Uno de los principales problemas en educación identificados en la Encuesta Calidad de Vida 2018, del observatorio El Salvador Cómo Vamos, es la baja cobertura en educación media, que alcanza como máximo un 50 % en Santa Tecla, un 46 % en Mejicanos y un 42 % en San Salvador.
Las cifras indican que por cada 100 jóvenes en edades de 16 a 18 años, sólo 50 están inscritos en el sistema educativo. “Los porcentajes alcanzados en cada municipio hacen notar que a medida se avanza en la trayectoria educativa, aumenta la probabilidad de abandonar o de perder la correspondencia entre el nivel educativo y la edad normativa”, indica el informe.
Los datos reflejan que existen factores por los que estos jóvenes no continúan sus estudios de educación media y, por lo tanto, se ven reducidas las oportunidades de desarrollo, resalta el documento.
Para Godofredo Aguillón, catedrático y sociólogo, la inasistencia escolar es un problema grave en el país, producto del grado de violencia que existe y sobre todo contra los jóvenes. “Las estadísticas del Ministerio de Educación reportan, año con año, más de 10,000 personas en nivel básico y medio que abandonan el sistema escolar. Significa que hay un problema grave que hay que resolver y que va más allá del Ministerio de Educación, toca a la familia, toca al estado completo y toca el sector privado”, indicó el sociólogo.
El profesional aseguró que la ausencia escolar se debe a que el joven es asediado por las pandillas, entonces la familia decide irse y migrar a otro lugar.
La asistencia escolar de jóvenes entre 16 y 18 años es de 77 % en Mejicanos, 72 % en San Salvador y 83 % en Santa Tecla. “Esto se traduce a que entre un 15 % y 28 % de jóvenes se encuentran fuera del sistema educativo; es decir, existen factores para que los jóvenes desistan de estudiar a medida aumenta la edad.
“Estar fuera del sistema educativo limita las posibilidades de desarrollo de los niños y adolescentes, además de que no contar con estudios puede convertirse en un obstáculo para insertarse en el mercado laboral”, indica el informe.
Los datos revelan un grave problema en San Salvador, Santa Tecla y Mejicanos, municipios en los que hay un promedio de un cuarto de la población de 16 a 18 años que no asiste a un centro educativo, etapa de la vida que se espera estén cursado el bachillerato, detalla el documento.
“Abandonan los estudios y al final quedan anuladas las potencialidades y capacidades que empezarán a desarrollarse, entonces su visión de mundo quedó cortada hasta el grado donde llegó su grado de asimilación y comprensión de los fenómenos . Todos aspiramos a que los jóvenes terminen sus estudios universitarios para que su plan de vida se complete”, indica el sociólogo.
La escolaridad promedio en Mejicanos y San Salvador es de noveno grado, mientras que en Santa Tecla es de nivel de bachillerato, se advierte en el informe.
Por cada 100 niños, cinco abandonan sus estudios en los tres municipios
Jefferson Alexander Coto Gómez, de siete años, pertenece a la cifra de estudiantes que abandonan los estudios. Él está entre los cuatro a cinco estudiantes, por cada 100 alumnos inscritos, que abandonan su centro de estudio, según el promedio de los tres municipios.
Según el informe Calidad de Vida 2018, en cuanto a la deserción escolar, el municipio de Mejicanos es la que tiene mayor abandono de estudiantes, con una tasa de 4.5 %. Esto significa que por cada 100 estudiantes inscritos, de 4 a 5 alumnos abandonan los estudios. En San Salvador, la tasa de deserción es de 3.3 %, mientras que en Santa Tecla llega al 2.2 %.
Jefferson es un niño inquieto que en el día permanece entre las verduras y frutas que su madre vende sobre la calle Delgado, en San Salvador, para ganarse la vida.
El niño empezó sus estudios en un centro escolar público, de San Salvador, sin embargo, la madre de Jefferson enfermó y no hubo persona que lo llevara a la escuela. Un mes después el niño asistió nuevamente al centro de estudios y ya no fue recibido por los docentes.
La madre de Jefferson comentó que el niño estudiaba este año en la escuela República de Argentina, en San Salvador. “Yo me enfermé y la muchacha no me lo podía traer a la escuela en la mañana; entonces, ya después que salí del hospital me dijeron que ya no me lo podían agarrar (en la escuela), porque él ha perdido clases”, expresó Claudia María Coto.
Jefferson es un niño que sueña con ser fotógrafo, sin embargo, sus días transcurren entre el sol, en el bullicio de las ventas, esperando la oportunidad de reingresar a la escuela.
“Yo sé que es importante que él vaya a la escuela y me pongo a estar estudiando y a enseñarle a leer y repasar con él. Porque a mí me cuesta ganarme la vida porque el anda conmigo desde tierno. Yo lo mando para que después no digan que ‘ella no tuvo los medios para mandarlo’, porque hoy en las escuelas no se paga. Cuando yo estudié se pagaba”, recuerda Claudia, que estudió hasta el bachillerato y hoy es comerciante informal en San Salvador.
El pequeño pasa junto a su madre en las calles, las doce horas que ella permanece en centro de San Salvado para ganarse seis dólares diarios.
En los resultados de la encuesta, en el apartado “Cómo vamos en educación”, también se identifica que en los tres municipios todavía hay alrededor de un 7 % de la población de 6 años de edad o más que, en promedio, no estudia o nunca ha estudiado.
Asistencia en Educación Inicial: un reto para los municipios
Los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida 2018, en el inciso “Cómo vamos en educación” se evidencia que los mayores retos están en la Educación Inicial, debido que la cobertura en este nivel es desde un 4 % en Salvador hasta un 16 % en Santa Tecla.
Los datos indican que en San Salvador, por cada 100 niños que deberían estar inscritos en educación inicial, según la edad correspondiente, solo cuatro lo están. En Mejicanos la tasa de cobertura neta sube a 11 por cada 100 niños, mientras que en Santa Tecla hay 16 niños inscritos en educación inicial por cada 100 que oscilan entre 0 a 3 años de edad.
El informe describe: “Una baja cobertura en educación inicial plantea retos para la estimulación temprana y desarrollo integral de niños de entre 0 y 3 años”.
Por su parte, el sociólogo Godofredo Aguillón planteó que el Estado tiene que “actuar pensando en muchos niños, niñas y jóvenes que ya no estudian” y que no tienen “condiciones para desarrollarse”.
“Por ejemplo, abandonan sus estudios escolares y no pueden ir a una zona porque la otra pandilla que controla los va a ver como enemigos”, explicó.
El profesional manifestó que el Estado tiene que buscar espacios de sociabilidad que garanticen la vida de los jóvenes.
Y agregó: “Espacios de sociabilidad que permitan que las escuelas no tenga impedimentos a ningún nivel, a ningún territorio y eso solo se puede lograr si hay una convergencia de intereses del estado, la sociedad y el sector productivo. No poder ver a los amigos, a la familia, la falta de educación y sano esparcimiento afecta la calidad de vida porque al final eso genera un problema interno que puede desencadenar una enfermedad”.