Más de 21,000 familias aún sufren por la sequía de 2018

De acuerdo al Programa Mundial de Alimentos (PMA) los afectados fueron 42,000 familias. El panorama para estas familias es complicado por la sequía de este año, según la agencia de la ONU.

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Foto EDH/ Archivo

Por Roberto Alas

2019-07-31 7:03:57

La situación alimentaria por la que atraviesan más de 21,000 familias, la mayor parte del oriente del país, es complicada desde que el país sufrió el año pasado una sequía que afectó la cosecha de maíz y frijol. Todas ellas perdieron sus cultivos, según determinó un estudio que hizo el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

De acuerdo al representante del PMA en El Salvador, Andrew Stanhope, por quinto año consecutivo patrones climáticos más secos de lo normal y combinados con fenómeno El Niño, han afectado a los hogares más vulnerables de la zona agrícola del país.

“Ese impacto ya no es una sequía cada diez años, sino que es un ciclo y estamos viendo el impacto del cambio climático porque año con año estamos viendo caída de lluvias que no son normales. El año pasado fue una canícula extendida de más de 40 días en algunas zonas y fue justo en el momento que el maíz estaba en su parte de desarrollo, eso impactó al maíz y no se logró desarrollar lo suficiente, se perdieron”, lamentó Stanhope.

Pero lo más grave es que la sequía de este año pondrá más difícil la situación de estas familias. “Esa es la preocupación principal y venimos preparándonos, el impacto que el fenómeno de El Niño podría tener en la primera cosecha y la postrera nos lleva a otro nivel de crisis”, expresó Stanhope.

Según el representante del PMA, el estudio lo realizaron a solicitud del anterior gobierno y en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en él se estableció que el total de familias vulnerables por la sequía fueron 42,000 (equivalente a 210,000 personas); pero la mitad de ellas están aún en situación crítica alimentaria.

Esas personas según el representante del PMA, viven en 40 municipios, la mayor parte del oriente del país; otras en la zona paracentral y la zona occidental (Ahuachapán y Santa Ana).

Andrew Stanhope explicó que en esas zonas, las cuales pertenecen al corredor seco (sur de Nicaragua, sur de Honduras y parte de la zona oriental de El Salvador) sobreviven de la primera cosecha y o tras de la postrera; sin embargo, al perderse ambas, también perdieron la reserva de alimentos.

De acuerdo al representa del PMA, a raíz de la crisis alimentaria comenzaron a buscar recursos y obtuvieron dinero de un fondo de las Naciones Unidas y otros cooperantes para llegar lo antes posible a los afectados por la sequía, sobre todo niños y personas de la tercera edad.

Foto EDH / Menly Cortez

Asistencia

Según el PMA, si bien 21,000 familias están en crisis alimentaria, las otras 21,000 han logrado sobrellevar la situación porque diversificaron sus cultivos.

“Debemos fortalecer su resiliencia frente a esos fenómenos, que tengan otras fuentes de ingreso para que cuando lleguen ese tipo de crisis tengan otro medio de vida”, indicó Stanhope.

Agregó que en muchas comunidades que perdieron su maíz y frijol ya están obteniendo hortalizas y verduras para su consumo y venta en el mercado.

Preparar a las comunidades con programas de resiliencia, dice, les permitirá atender a las familias en situación más críticas con asistencia por medio de programas del gobierno, municipalidades y cooperantes, aseguró.

La asistencia que dan ha cambiado, asegura, porque ya no entregan canasta básica, sino una tarjeta para que la familia decida qué producto comprar para su alimentación.

Los esfuerzos se deben enfocar, explica, a mediano y largo plazo, y ver cómo se pueden apoyar a esas familia para que cuando vengan esos fenómenos, que ya no son cada 10 años, puedan adaptar su vida a la realidad del cambio climático.

El representante del PMA también instó a El Salvador aprobar una Ley de Seguridad Alimentaria, la cual aún no se ha aprobado en la Asamblea Legislativa.

Una normativa de ese tipo, asegura Stanhope, permitiría tener una política muy clara en la cual se podría atender, por ejemplo, la crisis que provoca la sequía y llegar de inmediato a las familias afectadas.

Además, se podrían ampliar programas existentes como la alimentación escolar, que beneficie a niños de las comunidades afectados por la sequía, entre otros.

Foto EDH / Archivo