El Covid-19 ha golpeado a todo el mundo y la industria del deporte ha sido uno de los mayores perdedores. La reprogramación de eventos importantes como Olimpiadas en Tokio, Copa América, Eurocopa, Wimbledon, se unen a la suspensión de las ligas de fútbol más importantes del mundo, incluyendo la nuestra.
Hemos sido testigos, como atletas élite alrededor del mundo han decidido donar y reducir sus salarios significativamente. En nuestro país, en tiempos normales, es muy complicado para un atleta poder vivir del deporte, no se diga durante esta pandemia. Para nuestra realidad, la mayoría de los deportistas que viven de su profesión son los futbolistas, seguidos por basquetbolistas y atletas sobresalientes en deportes individuales.
Para todos los mencionados anteriormente, una de las lecciones más importantes, es poder ser estudiantes atletas y lograr obtener carreras profesionales o emprender paralelamente hacen sus carreras como deportistas. Las oportunidades económicas y laborales se multiplican y no se limitan a cualquiera de las variables que se presentan en el deporte nacional, dejando fuera la pandemia que estamos viviendo, a la que nadie podía estar preparado. Pero sin duda, las probabilidades económicas son más favorables si me acompaña una educación profesional al deporte que practico.
El deporte rey, es el que más ingresos genera tanto a nivel mundial, como a nivel nacional. Lastimosamente a nivel nacional es uno de los peores administrados y manejados, esto antes y durante el Covid-19. Existen pocas excepciones, equipos que han logrado tener una visión y administración, pero muy poco para que sea una profesión aspiracional y digna para el futuro de jóvenes y sus familias.
El panorama post Covid-19, debe dejar a los futbolistas con el claro propósito de poder generar una superación personal y académica a través de una educación. La crisis nos ha dejado en evidencia, como a través de herramientas online, las excusas se acaban para los que no puedan acceder físicamente a una institución educativa.
Así como hay pocos equipos que han logrado generar y administrar sus ingresos, así hay pocos futbolistas que han logrado llevar su educación académica a la par de sus carreras. Si las señales de los amaños, salarios atrasados, finiquitos, contratos unilaterales, entre otras no han sido suficientes para identificar que, sino tienen una alternativa adicional al fútbol, sus futuros (cercanos) se verán comprometidos. Esta pandemia es una ultima señal para que inicie una nueva generación de futbolistas, no solo talentosos, sino que administradores, abogados, profesores, doctores, emprendedores y ¿porque no? directivos preparados en materia de administración deportiva.
La incertidumbre sobre la vuelta a la normalidad para el deporte seguirá estando vigente y la fecha para iniciar contratos y por ende ingresos a través de la profesión estará en el aire. No así la decisión de empezar o retomar una preparación académica, que puede empezar con aprender ingles, cursos de finanzas personales, cursos de entrenador, entre otras opciones. Nuestro deporte y sociedad necesitan de personas más preparadas, no vale quedarse solo viendo.