El 50 % de las empresas en el país le apostó a la innovación en los tiempos de crisis, sobre todo en la industria, y la gran mayoría (92 %) no dudó en usar recursos propios para innovarse. Así lo refleja la encuesta de competitividad que difundió ayer la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).
Los encuestados afirmaron que hace falta desarrollar nuevos productos y servicios, mejorar los procesos ya existentes, mejorar los actuales bienes y servicios, desarrollar nuevos procesos y apoyar el diseño de estos.
Para el investigador del Departamento de Estudios Económicos de Fusades, Pedro Argumedo, “hubo poca inversión en innovación porque las empresas se descapitalizaron, hubo una pérdida muy importante y esto les restó recursos para invertir en tecnología”.
De acuerdo a la encuesta, una forma de mejorar la competitividad de las empresas es mediante la transformación digital, ya que el sector empresarial no estaba preparado para enfrentar toda la transformación que trajo consigo la pandemia, como el trabajo desde casa.
Los datos indican que el 58.9% de las empresas tenían página web, pero de las pequeñas empresas solo el 39.2% las tenía y de las micro nada más el 11.9% contaba con un sitio web, lo cual resulta importante ya que los dos últimos grupos de empresas forman más del 90 % del tejido productivo del país.
“Muy pocas tenían página web y solo en el 14.9% se podía hacer pagos en línea y pedir en línea el 24.9%; las páginas eran solo para presentar a la empresa, el 90% la usaba para difundir productos, pero el comercio electrónico era muy bajo”, destacó Argumedo.
Pero poco a poco las empresas comenzaron a tomar acciones. El 14% desarrolló una nueva plataforma para vender en línea; el 9 % invirtió para hacer teletrabajo, a pesar de las bajas en ventas y la falta de liquidez, según una encuesta de la Cámara de Comercio e Industria entre sus miembros.
Por ello, uno de los retos que ven las empresas es impulsar la agenda de transformación digital que tiene el Gobierno, pero con una visión público-privado.
“La transformación está concentrada en un liderazgo del sector público, pero el problema está en el sector privado, entonces debe ser parte de la visión de cómo implementar programas para las necesidades de la empresa”, apuntó el investigador de Fusades.
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Otra de las recomendaciones es aumentar la capacidad exportadora del país, ya que se perdieron 170 empresas exportadoras en 2020, de las cuales 10 eran grandes empresas.
A eso se suma que al cierre del año las exportaciones bajaron en $913 millones, de los cuales $500 millones fueron de la industria textil y confección.
Además, los encuestados sugieren apoyar la asistencia a ferias de productos y rondas de negocios internacionales, un elemento importante para ampliar el mercado y conseguir nuevos clientes.
También instan a apoyar la implementación de normas de calidad, promover la diversificación de productos y la integración de las cadenas de valor, así como aprovechar la mayor demanda por “nearshoring” (proveedores de lugares más cercanos), diseñar e implementar una estrategia, pues se rompieron las cadenas de valor entre Estados Unidos y Asia, lo cual ha hecho que las empresas estadounidenses busquen proveedores en América Latina.
Condiciones para hacer negocios
En cuanto al clima para hacer negocios, datos del Doing Business 2020 indican que El Salvador cayó al lugar 91; tuvo retrocesos en permisos para la construcción, por lo que quedó en la posición 168; en cuanto a protección de inversionistas minoritarios quedó en el lugar 140; en apertura de negocios en el 148; y cumplimiento de contratos quedó en el lugar 126.
Y según la encuesta de Fusades, durante 2020 el 40 % de las empresas no planeó invertir; el 26 % de las empresas detuvo sus proyectos de inversión; el 17 % estaba ejecutando alguna inversión; y el 22 % estaba planeando invertir.
“Hay bastantes empresas que detuvieron los proyectos de inversión y proponemos que debe haber un acuerdo público privado, porque las empresas han señalado que hay mucha incertidumbre en las políticas públicas y por los conflictos que hay en los diferentes poderes del Estado”, explicó Argumedo.
Los empresarios señalan, en primer lugar, la incertidumbre, el COVID-19 y las elecciones como los principales factores que más afectan a la hora de decidir invertir.
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“Para generar certidumbre y favorecer el clima de inversión se propone lograr acuerdos públicos privados para impulsar una agenda de acciones de corto y mediano plazo que reduzcan los trámites para facilitar la inversión, impulsar el país como centro logístico, bajando los costos de operación (transporte, energía, agua, capacitación), publicar el plan y campaña de vacunación para inmunización colectiva de COVID-19, y acordar un plan para estabilizar las finanzas públicas para evitar una crisis fiscal”, apunta Fusades.
En cuanto al desempeño logístico, un estudio del Banco Mundial de 2018 colocaba al país en el lugar 101, pero en el subíndice de aduanas estaba en el puesto 120.
Por ello, Fusades considera que para agilizar la competitividad y mejorar en innovación se debe mejorar sostenidamente el clima de inversión.
Hasta el tercer trimestre de 2020 la inversión se había contraído en promedio en 16 %, según datos del Banco Central de Reserva, y el clima de inversión estaba en 66 %.
