“El plasma sí sirve, pero se debe medir su nivel de anticuerpos”, dice infectólogo Jorge Panameño

El infectólogo explica que el plasma de pacientes convalecientes por COVID-19 puede servir para tratar a personas con la enfermedad. Según recientes estudios internacionales, puede ayudar en un 60 a 73%

El infectólogo explica que el plasma de pacientes convalecientes por COVID-19 puede servir para tratar a personas con la enfermedad. Según recientes estudios internacionales, puede ayudar en un 60 a 73%

Por Carlos López Vides

2021-01-21 9:20:54

En medio de una pandemia mundial que está por cumplir un año, frente a un COVID-19 que ya provocó más de 1,500 muertes en El Salvador según datos oficiales, las palabras del infectólogo Jorge Panameño traen una luz de esperanza.

En especialista y miembro del Colegio Médico explicó que la utilización de plasma de personas recuperadas de la enfermedad, como tratamiento para pacientes infectados, ha sido objeto de diversos estudios internacionales; pero la última información arroja que sí tiene un alto nivel de efectividad, siempre y cuando se cumpla ciertos parámetros en su aplicación.

Gracias por recibirnos, doctor. ¿Qué información nueva hay sobre el uso de este plasma?

Este es un fenómeno tan dinámico, que el conocimiento se debe estar actualizando periódicamente. Lo que digamos hoy, puede no ser cierto mañana. Requiere que los que estamos combatiendo esta pandemia nos actualicemos y tengamos mucha prudencia, juicio y humildad, para entender que no se ha dicho la última palabra.

El infectólogo salvadoreño Jorge Panameño. Foto/ Archivo

Cuando en marzo fui responsable de trabajar en las normas de tratamiento que actualmente tiene el Ministerio de Salud, cuando les entregué e hice la presentación de cómo se iba a tratar la enfermedad, claramente les hice ver que era algo completamente temporal, que con el tiempo podría cambiar y dársele otra ponderación, que fue lo que sucedió. En ese momento, por ejemplo, estábamos considerando el uso de medicamentos como la hidroxicloroquina y la azitromicina (que después fueron descartados). Ya en ese marzo 2020, proponíamos el uso de plasma de paciente recuperado, que no es una práctica nueva, se ha hecho desde la llamada Gripe Española de hace cien años.

Para el médico infectólogo Jorge Panameño, la forma en que se está haciendo la recolección y aplicación de plasma de personas convalecientes de COVID-19 en El Salvador no funciona, a la luz de los datos nuevos que aportan los estudios internacionales.

 

Además, el especialista subrayó que “aquí en el país, si usted quiere dar plasma solo puede ir a centros oficiales de salud, en tales hospitales de la red pública. Solo ahí y solo ahí”, en un monopolio del plasma que termina afectando a los usuarios.

 

En redes sociales es notorio cuando distintas personas piden plasma convaleciente para familiares o amigos, y el mismo Gobierno tiene un programa para llamar a la donación de pacientes recuperados.

 

Pero esta práctica, “tal y como se viene haciendo en El Salvador, no sirve. Porque a unos les va a servir y a otros no, porque unos van a tener plasma con nivel de anticuerpos suficientes, y otros no”, explica el médico. “Si queremos que se convierta en una estrategia garantizada en cuanto a su eficacia y eficiencia, tiene que medirse el nivel de anticuerpos, y solo utilizar los que tengan de uno en mil a más”.

 

De momento, el Ministerio de Salud no está midiendo el nivel de anticuerpos en el plasma de los donantes.

 

Es cierto. El 24 de noviembre del año recién pasado, la revista New England Journal of Medicine, una de las más prestigiosas y fuente de información científicamente comprobada en el mundo, publicó un artículo, de un equipo de médicos, en el cual se daba a conocer que un estudio realizado en 450 pacientes, y que se llamaba Estudio randomizado de plasma convaleciente en neumonía severa por COVID-19, decía su conclusión al final, que no habían encontrado ninguna utilidad.

¿Cómo tomó usted esta información médica?

