Acompañándolo en la carrera más larga y difícil. En la del adiós definitivo. Así se despidieron de Luis Merino, el joven runner salvadoreño que murió ahogado y su cuerpo fue encontrado el pasado miércoles, la mañana de este viernes familiares, amigos, conocidos y corredores, en Santa Tecla.
La carrera homenaje fue el primer paso de la despedida. Este fue el camino para luego ir hasta el cementerio, estar junto a la familia, y dejarlo partir hacia una nueva y mejor vida con palabras emotivas. Escoltar al corredor significaba también darle un descanso eterno.
Y todo lo hicieron de esta manera para honrarlo y homenajearlo, en este hasta siempre, con lo que a él lo apasionaba como eran las carreras. Por eso, muchas personas acompañaron su último recorrido partiendo de la funeraria donde fueron velados sus restos mortales.
Muchos runners del Team Aves y otros, así como corredores particulares, se sumaron a la iniciativa rumbo al cementerio privado donde descansa ya el cuerpo físico del salvadoreño. Hubo momentos para caminar y otros para trotar despacio, junto al cortejo fúnebre.
Luis Merino había sido localizado sin vida tras su desaparición en una playa.
Se trató de 12 kilómetros aproximados en los que se hizo este sentido honor póstumo, para ser solidarios también con la familia Merino y sus amigos de iglesia. Para los Merino, esta iniciativa fue de gran significado.
“Como familia, nos sentimos bien, por todas las personas que lo querían, amigos, compañeros de trabajo, de la colonia, conocidos, amigos runners”, sostuvo Guillermo Ernesto Merino, quien fue el encargado de ir al frente de la carrera, acompañando al grupo.
El hermano menor de Luis continuó: “(Correr) es algo que mi hermano me inculcó desde pequeño. La iniciativa de los amigos runners es una manera que a él le hubiese gustado que nos despidiéramos, porque era su hobbie (pasatiempo) favorito”.
“Le gustaba salir a correr, ganaba premios, le gustaba tanto. Y lo usaba para desestresarse del peso duro de la U, del trabajo, y siempre lo íbamos a ver con una sonrisa a la hora de correr”, añadió Guillermo.
Tanto el hermano como la familia reconocieron que se trató “de una despedida especial y perfecta”, que demostró la unidad y la solidaridad con ellos, en estos duros momentos. “Es lo que lo apasionaba a él, y que más runners se unieran es lo mejor que se pudo hacer, porque donde él iba siempre dejaba su huella”.
“Conocía a varias personas, de hecho a muchos los conocemos desde que comenzaron a correr, porque en el camino se va conociendo la gente y hablando, y terminando las carreras uno se saluda. Eso ocasiona el runner, conocer personas, hacer amigos, se hacen familia, por eso tantas personas lo conocen y todas lo aprecian demasiado, porque él era disciplinado y le gustaba compartir el éxito de él y de los demás, y lo celebraba como si era de todos”, manifestó.
Luis Merino recibió un sentido homenaje a lo largo de esta semana
Finalmente, despedirse con este enorme homenaje, corriendo como era uno de los motores de la vida de Luis, lo consideraron muy auténtico y algo que hubiese agradado a quien fuera en vida Merino. Su hermano así lo contó y describió la enorme persona que era el corredor.
“Como familia, significó algo especial. Él siempre fue servicial, le gustaba ayudar, daba todo el corazón, no me quedan palabras para decir el gran hermano que era”, sostuvo.
“Sé que le gustaría que nos despidiéramos así de él. Él practicó varios deportes, karate, natación, ciclismo, en todo deporte siempre le gustaba andar detrás. Y en los estudios, académicamente, siempre era de los mejores, en la universidad y en su escuela”, dijo Guillermo.
“En el trabajo, siempre se destacó por ser una persona responsable, admirable, respetuosa, colaborador, servicial. Por eso, cada persona que nos ha acompañado ha dicho cómo era él, ha dejado sus mensajes de que él tenía un gran corazón”, agregó un sentido hermano.
Según sus palabras, cada uno “lo ha despedido de la forma en que se merece, porque todos conocían que a Luis le gustaba hacer varias cosas, no era lo único (ser runner), Participaba de una ONG de la vista, en Chalatenango, cada febrero, era traductor y así ayudaba a facilitar el lenguaje a las personas para que pudieran tener sus propios lentes, los de bajo recursos, daba más para los que tenían menos, y no le importaba quedarse sin nada”.
Una despedida sentida y un homenaje en grande, como se lo mereció hasta su último momento el runner. Ahora, correrá la carrera más especial, en un lugar mejor y lleno de paz. Hasta siempre, Luis Merino, que descanse en paz.