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Familias salvadoreñas mantienen viva la tradición de decorar sus nacimientos con figuras de barro hechas en Ilobasco. Fotografía/ elsalvador.com

Nacimientos de barro, una tradición salvadoreña que se resiste a desaparecer

Nacimientos de barro de Ilobasco llenan de color y tradición la Navidad salvadoreña, con figuras únicas que mezclan fe, folclor e identidad cultural.

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Por elsalvador.com
Publicado el 07 de diciembre de 2025

 

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Los nacimientos de barro de Ilobasco son una tradición navideña profundamente arraigada en El Salvador. Cada diciembre, familias enteras montan escenarios llenos de color usando figuras modeladas a mano que representan personajes bíblicos, mitológicos y de la vida cotidiana. En San Salvador, los corredores artesanales se llenan de compradores que buscan nuevas piezas para renovar su nacimiento. La conexión entre comerciantes y artesanos mantiene viva esta tradición, que resiste frente a decoraciones modernas. En Ilobasco, talleres familiares continúan transmitiendo el oficio, creando figuras que no solo adornan, sino que preservan la identidad y memoria cultural del país.

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Los nacimientos navideños en El Salvador tienen un detalle imposible de confundir: los muñequitos de barro hechos en Ilobasco, pequeñas obras artesanales que, año tras año, llenan de color, historia y arraigo los hogares salvadoreños.

Más que simples figuras decorativas, estas piezas modeladas a mano se han convertido en un símbolo de identidad y en un puente afectivo que conecta a generaciones enteras con la Navidad de antaño.

Con la llegada de diciembre, el ritual comienza: padres, hijos y abuelos desempolvan las cajas donde guardan cuidadosamente las figuras. Entre musgo, aserrín de colores, despellejo y “barba de viejo”, cada familia construye su propio paisaje navideño, un pequeño universo donde conviven lo sagrado y lo cotidiano.

Las piezas infaltables —el Niño Dios, María, José, los pastores y los Reyes Magos— se mezclan con personajes que solo un nacimiento salvadoreño podría tener: la Siguanaba, el Cipitío, el diablo, músicos de marimba, vendedoras de frutas, mujeres lavando en el río y hasta escenas humorísticas o pintorescas.

Los tradicionales muñequitos de barro de Ilobasco continúan siendo el alma de los nacimientos navideños en El Salvador. Fotografía/ elsalvador.com
Los tradicionales muñequitos de barro de Ilobasco continúan siendo el alma de los nacimientos navideños en El Salvador. Fotografía/ elsalvador.com

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Ilobasco: donde el barro cobra vida

En el corazón de esta tradición está Ilobasco, en Cabañas, una ciudad que ha hecho del barro su identidad. Sus artesanos —muchos trabajando en talleres familiares— moldean, hornean y pintan figuras durante semanas para abastecer la alta demanda de la temporada.

Las técnicas, heredadas de generación en generación, mantienen viva la esencia de un oficio que compite hoy con la producción industrial y las decoraciones importadas. Aun así, las piezas de Ilobasco siguen siendo un tesoro: auténticas, expresivas y profundamente nuestras.

Para los salvadoreños, montar un nacimiento sin figuras de Ilobasco es casi impensable. Estas pequeñas esculturas guardan memorias, cuentan historias y mantienen vigentes las raíces culturales del país.

Familias salvadoreñas mantienen viva la tradición de decorar sus nacimientos con figuras de barro hechas en Ilobasco. Fotografía/ elsalvador.com
Familias salvadoreñas mantienen viva la tradición de decorar sus nacimientos con figuras de barro hechas en Ilobasco. Fotografía/ elsalvador.com

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El corredor tradicional que anuncia la Navidad

En San Salvador, la Navidad comienza a sentirse en los coloridos corredores artesanales instalados en la 17 avenida sur y la 4a calle poniente. Cada noviembre y diciembre, cerca de 35 puestos se llenan de compradores que buscan la figura que les hace falta para completar su nacimiento, mientras los vendedores exhiben con orgullo décadas de tradición.

“La gente busca muchas figuras que van integrándose al misterio o nacimiento… primero el pastor, la oveja; también la Siguanaba, el diablo, el Cipitío… y después buscan otras figuras, como vendedoras, músicos”, explica doña Flor González, una de las comerciantes que ha visto pasar generaciones de clientes.

Los precios varían según el tamaño y nivel de detalle, pero el valor emocional es incalculable: para muchas familias, comprar al menos un nuevo muñeco cada año es una forma de renovar la tradición.

Además de las figuras, los puestos ofrecen todo lo necesario para el montaje: aserrín teñido, musgo natural, despellejo y la tradicional “barba de viejo”, materiales que ayudan a recrear los paisajes que acompañarán al misterio navideño.

En los corredores artesanales de San Salvador, las coloridas figuras navideñas atraen a cientos en busca de nuevas piezas. Fotografía/ elsalvador.com
En los corredores artesanales de San Salvador, las coloridas figuras navideñas atraen a cientos en busca de nuevas piezas. Fotografía/ elsalvador.com

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