De los ocho equipos que jugarán por el título, los tres grandes son candidatos puestos: Águila, FAS y Alianza son favoritos en un torneo marcado por la pandemia, por las irregularidades y, también, por algunas sanciones.
De la impresentable pelea entre Jocoro y Marte, por lejos el escándalo mayor del torneo, llegaron sanciones desiguales: siete jugadores suspendidos para Jocoro, cuatro para Marte. Y una suspensión extraordinaria para Carlos Romero, acusado de haber incitado a la violencia y de decir “que por ser el equipo de Hugo Carrillo, los árbitros siempre favorecen al Marte”. Después de este informe fue suspendido por seis meses. Imposible no pensar mal.
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En cuanto a lo futbolístico, Águila saca ventaja. El equipo migueleño tuvo una segunda fase impecable tras un arranque más que dudoso. Mayén y Nicogol se han transformado en la mejor conexión futbolística del torneo y deberán revalidar sus credenciales en el los enfrentamientos cara a cara.
FAS se quedó con el peleado primer lugar del grupo B con un agónico gol en el último minuto del colombiano Peñaranda. Este triunfo, además de cruzarlo con Sonsonate (a priori el rival más débil de los clasificados a cuartos), le da la ventaja de localía en una eventual semifinal ante los albos del Alianza.
Justamente los albos se recuperaron con dos victorias seguidas en el final de la segunda fase, tras los tropezones que provocaron el despido, apresurado, del español Juan Cortés. Su jerarquía de jugadores sigue intacta para ser considerado candidato al título.