“Japón seguirá trabajando para que el puerto de La Unión sea utilizado de manera debida”: Embajador Higuchi Kazuyoshi

El embajador de esta nación asiática, Higuchi Kazuyoshi, concluye su misión en El Salvador y concede su última entrevista, en la que hace un repaso de los 85 años de relaciones entre ambas naciones, de los legados y las nuevas apuestas.

Por Óscar Tenorio

2020-10-04 8:30:56

Detrás de grandes infraestructuras estratégicas en el país, como el Aeropuerto Internacional en Comalapa, el puerto de La Unión e importantes carreteras, está la cooperación, asistencia y generosidad del gobierno y del pueblo de Japón. Igual se cuentan por decenas escuelas construidas, proyectos comunitarios, iniciativas para el deporte, la cultura y el arte.

El Salvador y Japón establecieron relaciones diplomáticas hace 85 años, en 1935. A lo largo de estas ocho décadas y media, han ocurrido eventos que han marcado a ambas naciones, como la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado en El Salvador en la década de los 80, así como constantes cambios sociales, culturales y tecnológicos.

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En los últimos tres años, Higuchi Kazuyochi ha ejercido como embajador de Japón en el país. Con un español muy fluido, que aprendió en México y que luego enriqueció en El Salvador, con vocablos y expresiones locales, el diplomático concede su última entrevista y hace un balance y un recorrido de su estadía, la que está por concluir.

Sus memorias van más allá del ámbito diplomático, de cooperación o asistencia, si no también de sus recuerdos y valoración de los salvadoreños que conoció tanto en la ciudad como en el campo durante su labor como representante de Japón en El Salvador.

El embajador Kazuyochi junto a atletas de FESA. / Foto EDH archivo

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¿Cuál es su balance de su estadía en El Salvador como embajador de Japón?
Este año se cumple el 85° aniversario de las relaciones entre El Salvador y Japón.
En este mismo tiempo he estado aquí como tres años y tres meses, y eso me da mucho orgullo y alegría este año. También hemos ido fomentando intercambios, personales, culturales, deportivos, económicos, políticos, tecnológicos y empresariales.
A través de diferentes ámbitos las relaciones bilaterales han crecido mucho, también está siendo más sólida la relación bilateral entre los dos países. Y quisiera destacar que la relación entre los dos países va a crecer mucho en un futuro.

¿Qué es lo que más ha apreciado y disfrutado de su estadía en El Salvador durante su labor?
Esta era la primera vez que venía a El Salvador. Cuando llegué, fui a una inauguración en FESA, donde cooperamos en la construcción del edificio.

Y después de esa inauguración, me invitaron a practicar ping pong, béisbol y baloncesto. Jugué béisbol con 20 jugadores salvadoreños jóvenes y también baloncesto con las niñas, y eso me divirtió mucho.

Después, como tenemos el proyecto de cooperación comunitaria, fui más de treinta veces a inauguraciones de proyectos en zonas rurales. Allí pude conocer a la gente desde niños hasta mayores, y no solo se trataba del discurso, sino también ver sus rostros con mucha alegría. Eso me impresionó muchísimo.

Además, fue la primera vez en conocer una finca de cacao, lo que fue muy interesante para mí.

Como era un hombre de negocios antes de asumir como embajador, me ha interesado mucho la operación de las empresas privadas. Visité varias, pero la que más destaco es la operación de Aeroman, teniendo el servicio de reparación de aviones en seis hangares, sin duda la operación más grande en las Américas. Me impresionó muchísimo la operación, los operadores, la gente de administración, quienes saben muy bien cómo llevar adelante ese negocio.

Últimamente, y en la buena relación que tengo con otros embajadores, somos treinta en total; yo aprendí español en México, y los embajadores de América Latina y Europa hablan su español, y hay diferencias de palabras y pronunciación, y eso me interesó mucho también.
Algunas palabras de Cuba, Chile o Argentina me costó aprender, pero es muy interesante.

Ahora ya podrá decir que habla español de México y español de El Salvador.
Creo que sí (risas).

En este tiempo de la pandemia del COVID19, Japón ha hecho importantes contribuciones al país para afrontar esta enfermedad. ¿Cuáles han sido esos aportes?

