Remesas a El Salvador crecen 18.5 % en comparación con 2024

El Salvador recibió $5,710.2 millones en remesas familiares entre enero y julio de 2025, según cifras del Banco Central de Reserva (BCR). Este dato representa un crecimiento del 18.5 % respecto al mismo periodo del año anterior, lo que equivale a un aumento de $894 millones.

Este repunte consolida a las remesas como el principal generador de divisas para el país, por encima de las exportaciones, el turismo y la inversión extranjera. Solo en julio, el país captó $872.5 millones, y en mayo se registró el pico más alto del año con más de $899 millones.

Detrás de estas cifras hay historias humanas. Más de 1.6 millones de personas, un 25.66 % de la población salvadoreña, reciben apoyo económico del exterior, de acuerdo con la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM).

Para muchos hogares, estas transferencias son vitales para cubrir alimentos, educación, salud, vivienda o pequeños emprendimientos.

Remesas, un sostén clave para la economía familiar y nacional

Además de su impacto directo en los hogares, las remesas representan el 24 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que refleja la dimensión que han tomado en la economía salvadoreña.

El dinero que llega del exterior ha permitido dinamizar sectores como el comercio, la construcción y los servicios, especialmente en municipios con alta migración. Para algunas familias, estas remesas también han abierto la puerta a inversiones pequeñas pero significativas: remodelar una vivienda, pagar estudios universitarios o emprender un negocio informal.

Los envíos provienen principalmente de Estados Unidos, país donde residen más de 2 millones de salvadoreños. Este flujo constante de ingresos ha ayudado a amortiguar los efectos de la inflación global y otros desafíos económicos, dando estabilidad a hogares que de otro modo estarían en situación de mayor vulnerabilidad.

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El desafío es cómo usar mejor cada dólar

El crecimiento de las remesas abre también una oportunidad para promover una cultura de ahorro, inversión y educación financiera. Aunque muchos hogares dependen de este ingreso, aún existe un margen importante para potenciar su impacto a largo plazo.

Algunos expertos en desarrollo económico han señalado que si las remesas se destinan solo al consumo inmediato, su efecto se diluye. En cambio, si una parte se orienta a actividades productivas o se canaliza hacia proyectos comunitarios, pueden generar beneficios más sostenibles.

En ese sentido, instituciones financieras locales ofrecen productos específicos para quienes reciben remesas, desde cuentas de ahorro con beneficios hasta opciones de microcrédito, seguros y educación financiera personalizada.

Un vínculo que trasciende fronteras

Las remesas no solo son dinero; representan el esfuerzo, la distancia y el compromiso de los salvadoreños en el exterior con sus familias. Son una expresión tangible del vínculo emocional que une a la diáspora con su país, y una fuente de esperanza para miles de hogares.

Para muchos jóvenes en El Salvador, estas transferencias permiten continuar sus estudios, aprender un oficio o mejorar su calidad de vida sin necesidad de migrar. Y aunque la realidad migratoria sigue siendo compleja, cada remesa también es una oportunidad para imaginar un futuro con más opciones dentro del país.