Son alrededor de cinco sitios, entre la bahía de La Unión y El Golfo de Fonseca, donde yacen vestigios de barcos que tienen más de 20 años de haberse hundido, y que representan un problema para el sector de la pesca artesanal.
Debido a la falta de señalización a través de boyas, los pescadores no logran ubicar con exactitud dónde se encuentran las chatarras de los barcos, y por ende, lanzan las redes y éstas en ocasiones quedan trabadas, por lo que algunas se rompen al momento de sacarlas del agua.
Los pescadores aseguran que tienen varios años de estar haciendo el planteamiento del problema a las autoridades del gobierno Central, sin tener aún respuestas.
Las pérdidas de algunos oscilan entre los 200 a 300 dólares por cada red que queda enredada. Lo que hacen es jalarlas y logran sacar una parte y el resto queda en el lecho marino.
Santos Quinteros, pescador y presidente de la asociación de desarrollo del cantón Las Tunas, de Conchagua, dijo que uno de los barcos hundidos se encuentra en la bahía, entre la isla Perico y el frente de playa de la ciudad de La Unión.
Se trata de una embarcación de bandera China que hace varios años quedó varado en espera que su propietario cancelara una multa al Estado salvadoreño; la mayor parte del hierro fue sacado durante marea seca por algunos pescadores y lugareños de las comunidades de La Unión y Conchagua, para comercializarlo.
El resto de vestigios se encuentran en la parte más profundas entre la bocana de playa El Tamarindo, de Conchagua; y el frente de las islas Conchaguita y Meanguera del Golfo.