva Delhi, India.

Este nombramiento marca un hito histórico en el panorama cultural salvadoreño y destaca el valor de una manifestación profundamente enraizada en la identidad espiritual y artística del país.

Una tradición que florece con el tiempo

La Cofradía de las Flores y las Palmas es una festividad tradicional que se celebra cada año en el municipio de Panchimalco, al sur de San Salvador. Considerada una de las más emblemáticas de la zona, esta expresión combina devoción mariana, saberes indígenas, rituales, música, danza y ofrendas florales, creando una experiencia comunitaria y multigeneracional que se ha mantenido viva gracias al trabajo de las cofradías locales.

Uno de sus elementos más reconocidos es la procesión de palmas decoradas con flores silvestres, preparadas artesanalmente por las familias del pueblo, que cada año reviven este ritual como un acto de fe y continuidad cultural.

"Esta procesión, que atrae a visitantes de todo el mundo, se acompaña de danzas tradicionales, música, oraciones y la preparación de platillos especiales a base de arroz, maíz, cacao y hierbas".

Unesco

Reconocimiento con respaldo nacional

Antes de esta inscripción internacional, la manifestación ya había sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador en 2023, debido a sus raíces prehispánicas y coloniales, así como a su relevancia para las comunidades indígenas y campesinas que han preservado esta práctica por generaciones.

Con esta decisión, El Salvador se suma al grupo de 150 países que actualmente cuentan con expresiones reconocidas por la Unesco como parte del "patrimonio vivo" de la humanidad.

Una jornada destacada para América Latina

La inclusión de la cofradía salvadoreña coincidió con otras incorporaciones relevantes en la región latinoamericana. En la misma sesión, la Unesco reconoció al son cubano, popularizado a nivel mundial gracias al proyecto Buena Vista Social Club, así como al joropo venezolano, el cuarteto cordobés de Argentina y la Sarawja de Moquegua, en Perú, expresión de música y danza de raíces aymaras.

También se sumaron manifestaciones religiosas como la Fiesta de la Virgen de Guadalupe en Sucre, Bolivia, y la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, México. Chile, por su parte, celebró la inclusión del circo de tradición familiar, una práctica que ha pasado de generación en generación conservando su espíritu itinerante.

¿Qué significa este reconocimiento?

La Unesco enfatiza que el objetivo de esta lista es proteger y dar visibilidad a tradiciones, conocimientos y expresiones culturales que representan la diversidad y creatividad de los pueblos. El reconocimiento no solo valora el pasado, sino que impulsa acciones para la preservación activa y la transmisión intergeneracional.

“Se trata de reconocer el patrimonio vivo, el que se construye cada día en comunidad”, reiteró la Unesco en su comunicado oficial.

En esta misma sesión, se incorporaron once elementos a la lista de prácticas en riesgo, entre ellos, saberes indígenas de Paraguay y conocimientos ancestrales para construir viviendas tradicionales en Panamá.

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El Salvador ya forma parte del mapa cultural de la humanidad

Hasta antes de esta reunión, la Unesco contabilizaba 788 expresiones culturales inscritas como patrimonio inmaterial, provenientes de todas las regiones del mundo. Con la inclusión de la Cofradía de las Flores y las Palmas, El Salvador se suma por primera vez a este selecto listado internacional.

La decisión refuerza la importancia de salvaguardar el legado intangible del país, especialmente aquellas prácticas que se sostienen gracias al trabajo comunitario, la espiritualidad y la memoria colectiva.

Un paso histórico para El Salvador, que pone en valor lo que muchas familias han cuidado por siglos: una tradición que florece cada año en medio de música, palmas y devoción.

Con reportes de El Diario de Hoy.