Primero, quiero explicar la política del Gobierno de Japón. El primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, explicó en su discurso de la Asamblea General de las Naciones Unidas tres pilares importantes para afrontar esta pandemia: primero, seguir cooperando en el desarrollo de medicinas y vacunas para COVID-19, y garantizar el acceso de manera imparcial para todos los países.

Segundo, prepararse para otra crisis sanitaria que pueda ocurrir en el futuro, redoblando nuestra cooperación para fortalecer sistemas de salud pública en países en desarrollo, a través de construcción de hospitales, mejoramiento de los equipos médicos y capacitación de recursos humanos.

Tercero, seguiremos cooperando para garantizar la seguridad en salud en ámbitos más amplios. Por ejemplo y de manera concreta, el gobierno de Japón ya proporcionó ayuda al exterior por 170 mil millones de yenes, aproximadamente 1,500 millones de dólares, para los sectores médicos y sanitarios en todo el mundo.

En cuanto a El Salvador, hemos entregado cooperación en tres ocasiones. A la fecha hemos entregado un préstamo contingencial y en equipos por 48 millones de dólares para reforzar la red hospitalaria nacional. Hace dos días (el miércoles 30 de septiembre) hicimos entrega, junto con México, de mascarillas y guantes.

El embajador participó en múltiples inauguraciones de proyectos en la zona rural de El Salvador, entre ellas muchas enfocadas al abastecimiento de agua. / Foto EDH – archivo

¿Cómo resume estos 85 años de relaciones, que han pasado episodios como la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado en El Salvador, constantes cambios en ámbitos culturales, tecnológicos…?

Durante 85 años hemos construido una relación de amistad, una relación para siempre.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón reconstruyó su economía y su industria. Y, luego, hizo las primeras inversiones en El Salvador, en 1953, cuando una empresa de vehículos abrió su red de importadores (esta fue la segunda inversión fuera del mundo luego de la guerra).

Ya en 1955, una empresa fabricante de fibra textil invirtió en este país. También es destacado que en 1966 una empresa japonesa hizo una coinversión en Insinca (que fabrica fibras sintéticas). La mitad de esta empresa pertenece a japoneses y la otra mitad al estado salvadoreño.

Dos años después, en 1968, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) envió a voluntarios por primera vez al exterior, siendo El Salvador el primer país beneficiado. Y a partir de entonces aumentó la cooperación.

Así, en la vida cotidiana hay algo de Japón en muchos salvadoreños aunque no se den cuenta, y la relación entre los dos países es mucho más sólida y colorida de lo que uno imagina.

Gracias a Japón, El Salvador cuenta con una mejor red vial, mejores edificios de escuelas públicas, aeropuerto, puertos y muchos proyectos más. ¿Qué representa El Salvador desde las dinámicas del gobierno japonés?

En cuanto a cooperación, el Gobierno de Japón tiene tres pilares con respecto a El Salvador: la reactivación de economía y ampliación de empleo; segundo, prevención de desastres naturales y conservación del medio ambiente. Y, tercero, promoción de desarrollo inclusivo.

Con estos tres pilares y hace más de 40 años, Japón hizo un préstamos para la construcción del aeropuerto internacional. Gracias a esta operación, El Salvador se ha desarrollado económicamente, al punto que ese aeropuerto es un hub (centro de interconexiones para aerolíneas).

En la actualidad, cooperamos para la construcción de la carretera by pass en San Miguel.

Como embajada tenemos también otros tipo de iniciativas como el Programa de Asistencia Financiera No-Reembolsable para Proyectos Comunitarios de Seguridad Humana (conocido como APCS), que este año cumple 30 años.

Con esta iniciativa tiene como objetivo la protección de derechos de personas vulnerables, para que lleven una vida digna y libre de pobreza. Para ellos tenemos proyectos para mejoramiento de infraestructura escolar, la instalación de suministros de agua potable y la construcción de unidades de salud.

En estos 30 años y hasta hoy, hemos hecho unos 420 proyectos en comunidades en todo el país, con una inversión acumulada de 36 millones de dólares, y un millón 400 mil beneficiados.

En todas esas inauguraciones de proyectos a los que he asistido, he visto rostros de alegría y agradecimiento hacia nosotros.

Celebraremos este 30 aniversario entre el 12 y el 16 de octubre, denominando este evento como Semana Conmemorativa de APCS.