Muchos de nosotros hemos visto cómo el plasma sí funcionaba, pacientes también decían que les había caído bien. No siempre, pero algunas veces el plasma nos ha servido. Personalmente, y junto a muchos otros colegas, no dejamos de usarla, porque algunos observamos que sí sirve, que sí había efecto terapéutico. No siempre, eso sí, pero un buen porcentaje de pacientes sí reaccionaba al plasma. Y luego, el 6 de enero de 2021 y en la misma revista, viene nueva información.

¿Qué indica ese nuevo estudio?

Un equipo de trabajo argentino, donde es parte fundamental el médico infectólogo e investigador Fernando Polack, un científico galardonado que trabajó en las pruebas para la vacuna Pfizer BioNTech, realizó un estudio denominado “Terapia temprana con plasma de alta titulación, para prevenir la enfermedad severa COVID-19 en adultos mayores”. Este estudio mostró tres puntos clave sobre el plasma.

¿Cuál es el primer punto?

Para que sea útil, efectivo y eficaz, el plasma de paciente de COVID-19 en fase de convalecencia, debe tener la característica de contener altos niveles de anticuerpos neutralizantes. Es decir, que no es que voy a ir, como hacemos aquí, a colectar el plasma con el único criterio de que padecí la enfermedad y tengo pruebas positivas al examen. No… Ese plasma debe tener altos niveles medibles de anticuerpos neutralizantes, en una concentración mayor de uno en mil, para que sea útil, para que tenga los efectos que se busca. O sea que aquí, en El Salvador, no lo estamos haciendo bien.

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¿Se está midiendo esos anticuerpos en el sistema público de salud?

No se mide de ninguna manera, y no hay otra fuente de plasma que el sistema público. Preocupa, porque no es cualquier plasma el que va a ser efectivo. Hay un estudio que se hizo en España, donde midieron en 35 mil pacientes, todos positivos de COVID-19 por prueba PCR, y demostró que cerca del 40% jamás levantaron anticuerpos. Quiere decir que no todo paciente que adolece de la enfermedad va a tener el nivel apropiado para donar. Por eso es que a algunos el plasma les sirve y a otros no, cosa que no tomaron en cuenta en aquel artículo de noviembre.

¿Cuál es el segundo punto que arroja el estudio del doctor Polack?

El momento en que utilizo el plasma. Demostraron que la máxima utilidad de esta medida terapéutica se encuentra en los tres primeros días a partir del inicio de los síntomas, en las primeras 72 horas. Desde hace varios meses, vengo proponiendo que el tratamiento temprano de la enfermedad, en los tres primeros días de iniciados los síntomas, puede hacer que bloqueemos la progresión, de las formas leves-moderadas a formas severas o graves, que son los que requieren hospitalización, y de donde salen los fallecidos. Para comprender esta parte, hay que entender la fisiopatología del virus, su comportamiento.

¿Podría resumir ese comportamiento del COVID-19?

Esta enfermedad tiene tres etapas. La primera, de cinco a siete días, es la etapa viral, fundamentalmente el papel más importante la tiene el virus. Se produce la infección, el paciente tiene los primeros síntomas (catarro, tos seca, dificultad para respirar, fiebre en algunos casos).

La segunda etapa es una combinación. Entre el séptimo y décimo día, el virus genera una reacción inflamatoria. A la segunda etapa se le ha denominado pulmonar, porque la neumonía es su mayor manifestación. A medida va pasando el tiempo, la actividad inflamatoria supera a la del virus, porque el virus además va desapareciendo, porque la respuesta inmune lo afecta, por el tiempo de vida del mismo virus, y desaparece.

Y en la tercera etapa ya es una enfermedad inflamatoria, ya no infecciosa, el virus ya no juega ningún papel. Los anticuerpos neutralizantes del plasma van a tener un papel cuando se usan tempranamente, porque su actividad es antiviral.

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¿Cuál es el tercer punto clave del estudio de Polack?

