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De importar a producir: Las claves para recuperar el equilibrio comercial

Aunque El Salvador importa más de lo que exporta, el reto abre espacio para producir más, innovar y diversificar, apostando al talento y la industria local.

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Por Evelyn Alas
Publicado el 06 de septiembre de 2025

 

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Aunque El Salvador importa más de lo que exporta, ese desequilibrio también representa una oportunidad. Entre enero y junio de 2025 las importaciones crecieron 19.4%, sobre todo en materias primas e insumos que podrían transformarse localmente. Fortalecer el agro, reindustrializar con enfoque nacional e invertir en innovación son claves para reducir la dependencia externa. Retomar la producción de granos básicos y potenciar a las microempresas puede generar empleo y sustituir importaciones. Además, diversificar exportaciones en tecnología, agroindustria y energías renovables permitiría abrir nuevos mercados. Apostar por lo propio es el camino hacia un crecimiento más autosostenible.

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Aunque El Salvador sigue comprando más de lo que vende, los desafíos económicos también abren la puerta a nuevas oportunidades a importar.

Entre enero y junio de 2025, El Salvador importó $1,418.8 millones en mercancías, lo que representa un aumento del 19.4% respecto al mismo periodo del año pasado. Pero detrás de cada cifra hay una señal clara: el país puede producir más, invertir en tecnología y apostarle de lleno al talento local.

1- Fotalecer el agro y volver a cultivar lo nuestro

Uno de los sectores con más potencial es el agropecuario. La caída en la producción de granos básicos —de 2.9 millones de quintales en 2021 a 1.5 millones en 2024— no es irreversible. Con apoyo técnico, financiamiento accesible y mejores condiciones climáticas, el campo puede volver a florecer.

“Tenemos tierra, tenemos manos, lo que falta es voluntad y políticas públicas que nos impulsen”, señala Mateo Rendón, representante de la Mesa Agropecuaria. Retomar la siembra de alimentos no solo generaría empleos rurales, sino que también reduciría la millonaria factura por importar maíz, leche, queso y verduras.

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Reindustrializar con enfoque local / Foto Freepik

2- Reindustrializar con enfoque local

Del total importado, $1,297.15 millones corresponden a materias primas industriales. Esta cifra deja ver que en el país hay capacidad productiva, pero está subutilizada. Apostarle a la transformación local, crear encadenamientos productivos y sustituir importaciones con productos hechos aquí puede ser una forma de activar la economía desde adentro.

Las micro y pequeñas empresas pueden jugar un rol clave si se les facilita el acceso a maquinaria, capacitación y mercados. Muchas ya están exportando a pequeña escala y podrían crecer aún más si tuvieran el empuje necesario.

3- Innovación y tecnología como motor de exportaciones

El déficit comercial también deja claro que es momento de diversificar lo que se exporta. Más allá del café, el azúcar o el camarón, hay oportunidades en servicios digitales, desarrollo de software, agroindustria con valor agregado y energías renovables.

Los polos tecnológicos en San Salvador y Santa Ana, junto al impulso al talento STEM (Se refiere a las habilidades y aptitudes en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), que pueden convertirse en la base de una nueva ola exportadora con sello salvadoreño.

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4- Una estrategia de país para importar

Estados Unidos, China y Guatemala siguen siendo los principales socios comerciales de El Salvador. Pero ante cambios en aranceles o condiciones globales, resulta clave tener una estrategia clara como país. Eso implica identificar nuevos mercados, proteger a los productores locales y negociar acuerdos más justos.

El país necesita políticas que alineen al sector público y privado con metas concretas: sustituir importaciones estratégicas, aumentar exportaciones con valor agregado y diversificar los destinos comerciales.

¿Y si en lugar de importar todo… se hiciera aquí?

El desequilibrio comercial no solo es un problema: también es un mapa que señala por dónde empezar a construir una economía más autosostenible.

Desde el campo hasta la industria, desde el software hasta los alimentos, El Salvador tiene el talento y la capacidad para producir más, vender mejor y depender menos de lo externo.

Porque cuando un país apuesta por lo suyo, el crecimiento deja de ser una promesa… y empieza a florecer desde adentro.

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