Ni crucifijos ni brujerías ni cosas raras. El partido del pasado domingo entre Sonsonate y Firpo fue más de lo mismo. Con poco ritmo, juego lento, dos goles y un penal no sancionado. Nada que no pase en otro juego de la Liga Mayor de fútbol, donde a nadie cuerdo se le ocurriría enterrar nada en la mitad de su terreno de juego y en las áreas. Algún afiebrado debería ser castigado en Primera por esto.
Claro, este partido tenía su condimento especial. Por eso se habló tanto en la previa “que el juego de la vida”, “el partido a todo o nada”. Al final, el empate terminó siendo más de lo mismo. Eso sí, con un buen marco de público en las tribunas del Ana Mercedes Campos. Las aficiones cumplieron, pero sus dirigentes…
De un lado, las amenazas de Pedro Contreras, hombre fuerte del Sonsonate (único hombre, en realidad, porque el resto de la directiva brilla por su ausencia) que dijo que si su equipo desciende, los jugadores no recibirían su salario. “Si el equipo no se salva del descenso estaría desapareciendo y los jugadores no tendrían derecho a cobrar …”. Un disparate difícil de explicar.
Del otro lado, Modesto Torres, un hombre que desembarcó en el fútbol sin mayor experiencia y pagó caro su derecho de piso, haciendo y deshaciendo “proyectos” técnicos, ilusiones y hasta haciendo y deshaciendo alineaciones. Y, claro, con sus jugadores varias veces atrasados en los pagos. Ahora, con la llegada de un empresario mexicano, llegaría el oxígeno económico ya que ‘compraría’ al equipo de Usulután en cualquier categoría. Si, compraría. Es que hace varias semanas que Juan Carlos Gutiérrez dijo desde León que su adquisición de Firpo estaba hecha en un 99 por ciento. Eso sí, el 1% se está alargando demasiado…
Los equipos que hicieron peor las cosas desde lo administrativo son los que sufren en este tiempo de “vacas flacas” de puntos en la acumulada. Les esperan otros tres partidos “finales” a cada uno. Ni la sanción de 6 puntos a los equipos orientales los pudo salvar de estar peleando palmo a palmo una permanencia en Primera División que en realidad no merece ninguno de los dos.