El nadador Marcelo Acosta cuenta como vive la cuarentena por el coronavirus en Estados Unidos
El nadador nacional ha parado sus entrenamientos en EE.UU., donde reside, debido a la pandemia. Continuará preparándose para buscar un boleto a los Juegos Olímpicos 2021.
Como el planeta entero, el nadador salvadoreño Marcelo Acosta también vive la pandemia por el nuevo coronavirus (Covid19). Chelo reside en Kentucky, EE.UU., donde estudia Administración en Deportes, pero ha parado sus entrenamientos en el agua, aunque sigue haciendo físico y continúa yendo a su centro académico en la Universidad de Louisville, porque sigue “completando las horas del internado”, ya que solo le falta un semestre para graduarse.
Consultado sobre cómo está su vida de atleta, contó: “La semana pasada, tuvimos chance de entrenar un par de días más en la piscina, porque ya habían cerrado nuestra piscina de la Universidad, el sábado (anterior). Pero encontramos la forma de entrenar en un club, donde hay una piscina de 50 metros, y entrenamos por tres días, pero ya la cuarentena estaba”.
“Pero desde el jueves de la semana pasada, ya no hemos podido tocar agua. Lo único que hemos podido hacer es nuestro circuito, que normalmente yo tengo mi equipo en casa, saltacuerdas, mancuerna, un par de pesas, y he podido ir al parque a hacer ejercicios, solo para mantenerme activo. Ir al parque y sudar un poco, en este frío, es lo mínimo que se puede hacer ahora”, recalcó.
Si lo afecta o no el hecho de no estar nadando, se sincera: “Es difícil, pero lo es más para los nadadores de distancia, porque los de velocidad pueden no estar tan fuera de ritmo, porque su poder viene de su fuerza del gimnasio, de levantar pesas. Pero los de distancia somos los que nos metemos primero a la piscina y salimos de último. Estamos más tiempo ahí. Nuestro ritmo, nuestra fuente de la fuerza, viene del ritmo de la piscina, de saber cómo jalar el agua”.
“Nos afecta bastante, porque una semana sin entrenar en el agua tiene el mismo efecto que un mes desperdiciado. Es la realidad. Se pierde mucho tiempo, incluso con un día, se siente fuera de ritmo, y ya una semana es bastante difícil regresar”, confesó.