ANÁLISIS: Alejandro Giammattei, el “eterno candidato” que hoy se convierte en presidente de Guatemala

La sexta elección fue la vencida para el nuevo mandatario de Guatemala. Este médico y exbombero liderará un país que necesita buenas noticias y combate a la corrupción.

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Aljandro Giammattei declaró su victoria en la segunda vuelta electoral en Guatemala. Foto/ AFP

Por Ricardo Avelar

2020-01-14 6:15:06

“Con Alejandro Giammattei, el triunfo es posible porque los buenos somos más”, decía con un tono de esperanza una mujer indígena, quien procedía a alzar su mano. Acto seguido, la acompaña en su gesto el candidato, quien en un tono reconfortante le recuerda de ganar la presidencia, “Guatemala va primero”.

Así cierra el spot de campaña de quien en unas horas asumirá la primera magistratura de Guatemala. Sin embargo, este comercial no corresponde al reciente proceso electoral, sino a 2007, la primera vez que optó por buscar este cargo.

Quien hoy a las dos de la tarde asumirá la presidencia en el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias de la Ciudad de Guatemala tiene amplia experiencia en elecciones. Desde 1999, buscó dos veces la alcaldía de la capital y tres veces la presidencia y todos estos comicios los perdió. La sexta, sin embargo, fue la vencida y el pasado 11 de agosto, 1,907,801 guatemaltecos (57.95 % de los votantes) le dieron al fin el espaldarazo al eterno candidato.

En política, sin embargo, la sobrevivencia en estas condiciones no es fácil. Perder una elección generalmente trae consigo pérdida de “amigos” en lugares poderosos: financistas, operadores en el territorio y líderes de opinión.

Sin embargo, Giammattei sobrevivió estos embates y reveses. Y si bien es admirable la persistencia y la lucha, es precisamente eso lo que ha elevado las alarmas de algunos círculos que miran con suspicacia cómo logró permanecer relevante y a quiénes tuvo que acercarse para, después de veinte años de fracasos, alcanzar la silla presidencial.

Varios partidos, varios apoyos

En 2007, Giammattei buscó alcanzar la presidencia bajo la Gran Alianza Nacional (GANA), un partido de centroderecha que buscaba explotar la experiencia del candidato como director de Presidios. En estos comicios terminó tercer lugar con 17.3% de los votos, detrás del ganador Álvaro Colom y del general Otto Pérez Molina, hoy en prisión acusado de corrupción y desfalco.

Para 2011, corrió bajo el auspicio de CASA, fundado por Luis Alfonso Tobar, un abogado cercano al ala del Ejército vinculada a la estructura paralela de aduanas conocida como La Cofradía. Otro personaje cercano a este partido fue Sergio Roberto López Villatoro, el “Rey del Tenis”, procesado por manipular la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

En esa ocasión ese partido llevó como candidato a Parlamento Centroamericano al empresario Inngmar Item, en prisión delitos de corrupción y pago de sobornos, aunque Giammattei ha afirmado que esta nominación se dio antes que él integrara el movimiento CASA. En esa ocasión, el eterno candidato solo logró un tibio 1.05% de los votos y quedó en noveno lugar.

Sin embargo, no se rindió. En 2015, obtuvo un 6.45% y un cuarto lugar en las elecciones que ganó Jimmy Morales tras el escándalo más grande que ha vivido el país. En este momento, la aspiración de Giammattei parecía sepultada en un aparente viento de cambio de la política guatemalteca que optó por sacar “a los de siempre” y dar la oportunidad a un “outsider”, aunque iba acuerpado de un grupo de militares que genera mucha desconfianza en Guatemala.

Cuatro años después, lo volvió a intentar. Corrió bajo la bandera de Vamos, un partido que ha reciclado a cuadros cuestionables, como Luis Enrique Ortega Arana, el hijo del militar Francisco Ortega Menaldo, señalado de haber fundado y dirigir La Cofradía, el antes mencionado grupo detrás de las estructuras paralelas de gobierno.

Otro personaje que ha reciclado es el contador Edgar Barquín, quien en 2015 fue el compañero de fórmula de Manuel Baldizón, condenado en noviembre de 2019 por lavado de dinero en Estados Unidos. Después de haber permanecido lejos de la política, Barquín se incorporó al equipo de elaboración de plan de gobierno de Giammattei.

Pronóstico reservado

Edgar Ortiz, abogado y analista político guatemalteco, no se atreve a aventurar un pronóstico firme sobre lo que viene para su país, especialmente en lo que concierne al combate a la corrupción. En otras áreas se mantiene más optimista.

“No veo al gobierno de Giammattei emprendiendo una lucha frontal contra los poderes oscuros como la de 2015. Sin un agente externo es difícil pelear con tanta virulencia contra esas estructuras criminales. Creo que enfocará sus esfuerzos en temas de gestión y por ahí podría dar buenos resultados. Le veo poniendo énfasis en la agenda económica”, menciona el jurista.

Además, recuerda que Giammattei recibe un gobierno con muchos retos, entre ellos la gobernabilidad. “El Congreso tiene la fragmentación más alta de nuestra era democrática (19 bancadas) y la bancada oficial es la segunda más pequeña de la historia: solo 17 de 160 diputados pertenecen al partido oficial. Su oposición más grande, la UNE, tendrá 52 diputados y le faltarán solamente 29 votos para hacer mayoría simple”, explica.

Asimismo, destaca que en vista de la no aprobación del presupuesto 2020, el plan de gastos del año anterior regirá, por lo que el nuevo presidente deberá negociar reorientaciones de fondos para poder avanzar su lista de prioridades.

“El gobierno de Giammattei no llega con la alta expectativa que llegó Morales hace 4 años porque los tiempos han cambiado. Los sectores progresistas denuncian que habrá cuadros de Morales en la administración de Giammattei”, comenta Ortiz a El Diario de Hoy, aunque matiza: “Lo cierto es que el gabinete es bastante heterogéneo. Habrá un canciller joven, un ministro de economía que viene del sector privado con la intención de cambiar las cosas y otros cuadros que han tenido un recorrido en la administración pública”.

Más allá de qué viene para Guatemala, en nuestro país será relevante ver qué rol va a tomar el presidente Giammattei como aliado para un istmo más integrado y con mayor potencial de negociación ante socios internacionales. A la toma de posesión asistirá Nayib Bukele, con quien el nuevo mandatario guatemalteco deberá hacer equipo para temas como prosperidad regional o migración, entre muchos otros.

El más reciente capítulo de la política guatemalteca está por empezar. Esta vez, de mano del eterno candidato y hoy jefe de Estado.