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cementerio de izalco.

Cementerio de Izalco guarda rituales secretos y energías extrañas del “brujo cachimbón”

El cementerio municipal de Izalco, en Sonsonate Este, guarda historias de brujos, energías extrañas y tumbas que siguen recibiendo ofrendas todos los días.

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Por elsalvador.com
Publicado el 29 de agosto de 2025

 

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El Cementerio Municipal de Izalco, en Sonsonate Este, es un lugar rodeado de misterio, rituales y leyendas vivas. Destaca la tumba de Macario Canizales, el “brujo cachimbón”, que aún recibe ofrendas diarias y atrae a creyentes que buscan milagros. Además de este personaje, el camposanto es conocido por voces, sombras y energías extrañas. Se realizan rituales, especialmente en zonas indígenas, y hay tumbas como la de la familia Barrientos con relatos sobrenaturales. El cementerio se ha convertido en un destino necroturístico, atrayendo visitantes interesados en lo espiritual y lo cultural de la región.

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En Izalco, Sonsonate Este, hay un cementerio donde la muerte y el misterio parecen caminar de la mano. Se trata del Cementerio Municipal “Padre Salvador Castillo”, un lugar que ha despertado la curiosidad de investigadores, creyentes, turistas y locales por igual. Allí, entre lápidas antiguas y tumbas llenas de ofrendas, se mezcla la tradición indígena con leyendas que siguen muy vivas, como la del “brujo cachimbón”.

Este camposanto no es común, porque en sus pasillos se habla de voces que se escuchan, sombras que se aparecen, rituales que se celebran en secreto y energías que afectan a quienes lo visitan. Incluso hay quienes aseguran que este cementerio es un portal entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Sus historias no son parte de un guion de ficción: han sido documentadas por medios, grabadas en redes sociales y vividas por quienes se han atrevido a recorrerlo.

La tumba de Macario Canizales: el brujo más famoso de Izalco

Tumba de Macario Canizalez.
Tumba de Macario Canizalez. / Foto archivo

Uno de los lugares más visitados del cementerio es la tumba de Macario Canizales, conocido como “el brujo cachimbón”. Su tumba es un nicho pintado de negro, protegido por barrotes, que no pasa desapercibido. Macario murió hace más de 20 años, pero su tumba recibe ofrendas todos los días: cigarros, flores, comida, dinero, licor, velas, cartas y más.

Macario es recordado como un curandero y sanador. Muchas personas aún lo visitan buscando soluciones a problemas de salud, amor y dinero. La creencia de que sus poderes siguen activos ha hecho que su tumba sea centro de rituales y agradecimientos. Se le habla, se le pide, se le agradece.

Cada 27 de octubre y el 2 de noviembre se realizan vigilias en su honor. En estas fechas, personas de distintos lugares llegan con velas y ofrendas para pedirle milagros o cumplir promesas. En TikTok y otras redes sociales circulan videos donde se muestra cómo su tumba es cuidada, decorada y visitada por creyentes.

Uno de los encargados de difundir su historia es Benjamín Bautista, guía turístico en Izalco, quien ofrece recorridos necroturísticos donde la figura de Macario es uno de los principales atractivos.

Otras leyendas y energías que envuelven el cementerio


Pero Macario no es el único protagonista de este lugar. Según relatos de visitantes y trabajadores del cementerio, en distintas partes del camposanto se han escuchado voces, susurros y se han visto sombras extrañas. Algunos aseguran que sienten mareos o dolores de cabeza al estar en ciertas zonas, lo que les hace pensar que hay algo más allá de lo físico.

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Una de las tumbas más emblemáticas es la de la familia Barrientos, ubicada cerca de la entrada. Este mausoleo del siglo XIX guarda los restos de varios miembros de esta familia izalqueña y, según cuentan, una de las hijas aparece a veces como una silueta femenina vestida de blanco.

Además, el cementerio tiene una división simbólica: una zona está destinada a los ladinos y otra a los pueblos originarios. En esta última, la presencia de ofrendas y elementos ceremoniales es constante. Allí se percibe una energía distinta, cargada de respeto, pero también de temor.

Estas historias y manifestaciones han convertido al cementerio de Izalco en un lugar de interés para quienes buscan conocer más sobre el lado espiritual y cultural del occidente del país. Aunque algunos solo van por curiosidad, otros lo visitan con fe y convicción.

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