Familia de Chinameca busca a Juan desde hace cinco años

Juan Osmín Villalobos Morejón no volvió a casa desde el 31 de julio de 2014. Habría sido amenazado. Según una hermana, pandillas lo acosaron desde que tenía 17 años, pero siempre se negó a ser de ellos.

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Juan Osmín Villalobos Morejón, se suma a la lista de desaparecidos de 2019 en El Salvador. FOTO EDH/Cortesía.

Por Mirella Cáceres

2019-07-06 8:00:30

Juan Osmín Villalobos Morejón se vistió con las ropas más viejas que tenía la tarde del 31 de julio de 2014 y se dispuso a salir. Pero antes le dijo a su esposa que se cuidara, que cuidara a la niña y que asegurara la puerta. Desde entonces no volvió.

Un vecino le contó a la familia que ese día lo vio en el desvío conocido como El Güegüecho, que conduce al cantón Planes Primero, de Chinameca, San Miguel, donde residía Juan Osmín. Lucía desesperado, les comentó, pero no sabe qué destino tomó.

Cinco años han pasado y no hay día, dice Celia Villalobos, que no piensen en Juan y que surja alguien que les dé alguna noticia de él. Tenía 24 años cuando desapareció.

“En lo personal es muy duro. Él es como un hijo para mí, porque yo por ser la mayor cuidaba a mis hermanos mientras mi mamá trabajaba, pues mi papá era alcohólico”, expresa Celia, vía telefónica desde Estados Unidos, donde reside.

Primer semestre de 2019

1,687 Desaparecidos

Esa es la cifra de desaparecidos que reportan las autoridades fiscales y policiales en el primer semestre de 2019. Esto equivale a que por día desaparecen nueve personas.

1,568 homicidios

Esta es la cantidad de personas muertas en circunstancias violentas que reportan las autoridades en el período del 1 de enero al 30 de junio de este año.

Angustia, desesperación y ganas de venir al país para “buscarlo hasta el último rincón del país”, son los sentimientos que la envuelven dice la oriunda de Chinameca en este drama que viven como familia por la desaparición de su hermano.

Y el problema, dice ella, es que en el país los pocos parientes que tienen miedo de buscarlo o ponen condiciones. Ni siquiera su abuela se atreve a ir a la Fiscalía, como se lo han pedido, asegura, para dejar una muestra de su ADN y con ella buscarlo con más certeza si es que está muerto y hallan sus restos.

La madre de Juan incluso contrató a dos detectives en un intento de encontrarlo, pero fue en vano. Es más, ambos detectives murieron de forma trágica, cuenta Celia.

El primero que se prestó a ayudarles y no les exigió dinero, fue asesinado en 2015; mientras que el segundo detective se suicidó luego de que fuera señalado de ser estafador. A él le pagaron $1,500 como anticipo de pago de servicios pero nunca les dio resultados, dice Celia.

La familia cree que Juan fue desaparecido luego de ser amenazado y sospecha de que viene del hecho de que nunca aceptó integrar la pandilla que lo acosaba desde jovencito. Según Celia, ellos fueron educados en el seno de una familia respetuosa.

Asegura que las autoridades le recomendaron a su mamá que buscara a Juan en centros de rehabilitación o la cárcel, pero él no era adicto, “nunca anduvo en malos pasos”.

Acosado por delincuentes

Celia dice que Juan le contó a su mamá que había recibido amenazas por no dejarse reclutar por pandilleros. Y eso no era nuevo, agrega, pues cuando tenía 17 años se fue a huir a Guatemala por ese acoso.

Era 2008, Celia aún vivía en el cantón y un día, dice, llegaron unos hombres a la casa preguntando: “¿dónde está tu hermano? Si no me decís la vas a pagar con tu hija”.

Eso bastó para que Celia emigrara a Estados Unidos en 2009 junto con su hija de 3 años de edad. “Gracias a Dios llegamos; en 2012 mi mamá lo mandó a traer a mi hermano pero él había dejado a su esposa y a su hija en El Salvador y se regresó. Dijo que pondría un taller de estructuras metálicas”, afirma Celia.

Pero poco le duró su proyecto, a cuatro meses de haber regresado, desapareció. Tras ese hecho, la esposa tuvo que emigrar, cuenta Celia, pues mientras se encontraba en San Miguel para realizar unas diligencias, le avisaron que unos hombres la andaban buscando. No lo pensó más, al siguiente día huyó a Guatemala con su niña y luego a Estados Unidos.

Miles desaparecen cada año

Como Juan, centenares de jóvenes, niños y adultos salen de su casa, del colegio, del trabajo, y no vuelven más; otros desaparecen de una parada de autobús. Según cifras de la Fiscalía General y Policía, solo este año, del 1 de enero al 30 de junio se reportaba 1,687 de estos casos.

En busca hasta el último rincón del país

“Me da mucha angustia, desesperación de ir a buscarlo hasta el último rincón del país, pero no puedo. Me da mucha impotencia no saber nada de mi hermano”.celia villalobos,

Hermana de Juan,

Esa cifra, que refleja que en el país desaparecen nueve personas por día, es superior a la de homicidios. En el mismo lapso murieron de forma violenta 1,568 personas.

Mientras tanto, sus familias emprenden una búsqueda angustiosa. Acuden a la Policía, a la Fiscalía a reportar a sus desaparecidos; pero también los buscan en los hospitales, las bartolinas y, en el peor de los escenarios, en la morgue de algún hospital o de Medicina Legal.

La familia de Juan dice que ha reportado su caso ante la Fiscalía. “Mi mamá llama a la Fiscalía de San Miguel pero allí le dicen que tienen que aportar ADN que pueda ayudar a buscar a mi hermano, de lo contrario no podrían hacer nada”, dice Celia.

Esta migueleña dice que viven en angustia ante la ausencia de su pariente por lo que piden a las autoridades que los ayuden a encontrarlo. “No importa si vivo o muerto. Si está muerto pues que nos digan dónde está para enterrarlo, porque es grande la angustia”, pide.