Los homicidios que conmovieron a los salvadoreños en 2019

Entre las víctimas hubo niños, policías, mujeres, agricultores, músicos, universitarios, soldados y otros profesionales que aportaban a la vida productiva del país. Muchos de los casos siguen en la impunidad y en otros, los procesos judiciales siguen sin definir condenas.

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Por Óscar Iraheta

2019-12-31 5:45:49

Los homicidios de policías, niños, ancianos, ingenieros, arquitectos, mujeres, alfabetizadores, deportistas, músicos, agricultores, estudiantes, soldados, empleados públicos, entre otras víctimas asesinados en 2019, conmocionaron a cientos de salvadoreños en las redes sociales y en los diferentes sectores del país.

Muchos de los hechos siguen en la impunidad, mientras que en otros, las autoridades capturaron a lo supuestos responsables pero los procesos judiciales siguen sin definir las condenas.

En la mayoría de homicidios fueron las pandillas quienes cometieron los hechos de violencia, otros fueron familiares de las víctimas, según el avance de las investigaciones de las autoridades.

Entre los asesinatos más repudiables estuvo el de José, un bebé de 11 meses de edad, que fue ultimado cuando dormía en su casa junto a su madre y abuela, en la colonia Valle Verde en Apopa. El niño se convirtió en la víctima de menos edad a causa de la violencia en el país en 2019. El triple homicidio sigue en la impunidad.

Otros tres niños de 9, 10 y 11 años, también enlistaron la cifra de víctimas menores de edad. José Luis fue raptado y luego asesinado cuando se dirigía hacia su casa en una colonia populosa de Cuscatancingo, mientras que en el cantón Casas de Tejas, en Candelaria de la Frontera, Santa Ana, fue asesinado con lujo de barbarie José J.

La Policía reportó la captura de Gilberto Martínez Vásquez, de 19 años, quien es tío del menor y el principal sospechoso del homicidio.

También Samuel P. murió de un disparo en la cabeza cuando jugaba en la línea férrea en la comunidad Adesco Flores, del municipio de Ilopango.

Además estudiantes universitarios que estaban a punto de lograr el sueño de graduarse, fueron asesinados por las pandillas. Entre ellos está el caso de Emely Astrid Castro Sandoval, quien fue asesinada en enero en Soyapango. Su graduación se realizaría en junio.

También los bachilleres Kevin y Emerson, fueron ultimados en Apopa en menos de tres meses. Ambos eran músicos del Instituto Nacional Técnico Industrial. (INTI). Los dos casos siguen en la impunidad.

La delincuencia también provocó víctimas inocentes, una de ellas fue Flora Margarita Suárez Rosales, de 76 años, a quien una banda de asaltantes la asesinó con lujo de barbarie en su casa en la colonia Escalón, tras robarle todos los objetos de valor.

También María Olimpia Escobar, fue herida de gravedad cuando realizaba ejercicios físicos en Santa Elena. La atleta murió dos semanas después debido a la gravedad de las lesiones.
Por el hecho, la policía capturó a dos sospechosos que están presos mientras sus procesos judiciales siguen en los tribunales.

Además, la violencia se cobró la vida de Antonio Daniel Guzmán Flores, un campeón del patinaje salvadoreño y estudiante universitario del cuarto año de Contabilidad en la Universidad José Matías Delgado.

El joven trabajaba como taxista de la plataforma Uber y también era campeón en tae kwon do, dos deportes que inició cuando solo tenía cinco años y que le dio muchos triunfos al país en competiciones internacionales.

El feminicidio contra Fernanda que también dañó a su hijo

El feminicidio de la joven Fernanda N., de 23 años, quien fue encontrada muerta el viernes 2 de febrero sobre una canaleta en la parada de buses conocida como El Molino, sobre la carretera que de Ataco conecta con Ahuachapán, conmocionó a cientos de salvadoreños aún más, cuando varios policías publicaron una fotografía cargando a un bebé enmedio de una finca de cafetales. Era el hijo de Fernanda, quien había permanecido abandonado más de 72 horas en la intemperie, sin comer y tomar agua. Por el hecho, la Fiscalía acusó al padre del niño quien no ha sido capturado.

Defensoras de las mujeres aseguran que el informe ofrecido las alerta a seguir la lucha porque se reduzca ese tipo de violencia. Foto EDH / archivo

El asesinato del padre Cecilio que lloró la Iglesia Católica

El párroco de la iglesia San José la Majada, Juayúa, Sonsonate, fue asesinado la madrugada del 18 de mayo. El cadáver fue descubierto por unos feligreses que llegaron a la iglesia, ya que ese día tenían una actividad programada a eso de las 5:00 de la mañana. Un mes después, la Policía capturó a Abraham Mestizo Pérez, el sacristán de la parroquia donde el sacerdote daba la misa. La fiscalía no reveló el móvil del caso y puso reserva al proceso judicial . Mestizo Pérez era un hombre de confianza del religioso. Su muerte fue repudiada por la iglesia y sus conocidos.

El obispo de Sonsonate, Constantino Barrera rindió honores al sacerdote Cecilio Pérez.
Foto EDH/ Jorge Reyes

El homicidio de un ingeniero que sigue en la impunidad

Rigoberto Arnulfo Orellana Canales, de 26 años, fue atacado a balazos cuando esperaba ser atendido en la clínica comunal del Seguro Social en San Juan Opico. La policía dijo que Orellana fue lesionado al resistirse a un asalto. El joven, quien era ingeniero mecánico, trabajó siempre para mejorar la comunidad. En la parroquia Divino Niño, Rigoberto servía como monaguillo y era uno de los que estaba al frente de los jóvenes. En octubre del año pasado viajó a Roma a la canonización de monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Él era Rigoberto Arnulfo Canales Orellana. el 23 de octubre de 2017 recibió su título como Ingeniero Mecánico. Estaba cursando una maestría. Foto/ Cortesía

Pedro, el policía y payaso que divertía a los niños en Usulután

Pedro Alberto Galeas Crespo, fue asesinado el 30 de abril en una cancha de fútbol del barrio Concepción en San Miguel, frente a su esposa e hijos, quienes estaban vendiendo algunas golosinas para tener ingresos extras. El sargento era entrenador de fútbol, se vestía de payaso para divertir a la comunidad en El Zamorano. Trabajaba en el área de prevención de la violencia en las comunidades, escuelas e institutos a través del proyecto de la Liga Atlética Policial (LAP), un programa de fútbol regional de Jiquilisco apoyado por la Embajada de Estados Unidos.

Foto EDH/Cortesía

La masacre de la familia Pimentel en Sonsonate

El 16 de enero cinco integrantes de la familia Pimentel Colindres, fueron raptados cuando salían del estadio Ana Mercedes Campos de Sonsonate. Marco Antonio Pimentel Colindres (12 años), Rosa Ivett Colindres de Pimentel (40), Silvia Lasteni Jaco de Colindres (63), Carlos Ernesto Joaquín Colindres Jaco (35) y Tania Beatriz del Carmen Monterrosa (25), fueron encontrados enterrados en una finca de Nahuizalco el 7 de febrero a pocas cuadras de donde los secuestraron. La masacre comunidad del fútbol salvadoreño, ya que las víctimas era la familia de Omar Pimentel, entrenador del Sonsonate FC.