VIDEO: Fanáticos de Trump se toman el Congreso de Estados Unidos ante su derrota

Ayer, durante la sesión para certificar el triunfo de Joe Biden, fanáticos de Trump, arengados por su acusación de fraude, se tomaron violentamente el Congreso. Además, el partido Republicano perdió el Senado, dando a Biden mayoría en ambas cámaras del Congreso.

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Fanáticos radicalizados del presidente Donald Trump se tomaron el Congreso para impedir que se certificara el triunfo de Joe Biden. Foto EDH /AFP

Por Ricardo Avelar

2021-01-06 10:36:45

El miércoles 6 de enero fue un día doloroso para el presidente Donald Trump, pero uno muy peligroso para la democracia de Estados Unidos.

Ayer, se inició el proceso de certificación del triunfo de Joe Biden, el rival demócrata de Trump, en las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre, pese a los numerosos intentos del presidente de dar vuelta al resultado electoral con base en acusaciones de fraude que no ha sabido sustentar.

Mientras esto sucedía, cientos de fanáticos radicalizados por las palabras de Trump se tomaron violentamente el Congreso, llevando a Washington DC a un toque de queda y el despliegue de elementos de la Guardia Nacional.

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Protestante cargado un podio en el interior Capitolio de los Estados Unidos. Foto/ AFP

Además, ayer se confirmó lo que parecía muy improbable: que el partido Demócrata retomará el control del Senado, la cámara alta del Congreso de los Estados Unidos.

En un solo día, el mandatario estadounidense se enfrentó a dos resultados adversos, aunque sus fanáticos intentaron impedir uno de ellos.

Certificación interrumpida

El Congreso iba a sesionar ayer para oficializar el triunfo de Biden, pero Trump presionó a su vicepresidente, Mike Pence, a intentar dar vuelta a este procedimiento y otorgarle a él el triunfo, pero este resistió la presión y declinó hacerlo.

Este 6 de Enero se confirmó mayoría demócrata en el senado. Simpatizantes de Trump protestan tomándose el capitolio.

“La Constitución me impide reclamar una autoridad unilateral para determinar qué votos electorales deben contarse y cuáles no”, dijo el vicepresidente, en un inusual desafío a Trump.

El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, también se opuso a seguir el camino de Trump, por lo que la certificación lucía como un hecho consumado.

McConnell advirtió que dar vuelta al triunfo de Biden en las presidenciales pondría a la democracia en una “espiral de muerte”.

Pero no todos siguieron el camino de este republicano. Otros copartidarios de Trump, como el senador Ted Cruz, sí se prestaron a cuestionar el resultado y aunque es imposible darle la reelección, iban a volver lento y tedioso el proceso.

Uno de los manifestante sentado en la mesa principal de la Cámara del Senado después de irrumpir en en el edificio. Foto/ AFP

Al respecto, Albio Sires, demócrata de Nueva Jersey, dijo: “Estamos viendo cómo miembros del partido Republicano tratan de desconocer los votos legítimos de millones de estadounidenses y subvertir la democracia. Estas son acciones de autócratas, no demócratas”.

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Mientras los políticos deliberaban, cientos de partidarios de Trump organizaron una violenta toma del Congreso, rompiendo ventanas y chocando con las fuerzas de seguridad, lo que forzó la evacuación de legisladores y la suspensión de esta sesión.

Trump dio un tímido mensaje pidiendo calma y hasta mandó muestras de cariño a los violentos manifestantes, muchos de los cuales fueron arengados por sus incansables, aunque infundadas, acusaciones de fraude.

Las violentas e inusuales escenas de fanáticos tomándose violentamente el Congreso retrasan, pero no cambian lo inevitable: el Congreso certificará el triunfo de Joe Biden, quien el 20 de enero se convertirá en el presidente número 46 de Estados Unidos. Y Trump, a casa.

Control en el Senado

Ayer por la tarde se confirmó que los demócratas retomarán el control en el Senado, dándole a Joe Biden una aplanadora por la mayoría en ambas cámaras del Congreso.

Los dos aspirantes demócratas a esta entidad legislativa, Jon Ossoff y Raphael Warnock, lograron desbancar a quienes buscaban reelegirse y mantener al menos un bastión republicano en Washington.

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Esto deja al Senado, de 100 miembros, con 50 demócratas y 50 republicanos. Sin embargo, la Constitución indica que, en situaciones de empate, el vicepresidente del país tiene el voto de desempate.

Miles de manifestantes llegaran al Congreso y forzaron a los legisladores a declarar un receso cuando comenzaban el proceso de confirmar a Joe Biden como el próximo presidente de Estados Unidos. Foto/ AFP

Desde el 20 de enero, Kamala Harris será quien pueda inclinar la balanza del Senado hacia los demócratas, que además se agenciaron la Casa Blanca y la Cámara de Representantes.

Con esto, Joe Biden tendrá prácticamente asegurada la gobernabilidad en los primeros dos años de su gestión. Esta mayoría en ambas cámaras le permitirá nombrar a su gabinete sin complicaciones, además de aprobar legislación trascendental como presupuestos o planes de salvataje financiero.

Originalmente, en Georgia se iba a elegir solo un senador. En las elecciones del 3 de noviembre, en ese sureño estado, el popular David Perdue, copartidario de Trump, se jugaba la reelección contra el joven Jon Ossoff, quien veía cuesta arriba la misión de desbancar a un político muy querido en ese estado de tradición muy conservadora.

Sin embargo, debido a la renuncia del también republicano Johnny Isakson a inicios de 2020, se tuvo que convocar una elección especial para elegir entre la sucesora interina, la republicana Kelly Loeffler, y el pastor afroamericano Raphael Warnock.

Tanto Ossoff como Warnock tenían cuesta arriba la victoria en un estado de tradición republicana y conservadora y que en los últimos 40 años solo dio dos triunfos a dos candidatos presidenciales demócratas: en 1980 y en 1992.

Pero lograron lo impensable, en parte gracias al creciente voto urbano principalmente en Atlanta, a la consolidación de un bloque afroamericano cada vez más demócrata y, también, con la ayuda de Trump.

Desde noviembre, él blandió la bandera del fraude electoral en Georgia, lo que desmotivó a su base republicana a asistir a las urnas si la elección parecía amañada. Los demócratas, que sí votaron masivamente, aprovecharon este vacío y gobernarán con aplanadora.