Dulce legado: el emprendimiento de algodón de azúcar que florece cerca del exzoológico

Cerca del exzoológico nacional, en San Salvador, doña Alexandra Hernández revive un negocio familiar que endulza recuerdos. Hace apenas dos meses, retomó la tradición de su padre —quien empezó con este oficio hace 15 años— y lanzó su propio emprendimiento de algodón de azúcar. Este 7 de diciembre, que se celebra el Día Mundial del Algodón de Azúcar, su historia es un ejemplo de cómo una idea sencilla puede crecer con creatividad, redes sociales y mucha dulzura.

De la feria a los eventos: un dulce que nunca pasa de moda

Alexandra ofrece su producto en dos presentaciones accesibles: bolsas individuales a $1 y recipientes decorativos a $2. Pero su propuesta va más allá de la venta ambulante. También elabora algodón de azúcar para decoración de fiestas infantiles, baby showers y celebraciones para adultos. Su enfoque está en personalizar la experiencia, aportando color y alegría a cada evento.

“Me encanta seguir con el legado de mi papá. Este negocio me trae buenos recuerdos y espero que crezca con el tiempo. Gracias a las redes sociales, más personas conocen lo que hago y me hacen pedidos”, cuenta Alexandra. Su estrategia de venta se apoya en Facebook Marketplace, grupos locales y el clásico boca a boca entre amigos y familiares.

¿Cómo se hace el algodón de azúcar?

El proceso es más sencillo de lo que parece, y su magia sigue asombrando a grandes y pequeños. Se inicia colocando azúcar en una pequeña tolva con un calentador eléctrico. El calor derrite el azúcar hasta volverla líquida. Esta azúcar derretida es expulsada por pequeños orificios, mientras la máquina gira a alta velocidad, formando miles de hilos finísimos, como una telaraña.

Con un cono de papel o un palito de madera, esos hilos se recogen dando giros hasta formar la clásica nube esponjosa y suave, lista para disfrutar. En la mayoría de los casos, se le agrega colorante alimentario o vegetal, lo que da ese aspecto vibrante y atractivo que encanta a los niños… y despierta la nostalgia en los adultos.

Un emprendimiento con potencial real

Emprender con algodón de azúcar es una oportunidad accesible. La inversión inicial es baja: una máquina puede costar entre $100 y $250, y los insumos principales —azúcar, colorante y empaques— son económicos. Esto permite márgenes de ganancia entre el 30 % y 50 %, según estimaciones del sector.

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En El Salvador, hay una demanda constante para productos de este tipo en eventos escolares, fiestas familiares y ferias. Y gracias a las redes sociales, es más fácil lograr visibilidad sin necesidad de local físico. Para Alexandra, eso ha sido clave para posicionarse en su comunidad y comenzar a recibir pedidos para eventos completos.

De San Salvador al futuro

La visión de Alexandra es clara: seguir creciendo, diversificar sabores, y ofrecer más presentaciones. Con un enfoque visualmente atractivo, presencia en redes y un producto que conecta con la emoción, este emprendimiento tiene todo el potencial para consolidarse en el mercado local.

Su historia demuestra que con pasión, una idea sencilla y conexión con las raíces familiares, es posible emprender con impacto y dulzura. En tiempos donde se valora lo auténtico, el algodón de azúcar vuelve a ser protagonista.