Desfile de Carrozas del Carnaval de San Miguel 2024: color, música, y tradición en la fiesta más grande del país
El desfile de carrozas dio inicio a la noche más esperada del oriente salvadoreño, combinando tradición, colorido y un ambiente festivo que reunió a miles en San Miguel.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 29 de noviembre de 2025
El Carnaval de San Miguel 2024 inició su celebración con el tradicional desfile de carrozas, que llenó las calles de música, color y emoción desde las seis de la tarde. Reinas, comparsas, personajes tradicionales y figuras virales desfilaron ante miles de salvadoreños y turistas que disfrutaron del ambiente festivo. Carrozas temáticas, creatividad artesanal y la participación del Club Deportivo Águila destacaron en el recorrido. Emprendedores, vendedores de comida y artículos carnavaleros acompañaron el trayecto, mientras un amplio dispositivo de seguridad garantizó una jornada ordenada. El desfile marcó el inicio de una noche llena de ritmo, identidad cultural y celebración migueleña.
En punto de las seis de la tarde, cuando el sol comenzaba a despedirse y el cielo migueleño adquiría tonalidades cálidas, dio inicio uno de los momentos más esperados del Carnaval de San Miguel: el desfile de carrozas.
Con su característico brillo, ritmo contagioso y un espíritu festivo que identifica al oriente del país, las calles se llenaron de aplausos, música y la emoción de miles de salvadoreños y extranjeros que año con año se congregan para vivir la fiesta más grande de El Salvador.
Las reinas, protagonistas indiscutibles de la celebración, comenzaron a lanzar dulces desde lo alto de sus carrozas, desatando sonrisas y manos extendidas entre quienes aguardaban con entusiasmo en las aceras.
Niños, jóvenes y adultos disfrutaron de este gesto tradicional que marca el inicio de una noche llena de magia. La expectativa crecía: todos querían saber qué sorpresas traerían las carrosas, los bailarines y los personajes que desfilaban al ritmo de cumbias, música tropical y los clásicos sonoros del carnaval.
Las carrozas, cada una con una identidad particular, representaron diferentes sectores y valores de la sociedad migueleña: el comercio local, la importancia del adulto mayor, la infancia, las comunidades y pory supuesto, la belleza y simpatía de las reinas locales.
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La presencia de la Reina de San Miguel añadió ese toque de elegancia que no puede faltar en esta celebración que mezcla glamour con tradición popular.
La Urbanización Ciudad Pacífica también dijo presente con su representante del sector adulto mayor, Dinora del Carmen Mejía, quien saludó al público con entusiasmo y expresó sentirse orgullosa de portar su banda en una festividad que une a todo un país.
Desde lo alto de su carroza, Dinora compartió su alegría y su compromiso de seguir participando activamente en los eventos culturales que fortalecen la identidad salvadoreña.
Una de las carrozas más celebradas fue la del Club Deportivo Águila, que levantó pasiones entre los aficionados. Una integrante del conjunto que formaba parte de la decoración afirmó sentirse “feliz y agradecida de participar un año más en este evento que nos llena de energía y nos conecta con nuestra gente”. Como ya es costumbre, los colores negro y naranja se hicieron notar entre los asistentes, reafirmando la unión entre el fútbol y el fervor popular de la ciudad.

La creatividad no faltó. Carrozas ambientadas como congas gigantes de pan dulce, estructuras alusivas a sodas tradicionales y llamativos diseños artesanales dieron un toque humorístico y pintoresco al trayecto.
Y, como parte de ese toque moderno que cada año se vuelve más visible, personajes queridos de redes sociales también hicieron su aparición: La Tía María, junto a otros tiktokers salvadoreños, animó al público con ocurrencias, saludos y pequeñas dinámicas que mantuvieron viva la energía del desfile. Para muchos asistentes, ver en persona a estos creadores de contenido fue tan emocionante como el mismo carnaval.
A lo largo del recorrido, los emprendedores no se quedaron atrás. Como en toda fiesta del oriente, no faltaron los clásicos sombreros, botines y artículos alusivos al carnaval. El talento salvadoreño se hizo presente en cada puesto ambulante donde se ofrecían desde artículos artesanales hasta accesorios llamativos perfectos para tomarse fotografías y vivir de lleno la experiencia carnavalesca.
La comida, por supuesto, fue protagonista. Los asistentes disfrutaron de una amplia diversidad de platillos: desde antojitos tradicionales hasta opciones más contemporáneas. Las pupusas, infaltables en cualquier celebración nacional, se sirvieron con su característico curtido, acompañadas de salsa roja, mayonesa y la popular salsa negra, un toque que muchos esperan en eventos masivos como este.
Además, abundaron las opciones de hidratación, desde bebidas frías hasta jugos naturales, indispensables para disfrutar del clima cálido migueleño. Porque en San Miguel, el calor no solo se siente: se vive.
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En materia de seguridad, el dispositivo fue amplio y bien distribuido. Diversos puntos de control, así como zonas específicas para bailar y cantar con tranquilidad, garantizaron una experiencia segura para todos. La Policía Nacional Civil, cuerpos de socorro y personal municipal se mantuvieron activos durante todo el desfile para atender cualquier necesidad y facilitar la libre circulación de los participantes.
El ambiente era innegable: alegría, baile, luces, música, tradición y modernidad se mezclaban en un solo espacio que parecía extenderse sin límites. Y aunque el desfile marca apenas el inicio de la celebración, los migueleños sabían que la noche traería aún más sorpresas. Después de todo, el Carnaval de San Miguel no es solo una fiesta: es un legado cultural, una muestra de identidad y un abrazo colectivo que une corazones dentro y fuera del país.
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