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Iglesia Candelaria, la joya colonial que aún brilla en San Salvador

La iglesia Nuestra Señora de Candelaria es un testimonio colonial vivo que resiste el paso del tiempo en medio del ajetreo de la capital salvadoreña.

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Por Redacción elsalvador.com
Publicado el 21 de agosto de 2025

 

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La Iglesia de la Candelaria, ubicada en San Salvador, es uno de los templos coloniales más antiguos y representativos del país. Construida en el siglo XVIII, ha resistido terremotos y transformaciones urbanas, manteniendo su valor histórico y espiritual. Su arquitectura de estilo colonial con detalles barrocos resalta entre el paisaje capitalino y sigue siendo un punto de encuentro para feligreses y visitantes. Más allá de su función religiosa, simboliza la herencia cultural salvadoreña y la devoción a la Virgen de la Candelaria. Es una joya patrimonial que aún hoy ilumina la identidad y la memoria de la ciudad.

En el corazón de San Salvador, entre avenidas transitadas y la modernidad urbana, se levanta la iglesia Nuestra Señora de Candelaria, un templo que guarda más de dos siglos de historia, arte y devoción. Fundada en 1816, esta edificación es una de las últimas estructuras coloniales que sobreviven en pie dentro de la ciudad capital.

Su silueta destaca sobre el bulevar Venezuela y la avenida Cuscatlán: una torre de madera, altares clásicos y una estructura que remite a los primeros años del siglo XIX, cuando la ciudad aún vivía su etapa preindependentista. La iglesia ha sido testigo de transformaciones políticas, terremotos y generaciones enteras que han encontrado allí un espacio espiritual y comunitario.

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Además de su valor religioso, la iglesia posee un significado histórico único. Fue construida con materiales propios de la época, como madera y lámina, y reconstruida después del terremoto de 1873. Su diseño clásico se atribuye al maestro Pascacio González, un artista y constructor de referencia en el siglo XIX.

En su interior se conservan piezas que datan de la posindependencia, como una campana de 1827 y retablos que han sido cuidadosamente preservados por la comunidad. Cada detalle arquitectónico habla de una época pasada y de un legado cultural que permanece vivo.

Patrimonio nacional y símbolo de arquitectura colonial

Iglesia Candelaria
Iglesia Candelaria, una joya colonial. / Foto archivo

La importancia de este templo trascendió lo local cuando fue declarado Monumento Nacional el 25 de julio de 1979, mediante el decreto legislativo Nº 192. Este reconocimiento lo valora no solo por su antigüedad, sino también por su estética, técnica constructiva y su contribución al paisaje urbano de San Salvador.

El historiador Carlos Cañas Dinarte destaca que este templo representa “una joya del periodo colonial que debe ser cuidada con responsabilidad”. Según el especialista, es crucial entender que el valor del templo no radica únicamente en su antigüedad, sino en la forma en que ha sido capaz de adaptarse, resistir y continuar siendo parte activa de la vida de la ciudad.

“Aquí se mezcla la memoria, la historia y la fe. Es un lugar que debe proyectarse hacia el futuro sin perder su esencia”, afirma Cañas Dinarte. El templo es un reflejo de la arquitectura de madera antisísmica, característica de muchas iglesias coloniales de la región, lo cual le otorga aún más relevancia dentro del patrimonio cultural salvadoreño.

A pesar de los desafíos estructurales que enfrenta, la iglesia sigue en funcionamiento. La comunidad mantiene vivas sus tradiciones religiosas, litúrgicas y sociales, convirtiendo este espacio en un punto de referencia para el Barrio Candelaria y sus alrededores. La feligresía ha sido clave en su conservación y en la promoción de su valor histórico, presentando propuestas para su restauración y resguardo.

Un legado que merece proyectarse hacia el futuro

Iglesia Candelaria
Interior de la Iglesia Candelaria. / Foto archivo

La iglesia Nuestra Señora de Candelaria no solo resguarda reliquias y documentos, sino también emociones, recuerdos y un sentido de pertenencia que ha perdurado por generaciones. Es una obra viva que refleja la identidad salvadoreña desde el periodo colonial hasta nuestros días.

Su vigencia es una invitación a revalorizar el patrimonio cultural como parte esencial de la vida urbana. Cada elemento arquitectónico de Candelaria merece ser reconocido y apreciado no como una estructura antigua, sino como una fuente activa de historia, belleza y cultura.

Así como otras ciudades latinoamericanas han logrado integrar sus patrimonios coloniales al presente, San Salvador tiene en Candelaria una oportunidad única: convertir un templo bicentenario en un emblema de orgullo, memoria y proyección cultural.

Nota elaborada con reportes de El Diario de Hoy

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