El Salvador fue sede este lunes, por primera vez, de la “Conferencia Latin American Caribbean Retrainer El Salvador 2019” que reunió a decenas de exalumnos de la Academia Nacional del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) para actualizar conocimientos sobre métodos de investigación científica e información sobre nuevas herramientas tecnológicas para combatir el crimen.
El director de la Policía Nacional Civil, Howard Cotto, quien se graduó de la Academia del FBI, explicó que el encuentro se realiza cada año para hacer un “reentrenamiento” y compartir experiencias sobre investigaciones resueltas.
En su intervención, Cotto explicaría a los representantes de 18 países participantes (entre ellos Argentina, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Ecuador, Guatemala, Honduras, Las Bahamas, México y Panamá) cómo la División de la Policía Técnica Científica esclareció la masacre en la que un grupo de pandilleros asesinó a 10 empleados de una empresa de suministro eléctrico y un jornalero. El múltiple homicidio fue el 3 de marzo de 2016, en San Juan Opico, La Libertad.
El jefe policial señaló que la institución optó por exponer en la conferencia ese caso por ser “emblemático”. Esta matanza no solo provocó repudio dentro y fuera de El Salvador, sino que llevó a las autoridades a replantear su trabajo en el combate de estos grupos criminales; a raíz de este suceso surgió la idea de crear las medidas extraordinarias para tomar el control de las cárceles, las cuales se mantienen vigentes hasta la fecha.
Análisis balístico y de huellas fue clave para dar con homicidas
Según Cotto, los policías utilizaron herramientas tecnológicas para realizar la investigación cuyos resultados permitieron que, en mayo de 2017, nueve integrantes de la pandilla 18 fueran condenados por un Juzgado Especializado de Sentencia a 390 años de cárcel cada uno.
“Logramos recolectar evidencias de carácter balístico en la escena del delito y vincular la participación (el uso) de algunas de las armas en este hecho criminal a la utilización de esta misma arma en otros hechos (delictivos) previos y posteriores (a la masacre)”, manifestó el director de la Corporación.
Luego hubo un enfrentamiento ente policías y pandilleros en Quezaltepeque, La Libertad. Las autoridades decomisaron armas y recolectaron huellas. En otro hecho, un pandillero murió en un tiroteo con policías en Los Planes de Renderos. En su teléfono, de acuerdo a las investigaciones, tenía el video que grabaron los verdugos de las 11 víctimas en San Juan Opico.
“Esto enfiló nuestra investigación hacia los autores…Hubo que hacer un trabajo de comparativa balística y de huellas para determinar la participación de los sujetos y de la individualización de los participantes (de la matanza)”, expresó Cotto.