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Las remesas siguen siendo un sostén económico clave para miles de hogares liderados por mujeres en El Salvador.

Ingresos por remesa bajaron a $186 por hogar en 2024

En 2024 el número de personas que reciben remesas en El Salvador cayó un 3.1 % y los hogares un 3.6 %, aunque el monto total remesado subió un 2.5 %.

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Por Agencias
Publicado el 08 de octubre de 2025

 

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En 2024, El Salvador registró una reducción del 3,1 % en el número de personas que reciben remesas, pasando de 1,626.357 a 1.575.815, según datos del Banco Central de Reserva. Los hogares con remesas también disminuyeron un 3,6 %, bajando de 549.504 a 529.352. Además, el ingreso mensual promedio por hogar cayó de 191,47 a 186 dólares. Sin embargo, el total de remesas aumentó un 2,5 %, alcanzando 8.479,70 millones de dólares. Las remesas representan el 24 % del PIB nacional y son la principal fuente de divisas para la economía salvadoreña, por encima de exportaciones e inversión extranjera.

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La encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) del Banco Central de Reserva (BCR) revela que en 2024 la cantidad de personas en El Salvador que reciben remesas del extranjero disminuyó en comparación con 2023. La cifra pasó de 1,626,357 beneficiarios a 1,575,815, lo cual representa una baja de 50,542 personas, o un descenso de 3.1%.

En cuanto a los hogares, el número de viviendas que reportan remesas cayó de 549,504 en 2023 a 529,352 en 2024, una baja de 20,152 hogares, o 3.6%.

Desde la perspectiva del ingreso, el monto promedio mensual por persona cayó de $64.69 en 2023 a $62.48 en 2024, lo que equivale a una disminución de 3.4 %. En términos de hogar, el promedio mensual pasó de $191.47 en 2023 a $186.00 en 2024, lo que implica una caída de 2.8 %.

A pesar de ese descenso en beneficiarios y en promedio, el total de remesas recibidas en 2024 alcanzó $8,479.70 millones de dólares, lo que implica un incremento de 2.5 % en comparación con 2023.

Las remesas representan cerca del 24 % del producto interno bruto (PIB) de El Salvador y constituyen la principal fuente de divisas para el país, por encima de las exportaciones, la inversión extranjera y el turismo internacional.

Los datos de la EHPM son clave para comprender el impacto social y económico de las remesas. Una reducción del número de beneficiarios puede reflejar factores como cambios en las condiciones migratorias, variaciones en los flujos de envío, retorno temporal o permanente de personas migrantes, o modificación en los mecanismos de recepción de remesas.

Agente de servicios financieros procesa una remesa en efectivo, parte de los más de $8.479 millones recibidos por El Salvador en 2024.
Agente de servicios financieros procesa una remesa en efectivo, parte de los más de $8.479 millones recibidos por El Salvador en 2024. / Freepik.

Retos para hogares y comunidades receptoras
Para los hogares que dependen de las remesas, una reducción en el total de beneficiarios puede implicar una menor cobertura de apoyo externo. En promedio, cada hogar que recibe remesas experimentó también una leve reducción en el monto mensual disponible para consumo, ahorro o inversión local.

Comunidades con alta concentración de beneficiarios podrían ver efectos en la demanda local: menos recursos disponibles pueden afectar el comercio local, los servicios y las cadenas de valor pequeñas.

Dinámica macroeconómica y divisas
El incremento del total de remesas a pesar de la caída en beneficiarios sugiere que algunas transferencias crecieron en monto, o que nuevos patrones de envío compensaron el menor número de hogares receptores. A nivel macro, esos $8,479.70 millones de dólares representan un aporte significativo al mercado de divisas, lo que garantiza disponibilidad de dólares para operaciones comerciales, deuda externa y reservas.

La proporción de remesas respecto al PIB muestra el elevado peso que tiene ese flujo en la economía. Dado que superan a las exportaciones, la inversión extranjera directa y el turismo internacional sumados, cualquier alteración en esas remesas puede tener efectos sistémicos.

Perspectiva para emprendedores e inversores
Para quien analiza oportunidades de negocio local, la disminución en número de beneficiarios indica que el mercado consumidor puede enfrentar presión de ingreso. Las microempresas y negocios de consumo cotidiano podrían ajustar sus expectativas de demanda.

Por otro lado, el volumen total alto de remesas continúa generando liquidez en ciertas zonas receptoras, lo que puede favorecer negocios que capten ese flujo monetario (servicios financieros, comercios de tecnologías, crédito local).

Desde la óptica del inversionista extranjero, el alto porcentaje de remesas como motor de la economía sugiere vulnerabilidad ante shocks externos (por ejemplo, cambios en políticas migratorias en Estados Unidos, que concentra la mayoría de población salvadoreña fuera del país). Sin embargo, también implica una base de demanda interna relativamente estable si los flujos se mantienen o crecen.

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Lecciones estructurales y posibles políticas
La caída en beneficiarios destaca la necesidad de diversificar las fuentes de ingreso de las familias: impulsar empleo local, fomentar el emprendimiento y fortalecer sectores productivos que no dependan exclusivamente de remesas.

Las autoridades podrían diseñar mecanismos que reduzcan el costo de envío de remesas, mejorar la inclusión financiera para que más hogares accedan al sistema formal y promover programas que aprovechen las remesas como base para inversión productiva en lugar de solo consumo.

Otra vía es incentivar el retorno productivo: atraer personas que reciben remesas pero que pueden regresar con capital humano o recursos para invertir en negocios locales.

Conclusión
En 2024, El Salvador experimentó una reducción en el número de personas y hogares que reciben remesas, junto con una leve caída en los montos promedio mensuales. Sin embargo, el total inyectado creció gracias a flujos mayores en algunos casos. Ese contraste evidencia la complejidad del fenómeno remesal: detrás del descenso en cobertura puede existir concentración de montos más altos por envío o cambios en las dinámicas migratorias.

Para la economía salvadoreña, cuyas finanzas dependen en buena medida de esos recursos, este tipo de fluctuaciones exige atención en planes de diversificación, fortalecimiento de tejido productivo local y adaptación de políticas que aseguren que las remesas no sean solo un substituto permanente de desarrollo interno.

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