La situación alimentaria por la que atraviesan más de 21,000 familias, la mayor parte del oriente del país, es complicada desde que el país sufrió el año pasado una sequía que afectó la cosecha de maíz y frijol. Todas ellas perdieron sus cultivos, según determinó un estudio que hizo el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
De acuerdo al representante del PMA en El Salvador, Andrew Stanhope, por quinto año consecutivo patrones climáticos más secos de lo normal y combinados con fenómeno El Niño, han afectado a los hogares más vulnerables de la zona agrícola del país.
“Ese impacto ya no es una sequía cada diez años, sino que es un ciclo y estamos viendo el impacto del cambio climático porque año con año estamos viendo caída de lluvias que no son normales. El año pasado fue una canícula extendida de más de 40 días en algunas zonas y fue justo en el momento que el maíz estaba en su parte de desarrollo, eso impactó al maíz y no se logró desarrollar lo suficiente, se perdieron”, lamentó Stanhope.
Pero lo más grave es que la sequía de este año pondrá más difícil la situación de estas familias. “Esa es la preocupación principal y venimos preparándonos, el impacto que el fenómeno de El Niño podría tener en la primera cosecha y la postrera nos lleva a otro nivel de crisis”, expresó Stanhope.
Según el representante del PMA, el estudio lo realizaron a solicitud del anterior gobierno y en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en él se estableció que el total de familias vulnerables por la sequía fueron 42,000 (equivalente a 210,000 personas); pero la mitad de ellas están aún en situación crítica alimentaria.
Esas personas según el representante del PMA, viven en 40 municipios, la mayor parte del oriente del país; otras en la zona paracentral y la zona occidental (Ahuachapán y Santa Ana).
Andrew Stanhope explicó que en esas zonas, las cuales pertenecen al corredor seco (sur de Nicaragua, sur de Honduras y parte de la zona oriental de El Salvador) sobreviven de la primera cosecha y o tras de la postrera; sin embargo, al perderse ambas, también perdieron la reserva de alimentos.
De acuerdo al representa del PMA, a raíz de la crisis alimentaria comenzaron a buscar recursos y obtuvieron dinero de un fondo de las Naciones Unidas y otros cooperantes para llegar lo antes posible a los afectados por la sequía, sobre todo niños y personas de la tercera edad.