Ellos probaron esto en personas con factores de riesgo, un estudio con dos grupos de personas. El primero, personas de 75 años en adelante, como único criterio; y el segundo grupo, personas entre los 65 y 74 años con factores de riesgo, con enfermedades como diabetes, hipertensión, asmáticos, enfermedades pulmonares crónicas. Ellos mostraron que en estas personas es en quienes esta estrategia está indicada.

¿Qué números arrojó el estudio?

La administración del plasma demostró que el 60% de pacientes a quienes se les administró, comparado con el que solo recibió placebo (solución salina), tuvo una reducción del agravamiento, hospitalización y mortalidad. Pero además, demostraron que mientras más anticuerpos tuviera el plasma, mejor. Algunos plasmas tuvieron una concentración de 1 en 3,200; a esos, la disminución de la morbi-mortalidad fue del 73%. Entonces, a una persona mayor de edad, con estos problemas, si le administro tempranamente, tengo del 60 al 73% de bajar el chance de que se muera, que se vaya al hospital.

¿Cuánto debemos confiar en este estudio?

Tiene suficiente potencia estadística, por eso lo publicaron, por el diseño del estudio. Fue de 160 personas. Se hizo a doble ciego; a unas personas les dieron placebo y a otras las medidas de plasma, pero el interventor y el paciente no saben qué les están poniendo. Se hizo randomizado, es decir, al azar. Fueron a casas de ancianos, pidieron autorizaciones. Estaba planeado hacerlo con el doble de pacientes, pero el Comité de Ética (de Argentina) consideró que el resultado era tan firme, que consideró que no era ético continuar experimentando con algo que ya era contundente.

Si el plasma que es realmente efectivo es el que tiene un alto índice de anticuerpos, ¿habrá escasez?

Hay que valorar que en todo el mundo se ha dado el problema de la escasez de plasma. Si se utiliza el plasma adecuado de acuerdo a la ciencia, eso reduciría todavía más las opciones de plasma. Pero hay otra información que aporta el doctor Polack. La respuesta inmune que se obtiene con la vacunación es más potente que la que da la enfermedad. Es bien probable que los pacientes vacunados se conviertan en una potencial fuente de plasma, lo cual abre una puerta de esperanza, porque la vacunación va a ser masiva, y utilizando un buen producto biológico va a permitir que pacientes vacunados probablemente con mayor frecuencia que los infectados, vengan a convertirse en donantes de plasma y ser una bendición.

Es una buena noticia

Así es. Y hay más información. Después del artículo del estudio argentino, hay una carta al mismo New England Journal of Medicine, de un médico experto en medicina transfusional, Louis Katz. Se llama “Una pequeña claridad en el uso de plasma convaliente para COVID-19”. El doctor comenta que se puede extrapolar el uso para pacientes más jóvenes, que también es útil. Porque los estudios fueron hechos a ancianos; él, como experto del área, piensa que tenemos que considerar que este plasma puede usarse con pacientes más jóvenes con factores de riesgo. Recordemos que un asma, diabetes, etc., no es exclusivo de ancianos.

Pero, ¿qué pasa con los pacientes que ya tienen la enfermedad avanzada? ¿Es efectivo este plasma, aunque no se ocupe en las primeras 72 horas?

El estudio de noviembre había dicho que el plasma no servía en neumonías severas. Pero aparece un nuevo artículo, apenas el 13 de enero pasado, de un estudio dirigido por un equipo de Rochester, de la Clínica Mayo (Minnesota). 3,082 pacientes fueron incluidos en el análisis, graves, ya con neumonía avanzada. El estudio fue diseñado para medir el riesgo de morir si la persona recibe plasma. El estudio arrojó que había una importante reducción de la mortalidad del 22.3%. Pero, la condición para que esto sea una realidad, es que el plasma contenga altos niveles de anticuerpos. Una vez más, es un requisito.

En conclusión, el plasma sí sirve si sé cómo usarlo, si es plasma apropiado con altos niveles de anticuerpos, si lo utilizo en el tiempo adecuado y en las personas que lo necesitan.

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