Remesas a El Salvador superan los $9.000 millones en 2025 pese a baja en beneficiarios

San Salvador ha cerrado los primeros once meses del 2025 con una cifra récord en ingresos por remesas familiares: $9,021.66 millones, según el Banco Central de Reserva (BCR). Este monto representa un crecimiento interanual del 18% frente al mismo periodo de 2024, lo que consolida a las remesas como el motor principal de la economía salvadoreña.

La fuerza de la diáspora salvadoreña

Aunque la cantidad de personas que reciben remesas en El Salvador se redujo en 2024, el monto total enviado desde el extranjero sigue creciendo a un ritmo sostenido. De acuerdo con la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), el número de beneficiarios de remesas bajó un 3.1% respecto a 2023, pasando de 1.63 millones a 1.58 millones de personas.

Esta aparente contradicción sugiere que, aunque hay menos hogares recibiendo remesas, los montos enviados por la diáspora han aumentado. Esto puede explicarse por mejoras en los ingresos de los salvadoreños en el exterior, especialmente en Estados Unidos, donde reside más de dos millones de compatriotas.

Un pilar de la economía nacional

Las remesas representan actualmente un 24% del Producto Interno Bruto (PIB) salvadoreño, superando a las exportaciones, la inversión extranjera directa y el turismo internacional como fuente principal de divisas. Solo en noviembre de 2025 ingresaron $815.28 millones, mientras que en octubre fueron $852,04 millones. La cifra más alta del año se registró en mayo, con $899.08 millones.

Este flujo constante de capital tiene un impacto directo en el consumo, el comercio y los niveles de inversión de las familias, además de contribuir a la estabilidad macroeconómica. Para la diáspora, enviar remesas no solo es una forma de apoyar a sus familias, sino también una vía para participar activamente en el desarrollo del país.

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Oportunidad para la inversión y el ahorro

El crecimiento sostenido de las remesas abre una ventana de oportunidad para promover el ahorro, la inversión en emprendimientos locales y el acceso a servicios financieros formales. Diversas entidades ya están desarrollando productos bancarios, fondos de inversión y proyectos inmobiliarios enfocados en la diáspora.

Para los salvadoreños en el exterior, canalizar parte de esas remesas hacia activos productivos puede traducirse en mayores ingresos y seguridad financiera a largo plazo. Además, representa una apuesta por el crecimiento económico inclusivo y sostenible de El Salvador.

En definitiva, los más de $9.000 millones en remesas familiares reflejan no solo la solidaridad de los salvadoreños en el exterior, sino también su potencial para transformar la economía del país desde fuera de sus fronteras.