Al final, El Salvador arriesgó en busca de los tres puntos, pero estuvo a punto de quedarse sin ninguno. El portero Mario González se terminó convirtiendo en la figura de la Selecta, al ahogar el grito de gol de los catrachos, en la última acción en ataque de estos.
Tras un tiro de esquina, uno de los jugadores catrachos saltó, anticipó a sus marcadores, para sacar un cabezazo al que González reaccionó a una mano, acción que los salvadoreños celebraron como una anotación a favor, mientras los catrachos se lamentaban.
Un segundo punto agridulce para la Selecta ante Honduras como local en el Octogonal de Concacaf
Previo a esta situación, el portero salvadoreño no había sido muy exigido, aunque si incomodado con algunas aproximaciones de los hondureños, quienes llegaron hasta el área rival y terminaron sacando tiros desviados.
Otras de las acciones en las que el guardameta mostró seguridad fue con las centralizaciones que realizaron los catrachos y las que el guardameta llegó bien para rechazar o quedarse con el balón, sin exponer el cero a favor.
Alejado del peligro, Mario González también se convierte en un líder, para guiar a la defensa y que estos no se descuidaran, perdiendo el orden con el que lograron contener a los defensores.
De la última situación, el guardameta terminó un poco resentido del hombro y por el que habrá que esperar lo que diga el cuerpo médico para el partido del miércoles, en Toronto, contra Canadá, que será el primero bajo esta condición en esta octogonal.