El Estado debe ser garante de la seguridad de los comunicadores y de activistas defensores de derechos humanos, opinan periodistas y abogados consultados por El Diario de Hoy.
“No puede ser que el Ejecutivo ignore que en redes sociales hay una ola muy fuerte de acoso, que se hace mucho más fuerte si eres mujer. Y que no solo afecta a periodistas, sino que a activistas y defensoras feministas”, afirma Karen Fernández, del portal de noticias FocosTV.
“El Estado debería de comprometerse también, a través de todas sus dependencias, a que los periodistas podamos ejercer nuestro trabajo en un marco de seguridad, de respeto a nuestra vida y a nuestro trabajo”, agregó Fernández.
Ella opina así tras conocer que Edison Lanza, abogado y periodista uruguayo, dijo en un evento de FUSADES que “el Estado tiene la obligación de proteger a los periodistas del acoso digital cuando una amenaza es real.
La también abogada y bloguera Bessy Ríos dijo que “ya hay, desde la relatoría de Naciones Unidas, parámetros en los cuales se le ordena a los Estados que deben de proteger a sus comunicadores y defensores y defensoras de derechos humanos”.
“El Estado debe reconocer además este trabajo. Y en el momento en que cualquiera de estos esté en situación de riesgo, su integridad física o emocional, mental, jurídica, porque recordemos que parte de los ataques, no solo es un tema de troleo, sino que criminalizan la crítica”, dice Ríos.
La bloguera ejemplificó el caso de Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega acusa a periodistas, los mete a la cárcel o los obliga al exilio cuando son críticos con su administración.
William Hernández, uno de los editores de El Diario de Hoy, afirma que en efecto, el “Gobierno debe ser garante de que se respete la libertad de prensa y se evite al ataque a los periodistas, la libertad de expresión es un derecho consagrado en la Constitución de la República”.
Bessy Rios recuerda que ha sido parte de la mesa que trabaja un proyecto de ley para la protección de los comunicadores y defensores de los derechos humanos.