Washington: una ciudad amurallada para la toma de posesión de Joe Biden en EE.UU.

Las históricas inauguraciones presidenciales de Estados Unidos que transcurrían con desfiles y fiestas de gala hasta la media noche están clausuradas, la toma de poder de Joe Biden se limitará a la ceremonia de investidura en el Capitolio

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Por Tomás Guevara

2021-01-18 9:40:03

El todavía inquilino de la Casa Blanca ha empacado y está listo para abandonar por la puerta trasera la mansión presidencial en Washington DC, centro de poder de la primera potencia del mundo que este miércoles espera el arribo de Joe Biden, quien juramenta al cargo al mediodía en el templete instalado en las escalinatas del Capitolio.

Todo lo dispuesto para una fiesta con las pompas que merece una toma de poder presidencial se diluyó, en parte por la pandemia de COVID-19 que castiga inclemente a Estados Unidos, pero más que todo por el zarpazo a la democracia que intentó dar el saliente Donald Trump y sus turbas de seguidores con el afán de aferrarse al poder.

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Con la situación agravada a tal extremo de amenazas de ataques por parte de milicias al acto de juramentación, la posibilidad de acceso al público se fue extremando al límite de clausurar en su totalidad la Explanada Nacional con cercas, alambradas y más de 20 mil efectivos de ejército fuertemente armados para custodiar la zona, decenas de millas donde yacen los edificios federales, cual ciudadela impenetrable desde el fin de semana.

Las vallas con alambradas y camiones militares han cercado desde el puente del Lincoln Memorial hasta Capitol Hill, incluyendo el acceso principal de la estación de trenes Union Station, y hacia el sur, están bloqueadas todas las entradas por el corredor del periférico I-395, y todas las calles que llevan al centro de la ciudad en el noreste.

Así, el despliegue militar y la máxima seguridad para la toma de posesión del presidente Joe Biden y su vicepresidenta Kamala Harris han llamado la atención de los residentes de la capital nada acostumbrados a una militarización de tales dimensiones que ofrece imágenes de la ciudad surrealistas y de toques post apocalípticos, como han calificado algunos medios de comunicación.

La salvadoreña Rudy Corado, dirigente de una organización de amparo a personas LGBTQ en la ciudad capital, comenta que estos días el trabajo de organizaciones como la suya se ha triplicado al tener que atender y dar cobijo a personas sin hogar que debían salir de las áreas restringidas del centro que incluye gran parte del área de negocios, como bancos, restaurantes, hoteles, e incluso edificios residenciales.

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Esta activista afirma que tal grado de seguridad deja muy claro que revoltosos que puedan llegar de otras zonas a la capital nacional no alcanzarán a llegar al Capitolio, pero que los vecindarios como donde está su organización en la Avenida Georgia estén al acecho de atacantes.

Preparativos para la toma de posesión de Joe Biden. Foto Agencias

“No van a llegar al Capitolio, eso es seguro, van a deambular por las calles de DC (posibles seguidores de Donald Trump) ¿y adivinen a quien van a acosar?” plantea Corado, preocupada por actos de violencia que se podrían dar contra la comunidad y minorías como los latinos, afroamericanos y grupos vulnerables como el que atiende su organización ante los radicales de ultraderecha.

Por su parte, el arquitecto y pintor salvadoreño Nicolás Shi, que reside sobre la Calle 15 cerca del centro de la capital desde hace más de 30 años, ha quedado por escasas cuadras fuera del perímetro rojo, y la sensación de extrema seguridad le llega como una novedad al igual que al resto de vecinos.

No obstante, su pareja el médico retirado Frank Blackburn, solo puede asemejar el despliegue de seguridad actual con el experimentado en los días de las grandes movilizaciones del movimiento de derechos civiles y en especial con las protestas de los días posteriores al asesinato de Martin Luther King y luego el de Robert F. Kennedy, en 1968, cuando el ejército se apresuró a proteger con tanquetas el Capitolio.

Aquellos hechos dieron pie a una profunda crisis política y social con el movimiento de derechos civiles en pleno auge y la oposición generalizada contra la guerra en Vietnam que dejaba miles de militares muertos. Aquel lejano espejo tiene otras connotaciones en este momento, pero tal despliegue de seguridad hace rememorar aquellos hechos.

En avanzada

Cuando se cuentan las horas para la toma de posesión, el equipo del nuevo presidente de Estados Unidos ha adelantado que el presidente electo Joe Biden comenzará a trabajar esa misma tarde en el Despacho Oval de la Casa Blanca, ya que esta inauguración presidencial se suscribe al acto de investidura en el Capitolio, con escaso público acreditado con antelación para entrar al perímetro.

El “National Mall”, otrora abierto para la toma de posesión, tendrá un dispositivo de seguridad para evitar atentados el miércoles 20. Foto / AFP

Por lo tanto, el equipo del presidente prepara una serie de medidas, algunas bajo órdenes ejecutivas para comenzar a dinamitar el triste legado al país que deja su antecesor, una de las ordenes de mayor calado será el retorno al Acuerdo de Clima de París, con lo que Estados Unidos vuelve a ponerse en la línea de preparación para el cambio climático, un tema de choque y negación de la administración saliente.

El próximo jefe de gabinete, Ron Klain, adelantó en un memorando distribuido a la prensa la noche del sábado que “Joe Biden tomará medidas, no solo para revertir los daños más graves de la Administración de Trump, sino también para comenzar a hacer avanzar a nuestro país”.

De las líneas del discurso que pronunciará el presidente a la nación luego de ser juramentado aún no se conocen detalles, pero todo indica que Biden mantendrá la línea de trabajar y preservar la unidad nacional para encarar los serios desafíos para el país que se encuentra en una aguda polarización política, atizada por las extremas en los últimos años y que escaló hasta los lamentables hechos del 6 de enero.

El despliegue militar y la máxima seguridad para la toma de posesión del presidente Joe Biden y su vicepresidenta Kamala Harris han llamado la atención. Foto / AFP

Los retos para el nuevo presidente son de dimensiones históricas incomparables; su equipo recibe el país con la grave crisis sanitaria que la última semana ha tocado picos de hasta 4 mil 600 fallecidos por día, con hospitales ya en su máxima capacidad y con expectativas de que el brote seguirá imparable por lo menos hasta primavera.

También Biden y Harris llegan a la Casa Blanca con el país sumido en una crisis económica solo comparada con la Gran Depresión de la década de 1930, con alta cifras de desempleo, sobre 6.5 por ciento, y con el rendimiento de los puestos de trabajo mermados por la situación de la pandemia, lo que impide la fluidez de recursos económicos a muchas familias que siguen limitados para cumplir sus costos de vida y vivienda.

La nueva administración espera amortiguar la economía con las ayudas sociales aprobadas y los paquetes de estímulo que pondrá a trabajar desde su llegada al Despacho Oval. Además del agresivo plan de vacunación para frenar la pandemia.

Otra de las medidas del primer día de mandato será una moratoria para evitar el desalojo de familias que no puedan pagar sus viviendas por falta de empleo; además del pago de los préstamos estudiantiles, una modalidad de crédito que adquieren los estadounidenses para formación profesional de sus miembros, que en muchos casos representa decenas de miles de dólares a ser pagadas durante años de su vida profesional.

Bajo este panorama la nueva administración que se estrena este miércoles deja claro su compromiso en la agenda doméstica como primera prioridad, pero también en el ámbito internacional, donde en los próximos días se irán delineando los cambios de enfoque y las políticas que El Salvador y los otros países del Triángulo Norte de Centroamérica recibirán notificación a la brevedad posible.