El Banco Mundial tiene una mejor proyección de crecimiento económico para El Salvador este año pues de acuerdo con su último informe, el país tendrá un crecimiento de 4.6 % de su Producto Interno Bruto (PIB).
Pero aunque sus estimaciones son esperanzadoras, El Salvador seguirá teniendo un porcentaje negativo todo el año pues el organismo estima que la caída que sufrió el país debido a la paralización económica es del -7.2 %, lo que significa que mantendrá una caída de -2.6 %, es decir, seguirá en números rojos.
Lo mismo ocurrirá con el resto de países en la región pues todos han reportado una caída económica significativa debido a las medidas de confinamiento que detuvieron toda actividad económica por varios meses para prevenir el COVID-19.
Al compararlo con otros países de la región, El Salvador es el tercero con una mayor caída económica, solo seguido de Honduras y de Panamá, que también han tenido caídas económicas históricas el año pasado y se recuperarán poco a poco.
Aunque el país recupera poco a poco su actividad económica y con ello, ha vuelto a contratar a más empleados, los diversos sectores productivos nos logran despegar del todo. El comercio sigue decaído con un nivel de ventas menor al que tenían en una época normal.
Restaurantes, tiendas y el sector turismo en general siguen con bajas ventas y se estima que más de 50,000 personas aún no recuperan sus empleos.
En general, según el organismo, se espera que la economía mundial se expanda un 4 % en 2021, suponiendo que la distribución inicial de las vacunas contra la COVID-19 (coronavirus) se amplíe a lo largo del año. Sin embargo, es probable que la recuperación sea moderada, a menos que los encargados de la formulación de políticas actúen con decisión para controlar la pandemia y apliquen reformas que aumenten las inversiones.
Economía salvadoreña caerá a -8.6% según la Cepal
En América Latina, el Banco Mundial espera que la actividad económica regional crezca un 3,7 % en 2021, a medida que se flexibilicen las iniciativas para mitigar la pandemia, se distribuyan vacunas, se estabilicen los precios de los principales productos básicos y mejoren las condiciones externas.
Sin embargo, el Banco aclara que el repunte será muy débil y que además, este se producirá en un contexto de crecimiento lento que ya tenían los países.
“En un escenario negativo, en el que se retrase la distribución de las vacunas, con efectos económicos secundarios, el crecimiento podría ser aún menor, del 1.9 %”, señala.
La ministra de Economía, María Luisa Hayem, asegura que muchos indicadores económicos como las remesas y las exportaciones comienzan a mostrar una recuperación. Además afirma que el 67 % de los empleos formales se han recuperado.
Sin embargo Fusades y ANEP son cautelosos con estos datos pues en sus más recientes informes afirman que la caída económica del país ha sido tal que la recuperación solo se podrá percibir hasta en 2023.
“El daño está hecho, la recuperación comenzará a partir del próximo quinquenio presidencial”, destacó hace unos días Waldo Jiménez, gerente económico de la ANEP.
De hecho, el Banco Central de Reserva confirmó a finales de diciembre que el país ha caído en recesión, es decir, que acumula seis meses de caída continua, un dato que muestra que pese a una reactivación económica desde junio, los sectores económicos siguen reportando bajas tanto de producción como de empleos.
Comercios mantienen un 50 % de ventas tras reapertura
Indicadores siguen bajos
Importantes indicadores económicos en el país siguen en números rojos. El Banco Central muestra que las exportaciones, si bien han comenzado a mejorar respecto a los meses de abril, mayo y junio, acumulan una variación anual de -17.5 %, y las importaciones (las compras que el país está realizando) también tienen una variación anual de -14.5 %.
Solo las remesas están logrando despuntar pues ya reportan números positivos producto de la recuperación del empleo en Estados Unidos. A noviembre el crecimiento de las remesas fue de 3.5 % respecto al mismo periodo de hace un año.
Continúan los riesgos
Pero hay otros problemas en ciernes. El Banco Mundial afirma que hay riesgos adversos. “El ritmo de actividad podría disminuir por varios factores, entre ellos, la imposibilidad de contener la pandemia, problemas relacionados con la deuda y el financiamiento externo, el resurgimiento de tensiones sociales, daños económicos ocasionados por la pandemia cuya gravedad no se previó, y perturbaciones relacionadas con el cambio climático y los desastres naturales.
Además señala como otro factor de riesgo el deterioro de la confianza de los inversionistas es un grave riesgo para las perspectivas económicas.
“Si bien el estímulo fiscal ha sido necesario para amortiguar el golpe de la pandemia, el espacio fiscal se ha utilizado en gran medida y la deuda pública ha aumentado marcadamente. La capacidad crediticia se ha reducido en toda la región. La combinación de una arraigada desigualdad de oportunidades, la percepción negativa de la eficacia de los Gobiernos y el aumento de la pobreza podría reavivar los conflictos sociales”, advierte el organismo.