Otro tipo de aporte es Esmate, iniciativa para aprender a impartir matemática desde primaria hasta bachillerato. Y proyectos en cambio climático y biodiversidad.

El embajador junto al atleta salvadoreño-japonés Takeshi Fujiwara, en el Palacio de los Deportes. / Foto EDH – archivo

El territorio de Japón, por su naturaleza, es propenso a terremotos. En situación similar está El Salvador. ¿Qué aportes desde su conocimiento desarrollado han hecho al país, sobre todo, para la prevención de riesgos?

Japón ha venido ayudando a El Salvador en diferentes proyectos de prevención y mitigación de desastres. En este sentido, hemos entregado a la Universidad de El Salvador los equipos para monitoreo de terremotos, y estamos cooperando con el gobierno para la digitalización de la televisión, que incluye un sistema de alerta temprana para desastres naturales, sobre todo terremotos.

Para la Carretera de Los Chorros, hemos entregado equipos y taladros de percusión, así como nuestro conocimiento.

Luego de los Acuerdos de Paz en El Salvador, en 1992, Japón apoyó de manera decidida al país para fortalecer iniciativas encaminadas a consolidar la democracia. ¿Se siente satisfecho Japón con los avances y el estado actual de El Salvador, en sus diferentes ámbitos, sociales, económicos, democráticos?

El Salvador es un ejemplo de la construcción de la democracia y Japón comparte esos valores fundamentales como socio.
En cuanto a ámbitos sociales y económicos, Japón está satisfecho de haber ayudado a El Salvador para su desarrollo. Personalmente, he hecho recomendaciones al gobierno y al sector privado de cómo aprovechar las fortalezas de la industria de este país. Por ejemplo, en el área de servicios, generación eléctrica, energías renovables, reparación de barcos, contenedores y fortalecer más el turismo médico, fabricación de autopartes para exportar hacia Estados Unidos.

Japón ha sido un cooperante clave para la reconstrucción de la red vial y de importante infraestructura. Uno de estos casos es la ayuda para la construcción del puerto de La Unión, el que ha estado inactivo y se planteó en su momento la posibilidad de transferirlo a empresas de China. ¿Cuál es el mejor manejo para este proyecto, según el gobierno de Japón?

Me da mucha pena que el puerto de La Unión aún no sea utilizado. Nuestro deseo es que sea un motor para el desarrollo de la zona oriente y la reactivación de la economía en el país.

Para lograrlo, en este momento JICA realiza un estudio para repotencializar el puerto de La Unión. Trabajan desde octubre del año pasado.

El gobierno de Japón seguirá trabajando con el gobierno de El Salvador para que el puerto de La Unión sea utilizado de manera debida.

El presidente Bukele estuvo en Japón en noviembre anterior y se reunió con el ministro Shinzo Abe. Esta visita revalidó la amistad entre ambas naciones y abrió espacio para nuevas oportunidades.
¿Hay iniciativas en concreto que se estén desarrollando, derivadas de ese encuentro?

La visita de Nayib Bukele se dio trece años después (de la última visita de un mandatario salvadoreño a esa nación).

El decidió que su primer destino fuera Japón en su gira por Asia.

Esa visita reafirmó nuestra amistad y marcó una nueva páginas de la historia entre ambos países.

Esta visita va a generar frutos concretos en el futuro cercano. Espero que los ministros y funcionarios de gobierno de ambos país propongan otros intercambios de cooperación.

Para muchos salvadoreños, Japón es un gran referente, un gigante tecnológico, de conocimiento, de forma de vida. En una era con una mayor conectividad gracias al internet y a las tecnologías que de allí derivan, hay más conocimiento e interés, sobre todo entre los jóvenes. ¿Qué programa o iniciativas tiene Japón para ellos?

Los jóvenes salvadoreños tienen interés sobre la cultura japonesa, tal vez a través de anime o manga, economía y tecnología de Japón. Para terminar, quisiera que El Salvador sea llamada el Japón de Centroamérica, desarrollando sus recursos humanos y su economía. Yo saldré pronto del país, y esta es mi última entrevista, quiero enviar un mensaje de despedida al pueblo salvadoreño: les apreció mucho por sus virtudes, personas sinceras, simpáticas, solidarios, soñadores y sonrientes. El futuro de El Salvador está en las manos de la gente y estoy convencido que caminarán por el rumbo correcto gracias al pueblo que tiene.